Volvernos a ver

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"No te preocupes; volveremos a vernos –me dijo con su preciosa sonrisa iluminando su rostro antes de desaparecer de mi vida.

El cabello se le revolvía salvajemente por culpa del viento, lo que le daba un aspecto de ser parte del aire que nos rodeaba.

Era una despedida, pero se veía feliz; sonreía como nunca lo había visto sonreír... como solo sonreía para mí: con los ojos.

Todo en él transmitía seguridad. Tranquilidad, y diría, que hasta cierta paz.

Él sabía que nos volveríamos a encontrar.

Lástima que su paz interior no pudiera venirse a mi cuerpo, porque yo no estaba para nada en paz.

Él era libre, como el fuego, como el mar; salvaje. Indomable.

Intachable.

Como las gaviotas que solo son dueñas de ellas mismas para poder volar...

Allá, lejos; donde nadie las puede juzgar.

¿Allá podré llegar?

¿Tan seguro estaba de que podría seguirlo, que me prometió que nos volveríamos a ver?

Porque, aunque me duela admitirlo, sé que aquí, ahora, donde estoy, donde me encuentro, él nunca me podrá encontrar.

Sé que jamás se atrevería a pisar un lugar tan manchado como esta realidad.

Sé muy bien que lo consumiría... o que él la consumiría sin querer.

Pero lo que no sé muy bien, es si tengo el valor suficiente para tomar mis cosas e ir trae el...

Si de algo estoy segura, eso sí, es que ya sea en esta vida como en la otra, nos volveremos a ver; tú con tu deslumbrante sonrisa me mirarás desde lo alto, porque estas destinado a brillar, y yo, flotando, porque sé que estoy destinada a volar, te miraré y subiré lentamente, pues por mucho tiempo aguarde como para correr ahora...

Me extenderás la mano, y me abrazaras con una ternura infinita que solo tú sabes transmitir, y me dirás suavemente al oído: "por fin te dignaste a venir"

Y yo, contagiándome con tu sonrisa, te pediré perdón por haberte hecho esperar".

Si la vida fuera patas arribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora