La Trampilla Al Submundo

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André estaba deseoso de probar las semillas alucinógenas que había adquirido por internet, las Hawaiian Baby Woodrose, lo tenía todo planeado, quería irse desde por la mañana con su mochila en dirección para el monte y ahí pasar el día encima de una roca mientras escribía y contemplaba la realidad. El quería hacerlo en fin de semana y este llegó, se despertó bastante temprano y comenzó una caminata que duró alrededor de una hora y media. Se sentó a descansar, ya que el tenue calor de la primavera le había dejado un poco cansado. Cuando recuperó las fuerzas se dispuso a pelar aquellas semillas. Solo ingirió cinco de ellas porque era su primera experiencia y es lo que le recomendaba un amigo que ya las había probado un tiempo atrás. Se encontraba muy feliz, al principio se puso música agradable para tener un buen viaje, a los 40 minutos empezó a notar vibraciones por sus meñiques izquierdos, de seguido escalofríos y por último se vio introducido en el viaje psicodélico. Empezó a escribir una historia magnífica sobre robots en la edad media, de cómo un ejército de estos atacaba un castillo lleno de humanos, la inspiración corría por su mente, el bolígrafo parecía que escribía solo, el tiempo de alrededor parecía no existir, solo existía el folio en blanco junto con su acelerada imaginación. Soltó un suspiro, de seguido escuchó un sonido metálico el cual no le gustó absolutamente nada. Bajo sus pies se abrió una trampilla y se vio cayendo por una rampa de oscuridad, el gritaba desesperado, le invadió el terror más absoluto, no sabía a donde se dirigía hasta que cayó en una explanada verde, podía apreciar alrededor una serie de hadas revoloteando a su alrededor, estas parecían muy simpáticas, alzó la vista y vio que estaba en una extraña ciudadela de roca, un sub mundo extraño donde abundaban seres gnómicos. De pronto escuchó una trompeta con las siguientes palabras:

-¡Intruso! ¡hay un intruso!

Se empezó a sentir un leve temblor en la tierra, lo cual André se levantó y empezó a correr, echó la vista atrás y vio a los gnomos persiguiéndole, estos tenían una cara demoníaca, a André se le empezó a acelerar el corazón, entró en pánico, cosa que le hizo correr más rápido, pero, uno de los gnomos consiguió arañarle la pierna haciéndole sangre. André torció un par de calles y se metió en una casa, por fuera todos los gnomos golpeaban las paredes y las puertas. En medio del salón había una niña gnomo que sonreía de oreja a oreja, a André esto le pareció muy tierno y tranquilizador, pero de pronto la niña sacó un cuchillo y se lanzó a por él. André le paró con sus manos y la lanzó por la ventana haciendo que se rompiera y que entraran más gnomos a su vez. Corrió escaleras arriba entrando en una habitación en la que bloqueó la puerta con diversos muebles, encima de una cama que allí había se encontraba un gnomo mayor.

-¡Necesito que me ayude señor! ¡me quieren matar!- exclamó André

-¿No notas como se derrite todo?- preguntó el gnomo

El chico se quedó extrañado y empezó a ver a su alrededor como se derretía todo inclusive él formando un charco y de pronto oscuridad.

Volvió a despertar se encontraba enfrente de una puerta gigante de madera, como si fuera de un castillo medieval, está se abrió y pudo apreciar a lo lejos como un ejército de robots voladores se acercaban a toda velocidad hacia su posición al mismo tiempo que disparaban. André se puso a cubierto, miró a su izquierda y había un ciudadano que le decía:

-chico tienes que activar la bomba eléctrica que está encima del torreón

Desesperado André cogió una espada y fue en dirección de aquél torreón, abriéndose paso entre numerosos combates contra aquellos robots. Cuando entró en el torreón vio una bola eléctrica y André lanzó su espada provocando una gran explosión.

Se despertó de nuevo en un mundo rodeado de dulces, la acera era de chocolate, las farolas de caramelo, las nubes de algodón de azúcar rosa y enfrente suya había un gnomo verde, le entró el pánico al recordar su experiencia anterior con los gnomos que le querían matar y este dijo:

-mira lo que pasa cuando pulso este botón

André se impresionó y se empezó a derretir de nuevo entre gritos hasta que se hizo un líquido viscoso del que emanaba una especie de vapor un tanto tóxico que llegó a acabar con la vida de aquél gnomo.

Un nuevo despertar aconteció a André, pero esta vez ya estaba en el monte, suspiró por un momento de alegría, vio que estaban sus cosas. Cayó durante unos instantes porque no había acabado todo, empezó a escuchar como una persona reptaba detrás suya, se giró y era su abuela muerta que iba en dirección suya diciendo:

-Ven aquí, te voy a contar un secretito

André gritó de terror, cogió sus cosas y empezó a correr monte abajo, por encima de los arboles que le rodeaban no paraba de ver hombres sombra que saltaban de un árbol a otro, pero André fue más rápido. Pronto llegó a un camino de tierra, pero a medida que avanzaba parecía que este camino se alejaba y se acercaba continuamente. Pero pudo llegar a su destino. Entró al pueblo donde vivía, con la suerte de encontrarse las calles vacías corrió y corrió hacia su casa para esconderse de todo lo que le perseguía, quería estar en vilo hasta que todo se pasase. Entró en su casa, no vio ni a su padre, ni a su madre, se metió en la habitación en un rincón sentado abrazando sus rodillas. Empezó a escuchar golpes en su armario, no quería ver lo que sucedía ahí dentro, de seguido escuchaba voces de varios seres en un idioma bastante extraño. De pronto se abrió el armario y de él salieron varios gnomos que empezaron a atacarle, le dieron una paliza hasta que perdió el sentido.

Despertó en el suelo de su habitación al poco tiempo, ya se le habían pasado el efecto de las semillas, se examinó su cuerpo en busca de golpes sin encontrar absolutamente nada. Entonces se relajó, todo lo que había vivido desde la montaña hasta su casa había sido un mal viaje de LSA. Juró por su vida que no volvería a probarlo más por que podría volverse un psicótico. Escribió todo esto en una historia en su ordenador y la compartió en un blog en internet el cual recibió muy pocas visitas, pero a André le sirvió para madurar como persona y para mejorar como escritor principiante.

CUENTOS DE OTRAS DIMENSIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora