Decisiones dificiles

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― hola… Melo… ¿sigues ahí? ― escribe ella, cortando mis pensamientos.

― si perdona ―

No sabía que decir, o hacer… ¿Cómo darle una respuesta o una explicación a ella cuando ni yo mismo las tenía? Entonces… hice lo que siempre hago:
― perdona… es que no sé qué decirte… yo estoy con Elizabeth, y somos buenos amigos, no se… la verdad… perdona, pero necesito tiempo para procesar lo que me has dicho ― huir…

Huir de los problemas, no darle solución y simplemente aplazarlos, es lo que siempre hacía, la verdad, lo único que sabía hacer…

― tranquilo Melo… lo respeto… solo lo dije porque no podía más… espero esto no afecte nuestra relación… ―

― no… somos amigos, y eso no cambiará ― o eso creo… ahora la verdad no sé.

Esa noche no pude dormir. Las ojeras en mi rostro resaltaban bastante.
Al día siguiente mientras me miraba al espejo solo podía pensar en maneras de no ir a la escuela ese día, de qué manera y con qué mentira podía huir de aquella situación, pero siento que tocan el timbre de la casa. Escucho a mi madre abrir la puerta y hablar con alguien… no entendía nada hasta que pude escuchar el nombre de Max dicho por el mismo, y al bajar efectivamente era él.

― amigo tal pareces estar enfermo ¿todo bien? ―

― para mi maldición, si… mi salud está bien ― respondí sin ánimos ninguno.

― ¿de salud? ¿paso algo? ―

― vamos a mi habitación… te contaré todo mientras me visto, de hecho… ¿y eso que viniste? y más a esta hora ― pregunte porque la verdad nunca había sucedido.

― subamos y también te contaré cuando tu termines de decirme lo que pasó ―

En mi cuarto le conté todo lo que pasaba, y se rio más de 5 formas diferentes.
― amigo y eso te tiene preocupado de manera tal que no te dejó dormir ― aumentó su risa ― vamos no es para tanto ― volvió a aumentarla.

― no entiendo el chiste, pues no eh podido dormir pensando en todo ―

― que exagerado Melo, eso no es nada del otro mundo ― dijo agarrando su estómago de lo fuerte que reía, seguro mi madre abajo pudo escucharlo.

― olvídalo… y a ti que te pasó ― seguía viendo raro que estuviera en mi casa, aunque me seguía incomodando su risa.

― un problema con mi padre, pero como lo que me acabas de contar es tan gracioso que te prometo que ya lo olvidé ― se había demorado en soltar su cometario sarcástico mezclado con soberbia.

Terminé de vestirme y salimos en búsqueda de Adam y él estaba casi en el mismo estado que yo. Se sentía un ambiente super raro e incómodo. En todo el camino nadie hablo ni miró al otro, todos con la cabeza baja, mirando al suelo y caminando como si hubiera pasado algo malo.
Al llegar a casa de Elizabeth, sale la mamá y me dijo que subiera y que hablara con ella porque decía que no quería ir a la escuela. Aquella noticia fue totalmente extraña y creó una mala espina en mí, les dije a Adam y Max que se adelantaran y pude notar que se fueron chismoseando.
Subí a la habitación de Elizabeth y ella ni la uniforme tenía puesto, aún estaba en piyama, un poco revelador (admito que miré lo que no debía pues tenía corto el escote) pero pude reaccionar rápido y decirle:

― tu mamá me dijo que no quieres ir a la escuela ¿Por qué? ¿Qué pasa? ― admito que tenía un poco de miedo.

― no pasa nada… no quiero ir y punto… ― el mal carácter se notaba mucho.

― pero… ¿Por qué no? ― insistí.

― dije que no y punto ― respondió alzando la voz.

― entonces… yo tampoco iré… me quedaré aquí contigo… tampoco me apetecía… ― dije mientras me sentaba en su cama con mucho temor.

― si como no… tú quieres ir porque alguien te está esperando ― dijo mientras se volteaba y evitaba verme a la cara.

Cuando menciono eso vinieron las respuestas de mis porque, ella ya sabía… Helen le había contado… ¿habrá creído que la dejaría por ella? ¿estaba celosa? Debía averiguarlo, aunque me muriera del miedo que ella me daba.

― tal vez… bueno si… mis amigos me esperan porque se fueron preocupados por ti, porque saben que pasé mala noche por una situación incómoda que se me presentó, tienes razón… me están esperando… pero… el mundo puede esperar por mi todo lo que quiera o lo que aguante… la persona que nunca va a esperar por mi serás tú… porque siempre estaré ahí para ti ― vale ni yo mismo me creía que era capaz de decir cosas así.

Volteo hacia mí y su rostro cambió automáticamente, luego puso su típica cara de psicópata y gritando “idiota” me abrazó y luego me besó. Admito que eso me tranquilizó mucho. Luego ella dijo que nos apuráramos que nos cogería tarde para llegar y empezó a cambiarse frente a mí… y yo como un bobo me quede mirando…

―  no me vaciles tonto y ayúdame a organizar la maleta ― me dijo riéndose pícaramente.

― lo siento… ahora lo hago ―

― ya tendrás tiempo suficiente de mirarme semidesnuda y desnuda todo lo que quieras, pero ahora apúrate con la maleta por favor ― eso me reventó la cabeza ya que era la primera vez que se tocaba ese tema.

Bajamos corriendo y nos despedimos de sus padres, y su mamá me miró con una dulce sonrisa. Llegamos agotados a la escuela ya que fuimos todo el camino corriendo y en la puerta estaban Max y Adam, los cuales se rieron de nosotros.

En clase noté que Adam aún estaba cabizbajo y en el recreo decidí preguntarle:
― ¿Adam que pasa? ―

― ya lo sé todo… el porqué de tus ojeras…  el por qué Elizabeth no quería venir… lo que ustedes no saben es algo… ― eso sonó muy raro viniendo de su parte.

― ¿Qué pasa amigo? ―

― lo que pasa es que… me gusta mucho Helen… muchísimo… desde que nos la presentaste… aunque no lo aparente ― dijo casi sin poder hablar pues su voz era muy baja y extraña en él ya que siempre estaba gritando.

Aquello me destrozó el alma… la chica que le gustaba a mi mejor amigo le gustaba yo… y yo la verdad a pesar de lo que pasó por la mañana aún no sabía si me gustaba Helen o no… estaba super confundido… no sabía que hacer o decir… debía acabar de tomar esta difícil decisión.

Mi Primera y única noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora