31-Compañera de vida

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Cuando el último botón de su frac estuvo ajustado, lord Derby alzó la vista y miró a su esposa. Al acabar de su acto pasional, el cual aconteció fogoso y cargado de urgencia contra la pared, Katherine se cerró en su peculiar timidez que la caracterizaba, pues en ese momento le había dado la espalda demostrando así su estado de vergüenza producto de lo que había ocurrido.

Tenía que admitirlo, como hombre que era, le encantaba hacerle el amor a su mujer.

Esta vez se había mostrado bastante resuelta a su arrebato cuando, aprovechando que estaban solos, se acercó a ella y la tomó como un loco... ¡por los clavos de cristo! Sin ningún tipo de delicadeza.

Frustrado se aliso los flequillos de su caballo que pegados a su frente hacían de testigos de su arrebato.

-Amor me disculpo por lo que acaba de ocurrir, no tenía que haber actuado de esa manera yo...-adelantó unos pasos y se colocó junto a ella y la tomó por las mejillas. Ella se mordió los labios en un gesto suyo que demostraba cuan nerviosa estaba.

-No, no pasa nada -Katherine volvió a morder sus labios, pero Evans con el dedo impidió que se hiciera daño.

Le sostuvo bien la mirada para que lo entendiera y con un movimiento de sus dedos en su barbilla la instó a que lo mirara a los ojos fijamente.

-Si pasa, porque estas en cinta y lo que acaba de acontecer no le hace bien al niño en tu vientre-acarició su mejilla con la palma abierta mientras se acercaba más a su cuerpo y tocaba su vientre que ya empezaba a notarse. Susurraba lo dicho, como si fuera algo del que guardar con celo.

Llevado por ese tibio sentimiento que se le esparcía en el pecho, la abrazó fuertemente y cerró los ojos. Iban a tener una criatura por la que ver y criar... los dos, él y ella. Y se permitió imaginarse como sería. Si iba a ser niño o niña y, se dio cuenta de que la preocupación de un heredero varón, no le importaba, porque al final de cuentas viniera lo que viniera lo querría igual.

No sabía qué le pasaba, pero después de ese acto tan lujurioso y fuera de contexto con ella, estaba transformado. Todavía no había pasado mucho tiempo, pero estaba seguro que algo había cambiado.

-Evans, gracias por este momento-la voz se dificultaba por estar aplastada a su pecho, pero no le importó.

¿Ella le agradecía por poseerla sin decencia en el despacho?

Se apartó para verla a la cara.

-Me temo que no sé a qué te refieres...

Ella apartó los ojos de los suyos y los enfocó en su pecho, buscando en que anclarse.

-Por...-carraspeó-porque me has hecho el amor de esa manera tan... demostrativa y llena de pasión.

Seguramente ella había querido decir salvaje, quizás más adelante tendría que averiguar cómo era que había instruido a su esposa en la intimidad, porque estaba empezando a dudar de lo que ya conocía de ella sobre sus gustos y lo que prefería.

Ninguno de los dos escuchó la puerta abrirse.

-Perdón si interrumpo.

La voz de Lady Jane hizo que ambos reaccionaran y tomaran una postura presentable ante la marquesa.

Evans la saludó con una leve inclinación. Detrás vio que entraba su hermana, lady Evelyne y esperó a Enid, la cual no llegó.

Después de enderezarse miró a las damas frente suyo.

-¿Fue agradable el paseo? -les preguntó tratando de concentrar su mente en algo.

-Sí hijo, mejor de lo que esperábamos-confirmo la marquesa mientras tomaba asiento en el mueble mas cercano.

Entre dos Nobles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora