Capítulo 32

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Anastasia

Ya estamos de vuelta en casa después de pasar dos semanas llenas de aventuras y experiencias que jamás creí vivir en toda mi vida. El lugar era mágico y sus inmensos paisajes hacían del lugar algo único y majestuoso. Lo que vivimos juntos en familia fue maravilloso, que no sabría elegir que fue lo que más amé del lugar porque cada cosa tuvo su toque especial. Desde el momento que llegamos y salir a ver el amanecer con mi cincuenta yo ya había quedado enamorada de África.

Compartir de esa manera el cumpleaños de mis bebés es algo que será difícil de superar, ellos se divirtieron con todos sus tíos, abuelos y en especial con su padre que estaba más feliz y radiante a medida que pasaban los días y a pesar del susto con los leones eso no afectó sus ganas de seguir recorriendo cada parte de Botswana.

Pero bueno, el viaje llego a su fin y aquí en casa nuevos temores surgieron. Uno de ellos es que no les hemos informado nada de la cirugía al resto de la familia.

-Cariño ¿Cuando les dirás? Dentro de cinco días es la operación.

Terminó de acomodar su cabeza en las almohadas, apagó la luz de la habitación y me meto a la cama junto a él.

-No tengo cabeza para eso en este momento.

-Se que estas cansado por el viaje, mi amor. Pero tenemos que hablar, los niños tampoco lo saben y hay que explicarles.

Suspira profundamente y noto como se restriega sus ojos con cansancio.

-Mañana se los diré.-dice luego de unos minutos, recuesta su cabeza en mi pecho y se queda dormido.

Acaricio su cabeza porque por una extraña razón no tengo nada de sueño a pesar que hoy por la tarde regresamos a casa. Mientras observó el techo me recuerdo de los abuelos Trevelyan para informarles de la cirugía. Aunque mi hermoso dice que todo está bien con ellos yo sé que no es así porque de lo contrario hubieran viajado con nosotros.

Sigo pensando cómo les diré la noticia hasta que finalmente mis ojos se empiezan a cerrar poco a poco a causa del sueño. Antes de dormir profundamente logró cubrir a mi esposo con otra sábana y me dejó llevar por los brazos de Morfeo.

-Ana, despierta. Por favor.-escucho la voz afligida de mi hermoso.

Su tono me pone rápidamente en alerta y cuando abro mis ojos lo primero que miro es a mi esposo completamente pálido y con una fina capa de sudor surcando su frente.

-¿Qué pasa? ¿Que te duele?

Me levanto en un segundo y presionó el botón para inclinar la cama.

-Tengo muchas náuseas, necesito que me lleves al baño de inmediato.

Se aferra con fuerza a las sábanas y cierra sus ojos tratando de controlar su respiración. Lo siento en la orilla de la cama, pero noto que algo no está bien en él cuando no tiene equilibrio y está a punto de caer de cara.

-¿Que tienes, Benjamín?-digo muy asustada mientras lo ayudo a pasarlo a la silla.

-Estoy muy mareado.

Me apresuró a colocarle el cinturón y lo llevo directo al baño. Sin esperar mi ayuda levanta la tapa del inodoro y empieza a vomitar sin control, se tranquiliza unos segundos y luego mas arcadas vienen haciéndolo vomitar.

Me quedo a su lado cuidándolo aunque me preocupa lo mucho que vomitó. Su respiración es agitada y al ver que no puede ni incorporarse pongo mi mano en su pecho y lo ayudó muy despacio a ponerse de forma correcta.

Tomó una toalla y la humedezco, con cuidado la paso en su boca para limpiarlo. Cuando le pasó su cepillo de dientes me asusta la palidez de su rostro y los temblores en sus manos. Le quitó el cepillo y soy yo quien mejor le lava los dientes ya él parece no tener control sobre sí mismo.

Amanecer Contigo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora