Dejarte ir

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"Soñé que te conocía por fin.

Estabas al medio de un grupo, como una estrella en su concierto; rodeado de luz y felicidad.

Todo en ti resplandecía; me llamaba a que te mirara. A que reparara en ti.

Tú aún no me veías, pero, gracias a tus inquietos ojos, sabía que me sentías.

¿Lo sabías en ese momento?

¿Lo sabía yo?

Comenzaste a buscarme entre la multitud, pero yo sabía que no me verías.

Me encontraba al final de toda aquella gente que te admiraba cantar, observando sin ser vista. Porque sabía que, si ponía un pie en tu dirección, ya no me detendría hasta estar a tu lado.

Y eso me asustaba.

Sentía que tenía que irme, porque por mucho que yo sintiera que pertenecía a ti, tu hogar lamentablemente no era el mío.

Debía volver a despertar en mi realidad.

Dejarte ir.

Así que comencé a retroceder en las sombras sin dejarte de mirar; me quería llevar un último recuerdo de ti antes de que te volverás a desvanecer ante mis ojos... pero cuando una lágrima comenzó a deslizarse por mi mejilla, tus ojos me atraparon como dos imanes que están inmediatamente conectados por una fuerza mayor, paralizándome en medio de mi huida.

Por un momento solo fuimos los dos.

La música y el ruido de la gente se apagaron como solo se pueden apagar en un sueño, o una película, y al igual que yo no podía apartar mis ojos de los tuyos, tu no los podías apartar de mí.

¡Cuánto esperé volverme a perder en tus preciosos ojos!

En tu intensa mirada que solo me transmitía amor...

Y así, con recuerdos que no debería tener, innumerables lágrimas comenzaron a lavar mi cara.

Mi alma ansiaba lo que sabía que no podía tener... algo más profundo que las solas miradas o sonrisas de amor...

Mi alma ansiaba, una vez más, estar en tus brazos... recordar el calor que me transmitían, y como me hacían sentir... Como si fuera la única.

Como si estuvieras dispuesto a todo por mi... así como yo estaba dispuesta a todo por ti.

Pero como en un sueño te conocí, nunca existió realmente esa mirada y ese sentimiento de amor, ¿verdad?

Nunca me abrazaste ni sentí tu calor; ni tampoco existió ese sentimiento de que era única para ti... porque eso sería absurdo...

Jamás paso.

Así que, aún con las mejillas empapadas, logré regalarte mi sonrisa por última vez...

Y me di la vuelta para dejarte ir.

Porque tenía que hacerlo por ti, por ambos... pero principalmente por mí".

Si la vida fuera patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora