Oh no... (12)

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Abrieron una puerta cada uno, sorprendiendo a los padres por el abrupto golpe y allí, los ojos de la princesa se abrieron con sorpresa.

- ¡Se lo ruego! Todas las pistas que me dieron me guían hasta aquí. Por favor, permítame ver a la princesa Alexandra.

- Por última vez... ¡Aquí no hay ninguna princ. . .!- que fue en ese momento en el que se abrieron las puertas.

Allí, rogando a los padres se encontraba aquel castaño oscuro... El mismo que pensó que no volvería a ver en su vida porque lo mandó a un castillo falso, que no existía, un castillo que no podría ser encontrado jamás, pero allí estaba...

- ¡Princesa!- el príncipe sonrió como nunca antes y casi corrió hasta reunirse con ella ignorando totalmente lo que iba a decir el rey, donde la abrazó como si fuese una amiga o una conocida de toda la vida. Después se separó de inmediato de ella y pidió perdón.- Perdone mis terribles modales...- tomó sus manos casi como si fuese a prometerle algo- Vine a encontrarme con usted, mi querida Alexandra Line...- Su hermano la miró alzando una ceja con extrañeza, y ella se encogió de hombros, como diciendo que no se le había ocurrido otro apellido- Es usted más hermosa que la primera vez que la vi... Permítame...- se arrodilló ante ella y besó el dorso de su mano.

- G-Gracias... príncipe Christian...- sonrió ella con ternura y algo avergonzada por aquel gesto tan cercano, junto con el otro gesto de arrodillarse y después levantarse y mirarla tan apasionado.

- ¿¡QUÉ SIGNIFICA ESTO!?- Gritó el padre sorprendiendo tanto a sus hijos, como al invitado.

- Suplico, si es posible, ofrecer una propuesta para tomar la mano de su hija como mi esposa...- habló orgulloso todavía tomando su mano como si fuese de porcelana, después la abrazó por la cintura y la acercó a su mismo, Álex se sonrojó bastante, pero después miró a su padre fijamente, este buscaba explicación mientras estaba rojo de rabia, con las venas de la sien y el cuello infladas como si fuesen a reventar y una socarrona sonrisa se coló entre los labios de la princesa al verlo arder con tanta ira en su cuerpo.

- ¡Yo no tengo una hija! ¡Ambos son varones!- gritó el hombre enfurismado, tomando la muñeca de su hija y zarandeando fuertemente a la pobre muchacha para arrebatársela al príncipe- ¡Eres un maldito enfermo! ¡Quítate ese vestido inmediatamente!- la empujó con intenciones de tirarla al suelo, pero el príncipe invitado la tomó en brazos antes de eso, igual que su hermano.- ¡No te vas a casar con mi hijo! ¡Márchate de aquí!

- ...- Álex tembló y tragó saliva, miró a lado y lado hacia Christian, quién estaba confundido y hacia Keenan, qué estaba pálido y asustado, no había vuelta atrás, después inspiró profundamente.- Padre- se levantó y enfrentó al padre- soy una princesa, jamás seré un príncipe. Soy la hija mayor, la heredera al trono.

Todos se quedaron congelados allí, incluso los guardias que protegían las puertas y estaban viendo en primera fila todo lo que sucedía, pero sin órdenes de poder entrometerse en aquel asunto; incluso las criadas que habían visto a Álex así vestida en el pasillo... Todos ellos se quedaron congelados y en trance, sólo el padre y ella estaban en una realidad sin efectos de terror, pánico o confusión. Pero pronto pasó a ser el padre el único que no estaba en ese estado, cuando, Keenan, quien no pudo alcanzar a su hermana a tiempo, tuvo que ver como este la arrastraba del hombro, impidiendo que caminara, como si no tuviera sentido, no tuviera valor, y la sacó arrastrando de la habitación por los suelos, en esos segundos que solo se escuchaban los gritos de su hermana intentando soltarse, fueron los que lo dejaron petrificado, aterrado, pálido, y conteniendo el grito de pánico. Después salió corriendo de la sala, abandonándolo todo, arrebatando una espada a uno de los guardias que había por allí, también congelados por la escena, y corriendo tras su padre, no con otras ganas que no fueran las intenciones de matarlo por dañar a su hermana, humillarla, y maltratarla como había hecho. De repente, los gritos de su hermana cesaron, como si hubiera desaparecido sin dejar rastro, y empezó a buscarla desesperadamente para acabar con su padre por el mal que había ocasionado.

