Capítulo 15

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Capítulo 15

El discípulo de Deisor

1234, Valta

Palacio Real de Dinasty

Kayla corría velozmente intentando no perder de vista al desconocido, que ella sospechaba que era peligroso. El extraño giro a la derecha llevándola a meterse en una habitación que se encontraba a oscuras, iluminada únicamente por la luz de la luna. La rubia miro extrañada a su alrededor, pero no vio a nadie, cuando un golpe la hizo girarse. Las puertas de la sala se habían cerrado de golpe y Kayla intuía que el extraño tenía algo que ver.

-¿Estabas siguiéndome pequeña Ignis?- escucho su voz, pero no sabía dónde se encontraba la persona.

-¿Quién eres?-pregunto.

Armándose de valor abrió la palma de la mano y concentrándose consiguió invocar una pequeña llama que ilumino un poco la habitación. Resguardado entre las sombras distinguió distinguir al extraño hombre, debía rondar los treinta años, una horrorosa cicatriz cruzaba su rostro desde su ojo izquierdo hasta su boca, otorgándole así un aspecto terrorífico. Sus ojos negros inyectados en sangre hacían que se te pusiese la piel de gallina solo con verlos.

-¿Quién eres?- volvió a preguntar levantando la mano amenazándole con quemarlo.

-Lo importante no es quien soy- su voz grave y tenebrosa retumbo por toda la habitación- lo importante es que quiero de ti.

Kayla dio un paso atrás justo cuando él se lanzaba dispuesto a atacarla. Corriendo con el corazón martilleándola llego a la puerta e intento abrirla sin suerte. Debía de haberla embrujado.

-No vas a salir de aquí, no hasta que yo lo diga.

Su atacante levanto la mano en puño y golpeo el suelo haciendo que unas gruesas ramas saliesen de este y la atraparan, Kayla intento liberarse, pero cuando más forcejeaba más la apretaban.

-Es inútil- se acercó a ella hasta que quedaron frente a frente- No vas a salir de ahí.

Kayla le miro repugnada y le escupió manchándole la cicatriz. Los negros ojos del desconocido brillaron de rabia y levanto su mano dándole un puñetazo que la dejo sin sentido.

Cuando Kayla recupero la consciencia se dio cuenta de que estaba en los jardines del palacio y que estaba en movimiento. Cuidadosamente para que su atacante no supiera que estaba despierta miro a su alrededor, su cuerpo levitaba a unos cuantos centímetros del suelo. Intento moverse, pero una extraña fuerza no se lo permitía. No estaba muy segura de adonde la llevaba, pero sabía que estaban cerca de salir de palacio, y que como lo consiguieran estaba perdida.

Dispuesta a salvar su propia vida, Kayla estiro la mano en dirección al extraño, y convoco unas pequeñas bolas de fuego que golpearon su espalda, pillándolo desprevenido y logrando así que cayese al suelo y por fin pudiera moverse. Sin mirar atrás y a toda prisa la rubia echo a correr para ponerse a salvo.

-¡No podrás ir muy lejos!-grito su atacante.

Sujetando su vestido para no pisárselo y caerse, Kayla corría a toda velocidad esquivando arboles cuando una bola de hielo estampo a su lado fallando así el intento de herirla. Siguió corriendo mientras múltiples balas de hielo se estampaban a su alrededor. Cuando Kayla pensó que estaba teniendo buena suerte, un de ellas acertó y se le clavo en brazo, tirándola al suelo del impacto. El dolor estallo en su brazo izquierdo, a pocos centímetros de su hombro. La sangre fluía caliente manchando su vestido, pero por suerte, Kayla comprobó que la bala no estaba dentro, si no que solo la había rozado.

-Ya te tengo zorra- gruño su atacante.

Justo a tiempo la joven logro invocar un escudo de fuego parando así las balas de hielo que había lanzado para atacarla. Kayla aprovecho el aturdimiento de su atacante porque hubiese conseguido parar su ataque para que guiada por su instinto agarrase su cara y dejase fluir se fuego interior hacía el. La soltó cuando sintió que fue suficiente. Lentamente vio como sus venas de color negro ahora se marcaban y su piel iba adquiriendo un tono rojo a medida que el fuego de fénix recorría su cuerpo, su piel caliente soltaba humo. El fuego ascendió y observo como su atacante gritaba cuando alcanzo sus ojos y estos se volvieron rojos, hasta que finalmente su poder le consumió.

Harley paseaba tranquilamente por los jardines recuperando el aliento de tanto bailar, cuando Kayla apareció. La joven cojeaba mientras avanzaba, tenía el cabello despeinado y pegado a su cuello, su vestido destrozado estaba manchado de sangre, y con su mano sujetaba un trozo de tela que intentaba detener una descontrolada hemorragia. La princesa ahogo un grito cunado vio como la joven caía desmayada a pocos metros de ella. Con el corazón en un puño se acercó a comprobar si estaba bien.

-¿Kayla?- sacudió su hombro, pero esta no respondía.

Dirigió la mirada hacía la herida que ahora había quedado descubierta. Tenía muy mala pinta, los bordes habían adquirido un tono azulado por el hielo de la bala, pero la herida continuaba sangrando, dejando cada vez más débil a la Ignis.

-Oh dios mío- sus ojos se llenaron de lágrimas al comprobar el débil pulso de la chica- Oh dios mío... n-no te mueras por favor.

-No te mueras.

Pero ya era demasiado tarde, su pulso era cada vez más débil y su respiración estaba fallando, además, la Ignis ya estaba viendo la luz del final del túnel.

Internado MurdorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora