1

3.3K 197 125
                                    

— ¿Otra vez te iras a la montaña Albedo? — Preguntó Klee con su rostro entristecido.

Albedo miro a la pequeña soltando un suspiro y arrodillándose para quedar a su misma altura.

— Sabes que tengo trabajo que hacer Klee, además ¿Hoy no ibas a jugar con Razor? — Preguntó ahora el mayor mientras acariciaba la cabeza de la más pequeña.

— Pero Albedo pasa mucho tiempo en la montaña y ya no juega conmigo. Oh espera Acaso... ¿Sacarosa es más divertida que yo? —.

La pregunta de Klee tomo por sorpresa a Albedo, pasaba mucho tiempo con ella, pero no podría compararla con su pequeña hermana además era obvio que la diversión que podría tener con Sacarosa era muy diferente a la que podía tener con Klee, la pequeña ni siquiera podría entender alguno de sus complejos libros.

— Sacarosa nunca será más divertida que tú, pero debes entender que tengo trabajo que hacer, alguien tiene que pagar por las cosas que explotas — En parte era cierto... Él tomaba la responsabilidad por el caos que causaba Klee...

— Mmmmhh ¡¿Y la próxima vez puedo ir contigo?! — Pregunto la pequeña de forma un tanto exigente.

— Lo voy a pensar, no deja de ser un lugar bastante peligroso, ya me tengo que ir diviértete con Razor prometo regresar temprano—.

— Está bien...— Acepto aún algo deprimida pero no le quedó de otra.

Y así tras esa conversación Albedo se dispuso a ir a Espina Dragón a trabajar en su investigación junto a su asistente Sacarosa y tras una larga caminata ya había llegado a su laboratorio donde Sacarosa ya se encontraba haciendo algunos apuntes y demás.

— ¿En qué trabajas Sacarosa? — Preguntó Albedo acercándose por la espalda de la nombrada viendo lo que tenía en la mesa.

Por la sorpresa Sacarosa no pudo evitar sobresaltarse e incluso sonrojarse un poco algo que le solía pasar a menudo cuando Albedo se le acercaba tanto y de forma tan precipitada.

— Eh, bueno, no es nada solo estaba organizando un poco las cosas de ayer trabajar así sería algo incomodo — Respondió aún algo nerviosa.

— Oh gracias, bueno entonces a seguir trabajando—.

— Sí maestro—.

La verdad Albedo odiaba que Sacarosa lo llamara maestro o que en general le hablara tan formal, pero por más que se lo dijera ella no entendía así que no le quedaba de otra más que aceptarlo y seguir con el trabajo. Las horas pasaron con normalidad, trabajo y conversaciones triviales lo que ambos acostumbraban.

— Albedo-Sensei — Llamó Sacarosa.

— ¿Mmh? ¿Pasa algo? — Preguntó Albedo acercándose a su asistente.

— Parece que esta página del libro es muy vieja y se ve dañada, no termino de entenderlo —.

Albedo se acercó a observar con detenimiento aquella página, el tener al joven alquimista tan cerca Sacarosa no podía evitar ponerse nerviosa como en la mañana, pero en esta ocasión no parece haber sido pasado desapercibido.

— Sacarosa pareces algo agitada ¿Te encuentras bien? — Preguntó Albedo aproximándose más a la recién nombrada y colocando la mano en su frente — Pareces algo acalorada, tal vez necesitas descansar, yo puedo terminar de decodificar el libro — Dijo amablemente.

— Ah- Este, no es necesario, quiero decir creo que tengo algo de calor, solo tomaré algo de aire un segundo, bueno ya regreso — Se explico Sacarosa y no tardó en alejarse de la zona.

— ¿Calor? — Se preguntó a si mismo Albedo — Pero si estamos en medio de la nieve... ¿Serán muchas antorchas? — Albedo no lo terminó de entender, pero regreso a su investigación.

Y mientras que Albedo regresaba a su investigación Sacarosa estaba tratando de enfriar su rostro, para ella Albedo era tan inteligente, talentoso y ¿Por qué no? Atractivo, tenerlo tan cerca hacía que su corazón se acelere y se ponga nerviosa, esos ojos azules, ese cabello rubio recogido en una coleta, su elegancia a la hora de moverse o hablar, él era simplemente perfecto y cada día que pasaba junto a él mientras más se acercaban no podía evitar ponerse cada vez más nerviosa ¡Tenía que controlarse! Pero... ¿Cómo? Realmente le costaba sin embargo tenía que continuar con su trabajo.

Sacarosa regreso al laboratorio notando que su libro tenía varías hojas al acercarse pudo ver que eran anotaciones de Albedo de aquellas palabras que no terminaba de entender por el estado del libro.

— Oh por fin regresaste Sacarosa ¿Te sientes bien? Estaba pensando si las antorchas te dan mucho calor tal vez podría moverlas o quitar alguna — Hablo amablemente Albedo al notar que Sacarosa había regresado.

— ¡Oh no se preocupe Albedo-Sensei! Yo bueno terminaré con mi investigación —.

— Bueno, si no tienes problemas yo ya me retiro, le prometí a Klee volver temprano — Dijo Albedo mientras se levantaba de su asiento.

— ¡Albedo-Sensei! — Llamó en un impulso Sacarosa.

Albedo dirigió su mirada a Sacarosa curioso de lo que le fuera a decir, pero realmente ella no tenía nada que decirle, solo lo llamó por un pequeño impulso, ahora estaba nerviosa ¿Qué le diría?

— Yo... Bueno... Me preguntaba... ¡Ah! ¡Me gustaría leer el libro que usted ilustra! — Realmente no era el tipo de lectura que acostumbraba, pero fue lo primero que vino a su mente en ese momento.

— ¿La novela de Xingqiu? No hay problema, te puedo conseguir un volumen, ahora que lo dices haces tiempo no le envió una carta, es un chico divertido — Comento Albedo con una pequeña sonrisa — No pensé que te gustaban ese tipo de historias, no parece ser tu tipo — Agregó algo curioso por la respuesta de Sacarosa.

— Bueno, siempre es bueno todo tipo de lectura, además... — Pauso algo dudosa de seguir o qué, pero la mirada curiosa de Albedo la hizo ceder — Me gustaría ver sus ilustraciones — Finalizo algo avergonzada.

— Oh, ya veo — Respondió algo sorprendido — No sabía que te interesaba tanto el dibujo, algún día puedo enseñarte, ahora si me tengo que ir, nos vemos Sacarosa — Y así Albedo se despidió de la joven de cabello verde.

Amor Entre AlquimistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora