La Niña que tomó LSD por accidente

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<<En el universo solo existen dos cosas: energía y materia>> es lo que escuchó Ayla cuando contemplaba perpleja la profundidad de las palabras que pronunciaba el señor de la televisión

-Ayla cariño vamos un rato al parque- dijo su madre por detrás

-Jo mamá es que me apetece estar viendo este documental con Hally (Hally era su muñeca de trapo)

-Solo un ratito hija, que te va a venir bien tomar un poco el aire

Ayla asintió con la cabeza, no le apetecía ir a ningún parque, siempre estaba lleno de chicos mayores con los que no podía hablar y de niñas pequeñas con las que no le gustaba hablar <<¡cualquiera desobedece las órdenes de mama!>> solía pensar Ayla, porque no le gustaba que le regañaran. Se puso sus zapatos de caminar (así los llamaba ella), luego cogió a Hally y fue corriendo con mamá. Cuando salieron a la calle no pudo evitar mirar a un par de pajarillos que volaban muy bajo y cerca suyo:

-¡Mira mamá esos pájaros son verdecillos!

-Yo los veo más bien marrones hija- contestó la madre

-¡No mamá su especie se llama así! Lo vi en la tele el otro día.

Las dos se echaron a reír. A los pocos minutos llegaron al parque de al lado de su casa, (no iban a otro porque estaba demasiado alejado y se les hacía ya de noche) Ayla empezó a correr hacia una mesa donde dejó su mochila, Hally se le cayó encima de la mesa, se le pegó algo a su bracito, era una especie de cartón cuadrado en la que había dibujado un ojo. Ayla lo cogió y lo observó, ella tenía la mala costumbre de meterse todo en la boca, lo cual se metió aquél cartón en su lengua, sin tragárselo.

-¿Qué te has metido en la boca?- preguntó su madre

-Nada, solo me estaba limpiando los labios- contestó Ayla.

Entonces la niña comenzó a jugar por todo el parque, el cual estaba vacío. Fue a unos columpios, después se tiró por un tobogán, todo esto en un rango de 40 minutos hasta que llegó al arenero. Ayla cogió una pala y un cubo que algún niño se habría dejado, empezó a verlos diferente, un tanto distorsionados, a veces parecía que se agrandaba y se achicaba por momentos, cuando levantó el cubo vio a un ser hecho de pelo, enano, con ojos blancos que se comunicaba a través de la mente:

-¿Te gustan los libros?- preguntó el ser

- ¡Vaya que si me gustan! Estoy siempre con uno... uy... espera... ¿Quién eres?

- Soy el señor Misispiklis, orador del arenero, creador de relojes de arena y creador de la arena.

-Ayla cariño vámonos a casa- dijo su madre

Pero la pequeña observó que su madre estaba increíblemente lejos, parecía que el parque medía kilómetros, pero se levantó y dijo:

-¡adiós señor Misispiklis!- dijo mientras corría

De pronto lo que le pareció que estaba lejos se encontraba cerca haciendo que se chocara contra una valla:

-Ten cuidado niña- le dijo una voz, pero no vio a nadie.

Se levantó y fue paseando con su madre hasta casa, se encontraba un poco mareada por que el suelo parecía un caleidoscopio, las nubes se repetían y los pájaros parecían volar muy cerca de su cara y gritaba de vez en cuando:

-¡Malditos pájaros! ¡Están por todas partes!

-Cariño, ¿te encuentras bien?- preguntaba la madre

Ayla observó a su madre y vio que tenía los ojos enormes como si las estuviera mirando con dos vasos de cristal:

-¡ay dios mío eres horrible!

CUENTOS DE OTRAS DIMENSIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora