LA REPENTINA DESAPARICIÓN DE LA CIUDAD DE NHIDH

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LA REPENTINA DESAPARICIÓN DE N'HIDH

Han pasado numerosos eones desde que se erigió la antigua ciudad d N'Hidh entre aquellas imponentes montañas del norte de P'Heing. Sus constructores fueron habilidosos magos que dominaban los secretos de la alta magia. Aquellos magos, de piel de madera similar a la de los sauces que podemos encontrar en la tierra, eran dirigidos por una extraña masa amebiana. Supongamos que la masa amebiana era la verdadera causante de la magia y quien poseía los conocimientos de esta. Ellos hechizaron a las criaturas de los lagos del clamor, que eran, seres grotescos y humanoides de aparente piel cobriza, con numerosas pústulas alrededor de su cuerpo, eran torpes desplazándose por tierra, pero, tenían la suficiente destreza para servirles a los magos como la mano de obra que necesitaban. Al cabo del tiempo, los hechizados lograron levantar inmensas murallas de jade verde, que, deslumbrarían a los ojos humanos, construyeron salas echas de mármol blanco, también, formaron ídolos de oro que los magos veneraban como temibles dioses, que eran increíblemente despiadados que se ceñían contra sus desgracias. Les realizaban sacrificios cuando las dos lunas del planeta se mostraban llenas. Entre los dioses venerados, se encontraba Adarnek, dios de piel escamosa, de color verdoso, semejante a un reptil alado, con varios brazos musculosos, los cuales eran adornados con numerosos objetos. Y poseía unos ojos severamente rojos, Adarnek, representaba la destrucción y el dolor. Cuando la ciudad fue una vez terminada, después de interminables años que conllevaron numerosas clemencias y después de haber poblado la ciudad con seres que habitaban por las montañas del norte, los magos, crearon una raza de elementales, algunos, hechos de roca, otros, de amatista, de arenisca del lago y de agua cenagosa. Crearon a estos seres por que tenían que proteger sus conocimientos, pero, durante la creación de la raza, hubo algo que no salió como es debido, hubo un factor extraño, que hizo que aquellos seres, mágicamente creados, se rebelaran contra sus propios dueños sembrando el terror y la muerte por las calles de la ciudad de N'hidh. Algunos de los ciudadanos llegaron a morir decapitados, otros, aplastados o golpeados por sus fuertes extremidades. No existía encantamiento alguno que los pudiera vencer, no había nada que pudieran hacer contra los elementales. Solo podían quedar expectantes hasta que la muerte les llegara. Todo cesó de repente, cuando ya no hubo ninguna criatura sobre la faz de la ciudad, pero, los seres elementales, seguían dirigidos por una fuerza caótica que no llegó a desaparecer, quizás en ese momento cesó la magia y comenzara a hacerse presente una fuerza aún mayor, propia de un dios, lo cual hizo que los elementales no se conformaran con la aniquilación total de sus creadores, si no que, destruyeron lo creado por los seres del lago y también aniquilaron a estos seres. Comenzó pués una gran destrucción y la ciudad de N'Hidh quedó hecha añicos bajo las montañas del norte. Los secretos de los magos quedaron sepultados junto a sus ídolos bajo los escombros de lo que un día fue un hogar y aquellos conocimientos desaparecieron para siempre. Al pasar varios eones, un gran diluvio sepultó lo que quedaba de la ciudad de N'Hidh. Y los elementales deambularon por el planeta sin rumbo alguno, ya que no tenían ningún objetivo y ningún porqué para su existencia. Algunos de ellos se erosionaron con el tiempo y desaparecieron, otros se evaporaron por las altas temperaturas del planeta y los que se mantuvieron, existirán hasta que cese el tiempo y el universo implosione. Hay numerosas leyendas entre los habitantes del planeta que dicen que la ciudad fue destruida por la ira de Adarnek, que los sacrificios realizados por los magos nunca fueron suficientes para su dios. Que el propio Adarnek intervino en la creación de los elementales, que aquél fue el factor que falló en la creación y que hizo que la ciudad de N'hidh desapareciera para los restos. Sean leyendas o no, los habitantes del planeta hayaron flotando en el agua numerosos cuerpos con marcas extrañas que jamás habían visto con anterioridad e ídolos que representaban a Adarnek.

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