En ese mismo instante, el padre casi arrastraba de malas maneras a su hija, por unas escaleras de piedra, tirando parte del pelo y del hombro, hasta que llegaron a un lugar oscuro, desolado, nauseabundo y sucio, donde la arrojó en una celda, ella inmediatamente se levantó para golpearlo con los puños dado a la imposibilidad de tener un arma. pero solo una fuerte bofetada fue lo que arrancó todo el aire que residía en sus pulmones, más que nada por el golpe contra la pared que la mareó, desorientó, desestabilizó y causó unas terribles náuseas que la dejaron tirada en el suelo.

- Estás muerto para el reino- fue lo único que sus oídos pudieron percibir antes de escuchar un estridente sonido de la puerta de barrotes de acero oxidado de la celda cerrándose herméticamente con una llave. A partir de ahí, cayó inconsciente por el mareo que sentía y la fuerza con la que había recibido aquel terrible golpe que desde luego dejaría alguna marca en su frente y sien.

Cuando despertó estaba tumbada en una cama de paja, con una cobija sucia y descolorida que la tapaba e impedía que tuviera frío en aquel húmedo lugar. La única iluminación que tenía eran dos antorchas que alumbraban la estancia pequeña, el suelo era de tierra, en el que caminaban algunos... más bien bastantes, insectos que se enterraban en tierra o escapaban del alcance de las celdas, también había alguna piedra pequeña repartida por el suelo de forma aleatoria... Ella se encontraba sobre una cama de paja, inspiró profundamente, sintiendo un profundo olor a sudor, animal, puede ser que un olor a muerto bastante nauseabundo, quizás también un olor a heces o similar... Tragó saliva y su nariz se arrugó con asco, después se tapó la misma. Los barrotes de la celda eran de un acero negro donde la mayor parte estaba oxidado. Al otro lado de la puerta, había un guardia que le daba la espalda, que iba caminando de lado a lado, desde lo más cercano a la puerta, hasta donde estaba ella, en el fondo. Había una celda justo delante, en la que había una mirada castaña, vieja y arrugada, su edad estaba algo marcada, quizás acentuada por el encierro en aquel lugar, y la poca iluminación que había, y él no parpadeaba, casi que sentía que podría comerla con la mirada, por lo que tuvo que bajar su mirada al sentirse intimidada. El color de su cabello no se veía por la oscuridad del cuarto, pero claramente podía decir que estaba sucio, aceitoso, desaliñado y largo, también desordenado y como si se hubiera hecho el intento de romperlo para cortarlo por lo que era desigual, y tapaba un ojo por la largura del mismo. Sus ropas eran simples, estaban rotas y sucias, ennegrecidas y manchadas por tierra, barro, o quien sabe...; en la otra punta de la misma celda había un agujero en la tierra, no podía identificar para qué era, pero... asumiendo que no había un baño en la celda, podría imaginarlo... Arrugó de nuevo la nariz de forma instintiva. Tragó saliva y volvió a mirar al guardia, justo en el cambio de turno. Hubo una breve conversación y después la voz del hombre nuevo sonó alta y clara:

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¿Mejor definición para este capítulo?

Oh oh...

No hay nada mejor para definirlo...

En fin...

Aquí quien quiera matar al padre ------------------->

Aquí quien quiera matarme a mí -------------------->

Y poco más que pueda decir :"3

Espero que os haya gustado aunque haya sido un poco sad, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo de la historia.

Bye~

By Ecchisforlife

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12.- Princess (Trans/LGBT+)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora