Aquí estoy y aquí estaré

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Al escuchar que decidió operarse no sabía si estar feliz, asustado o que sentir, simplemente estaba paralizado tratando de interiorizar y asimilar todo lo que Armando me había dicho.

― hijo ¿Estás bien? ― me pregunta mi madre.

― solo… quiero estar a solo… ― dije luego de tardar unos segundos.

― déjalo señora Jackson… debe tener mucho que pensar… tranquilo Melo, aquí voy a estar ―

― gracias Armando… ― dije casi sin voz y me dirigí a mi cuarto.

Caminaba simplemente por inercia y sin ningún pensamiento en mi cabeza, fue solamente llegar a mi cama y comenzar a llorar, así porque si, y por qué no, no era poco lo que me acababa de enterar, yo pensando que mi novia estaba engañándome con otro y resulta que la chica a la que amo puede fallecer o sucederle cualquier cosa mala por causa de un tumor cerebral, el cual explica muchas cosas y parte de su ultimo comportamiento.
¿Por qué no me di cuenta antes?

Mis lagrimas no dejaban de caer, y yo estaba sentado en mi cama con los codos en mis rodillas y mis manos en mi cabeza, apretándomela mientras lloraba, sin poder mover un musculo más, solamente el de mis dedos y mis lágrimas. 

― ¿Melo?... mi Melo ― me dice mi mamá al entrar a la habitación y verme así.

Se sienta a mi lado y me abraza mientras derrama unas lágrimas conmigo.

― mamá… Elizabeth va a morir… ―

― no digas eso mi pequeño, no pienses así ―

― mamá… yo no sé si podré verla de nuevo… soy un idiota, creí que ella me estaba engañando con otro, mamá… ― mis lágrimas de culpa y dolor no paraban de caer.

― lo se hijo, tu amigo Max me contó cuando le pregunté preocupada por lo que te había pasado, y no te culpes, cualquiera en tu posición habría pensado igual, no seas tan duro contigo… lo que nadie nunca iba a imaginar semejante tragedia ―

― no sé qué hacer mamá… ¿Qué hago? ―

― ¿tú quieres a Elizabeth? ―

― la quiero mucho mamá… y lo sabes ―

― entonces lo que debes hacer bebé es ir y hablar con ella, y apoyarla en todo, ya que ella lo necesita, lo necesitan ambos, ahora más que nunca, estar juntos, ella debe tomar una difícil decisión amor, y si la quieres de verdad… debes tomar su mano… antes de que sea tarde… que no te pase igual que a mi bebé ― al decirme esto ella empezó a llorar más fuerte que yo.

los recuerdos del funeral de mi padre vinieron solos, los cuales me dieron fuerzas para secarme las lágrimas y abrazarla, sonreír un poco y secar sus ojos aguados.

― ese es mi niño… el señor Armando esta abajo, dijo que te esperaría por si decidías ir a su casa ―

― si voy a ir… hablaré con ella ―

― perfecto… por favor Melo… cuídala… por todos, es una buena chica ―

― eso haré mamá ―

Le bese la frente y baje las escaleras.

― ¿y entonces? ― dijo Armando al verme.

― Armando ¿Elizabeth dónde está? ―

― esta en casa hijo ―

― ¿puedo ir? ―

― sabes que esa es tu casa Melo… nuestra hija nunca tuvo mejor compañía que tú, ni siquiera nosotros le sacamos la mitad de las sonrisas que tú le creas en su rostro ―

― quiero hablarle, hacerle saber que estoy a su lado ―

― me alegra mucho oír eso hijo mío… ― una lagrima salió de sus ojos ― vamos, se nos hace tarde, puedes quedarte si quieres ―

― si usted así lo permite… me gustaría hacerlo ―

― pues así será… ya hablé con tu madre antes… vamos, iremos en mi coche ―

Me despedí de mi madre y me monté en el auto. Fuimos callados por todo el camino y al llegar la señora Eliza estaba en las afueras de la casa, Armando se bajó del auto y con una sonrisa puso la mano en el hombro de Eliza y le besó la frente, ella comenzó a llorar.

― está en su cuarto Melo, puedes subir ― me dijo mientras señalaba la casa.

― gracias… buenas noches señora Eliza… ―

― buenas noches hijo mío… ― me dijo casi sin fuerzas ― pasa… esta es tu casa ―

― gracias ― le respondí mientras agachaba la cabeza.

Al entrar suspiré… y subí lentamente las escaleras, tratando de relajarme, aunque eso fuera en vano. Camine lentamente hasta su habitación la cual se encontraba abierta y un poco oscura, al entrar la vi en su cama sentada, leyendo un libro tranquilamente, como si nada estuviera pasando.

― valla, mira quien decidió venir ¿ya se te quitó la perreta vida mía? ― me dijo risueña y coqueta.

Su tranquilidad me asustaba mucho, y me hacía temblar, tanto que me bloqueaba completamente, y todo lo que había pensado en el camino para decirle se me borró por completo de la memoria.

― señorito, va a estar toda la noche ahí parado o va a venir a donde está su novia ―

Caminé como un zombi hacia ella hasta llegar a la cama. Ella me tomó por el brazo y me empujó en dirección a ella, me dio un beso y me dijo:

― yo no puedo creer que imbécil de mi novio todavía este bloqueado por lo que le dije hace dos días ―

― no… ― dije luego de bajar la cabeza.

― ¿y qué te pasa Melo? ¿Por qué estas así? ― su forma de hablar me llenaron de valor.

― Elizabeth… ya lo sé todo… y primero que nada quiero pedirte perdón… ―

― ¿de qué hablas tonto? ¿perdón por qué? ―

― perdón porque te vi hablando con un hombre muy de cerca y pensé que me estabas engañando ―

― ¿engañando? ¿con mi tío? Mira que eres bobo Melo ― empezó a soltar una risa muy burlona ― ¿enserio te pusiste celoso porque me viste con mi tío? No puedo contigo ― continúo riéndose.

― ya se lo del tumor Elizabeth… ― esas palabras detuvieron su risa.

― ¿ya sabes? ¿Qué sabes? ¿Cómo lo sabes? ― dijo tartamudeando mientras su rostro cambiaba de risa a espanto.

― Armando me contó todo… y ahora entiendo todo… ―

― ¿te contó mi papá? ¿Por qué? ¿Cuándo? ― comenzó a alejarse de mí.

― Elizabeth… no importa… no importa lo que te esté pasando… no cambiará nada ―

― ¿Qué hablas? ¿Cómo lo sabes? Nunca debiste enterarte… ― la interrumpí abrazándola.

― estoy muy asustado Elizabeth… no quiero que te vayas… quiero estar siempre a tu lado, eres la persona más especial que tengo después de mi madre, la chica que me hizo querer tener amigos, la que me enseñó a querer, a sonreír, a cambiar mi manera de pensar, y quiero que sepas que no me quiero alejar de esas chica ―

Luego ella comenzó a llorar, y a mí se me escapó una lagrima también.

― ¿Qué vas a hacer Elizabeth? ― le pregunté mirándola a los ojos.

― tengo mucho miedo Melo… ― me respondió aumentando su llanto.

Yo volví a abrazarla, pero esta vez más fuerte, y comencé a acariciar su pelo.

― sea lo que sea que decidas voy a estar a tu lado, siempre, tomándote la mano, apoyándote en lo que sea que decidas, perdón por ser tan tonto en todos estos meses ―

― yo te quiero así tonto ― me dijo mientras me abrazaba ella también y colocaba su cabeza en mi pecho.

Espere unos minutos así, tome su rostro con mis manos y le dije:
― Aquí estoy, y aquí estaré ―

Mi Primera y única noviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora