Capítulo 17

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Capítulo 17

Se parece a ti.

1234, Valta

Palacio Real de Dinasty

Cuando acabaron las clases, Kayla decidió ir a hablar con la profesora Aeneau. Su profesora se encontraba limpiando arduamente el invernadero, donde se celebraba la clase. Para que supiese de su presencia golpeo suavemente el cristal de la puerta con los nudillos.

-¿Está ocupada?

Llevándose la mano al pecho del susto, la pelirrosa se giró a mirarla.

-Kayla... pasa, pasa- intento sacudirse el peto vaquero manchado de una especie de polvo dorado- Estaba limpiando, hemos estado trabajando con Gardenias Explosivas y se ha puesto perdido todo.

Las gardenias explosivas eran unas preciosas flores mágicas que explotaban soltando un extraño pero brillante polvo dorado. Eran junto con las anemones brillantes sus flores favoritas.

-Quería hablar con usted de una cosa que hemos dicho hoy en clase.- Acepto la indicación de su profesora y tomo asiento delante de ella- ¿Es verdad que hay unas flores magicae que te hacen recordar las cosas?

-Ahh... Si, las begonias ipsum- rebusco entre sus papeles- ¿Hay algo que quieras recordar Kayla?

-Ehh, si, ¿sabes dónde puedo encontrarlas?

Decidió tutearla, porque aparte de que ya no estaban en horario escolar, le estaba pidiendo una cosa muy personal y privada, y quería que lo supiese.

-Pues si- saco uno de los papeles del monto y lo leyó rápidamente- De hecho, la semana que viene llegan algunas que he pedido, no me importaría darte algunas.

Estaba sentada tranquilamente en los verdes jardines de palacio mientras dibujaba el desconocido rostro que no paraba de aparecerse todo el rato en su cabeza y sus sueños. Aunque tenía muchas cosas que estudiar, su mente pensaba que a lo mejor al lograr plasmar el rostro conseguía recordar a quien le pertenecía.

-¿Está ocupado?- escucho la voz de Oliver a su lado.

Kayla negó y el joven príncipe tomo asiento a su lado. Llevaba el traje de combate así que dedujo que posiblemente acabase de salir de entrenar. No se habían hablado desde lo que paso en la fiesta, y aunque le gustaría poder decir que no, la verdad era que las cosas habían sido un poco incómodas desde entonces.

-¿Qué haces?- pregunto Oliver mirando por encima de su hombro el dibujo.

La ignis avergonzada intento taparlo, era verdad que dibujaba medianamente bien pero tampoco era una artista.

-¿Quién es?- un curioso Oliver volvió a mirar el dibujo- Se parece a ti.

-¿Qué?- Kayla le miro desconcertada.

-Que se parece a ti- señalo el dibujo- Si tenéis los mismos ojos y labios.

Kayla extrañada lo comprobó y se dio cuenta de que era verdad, sí que se daba un aire a ella, bueno, más que un aire se parecía bastante.

-Se parece tanto a ti- añado Oliver- que incluso diría que es tu padre.

Un momento... ¿Que?

¿Su padre? Eso era imposible, si bien era cierto que nunca le había conocido y que su madre no guardaba fotos suyas, se atrevería a negar que era su progenitor. Aunque claro, había un parecido innegable, eran demasiado iguales como para no sopesar esa propuesta. Se levanto de un salto dispuesta a llamar a su madre y sacarle una confesión.

-Lo siento tengo que irme- echo a andar sin ver la cara de decepción del príncipe.

Arrepintiéndose se giró, se agacho, y le dio un pequeño beso rápido en la comisura de los labios.

-Nos vemos mañana, aquí, a las seis- aclaro y se giró.

-¡No faltes!-le grito.

Iba ya por el pasillo de su habitación cuando fue consciente de lo que había hecho. ¡Por Merlín! Había besado a Oliver.

Gracias a Merlín su madre le había cogido el móvil la primera vez que había llamado. Su adulta versión de ella misma le sonreía desde la pantalla mientras que le preguntaba que tal le iban las cosas. Pese a que la había echado mucho de menos, Kayla no podía evitar estar un poco resentida con su madre, si lo que Oliver había dicho era cierto, había estado mintiéndola durante años.

-¿Quién es este, mamá?- la corto enseñando el dibujo.

Su progenitora perdió totalmente el color en la cara.

-¿Quién es?- repitió apretando los labios cada vez más enfadada.

-¿D-de donde has sacado eso?- su madre no paraba de acariciarse las sienes, señal de que estaba estresada.

-¿Quién es, mamá?- cuando vio que abría la boca la corto- No me mientas.

Cada vez la rubia estaba perdiendo más los nervios, si había algo que Kayla no toleraba eran las mentiras, y su madre lo sabía muy bien, y aun así seguía intentando mentir.

-Kayla cariño, creo que esto deberíamos hablarlo mejor en persona- en persona y una mierda.

-¡He dicho que quien es!- estallo finalmente la rubia.-¿Es mi padre?

Sus ojos se acumularon de lágrimas por la rabia que sentía al haber sido engañada tantos años.

-¡¿Es mi padre, mama?!- su madre asintió incapaz de responder.

-Kayla cariño... déjame explicarte.

-¡¿Por qué mamá?!- finalmente estaba llorando- ¿Por qué me mentiste?

-¿No me vas a contestar?- bufo negando con la cabeza - Perfecto mamá, perfecto.

-¿No me vas a contestar?- bufo negando con la cabeza - Perfecto mamá, perfecto

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Internado MurdorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora