11

1.5K 141 74
                                    

— ¡¿Quién quiere waffles?! — Exclamó Hu Tao con alegría por la mañana.

— ¡Waffles! ¡Waffles! — Exclamó Klee levantando los brazos seguida de Razor.

— ¡Waffles para todos! — Exclama aún más feliz — Oh, pero, ya quemé una sartén a menos que les gusten quemados no creo que los quieran — Dice un tanto avergonzada mostrando su sartén quemada.

Los rostros de alegría de Klee y Razor se volvieron de total desilusión, parece que no habría wafles de desayuno...

— ¡Albedo salva el día! — Ruega Klee de rodillas.

Realmente él prefería no tener que cocinar, de hecho, estaba bastante cansado no porque la habitación que le dio Hu Tao fuera incomoda, en absoluto y en su opinión tenía una decoración muy interesante y agradable sin embargo parece que Razor y Klee no compartían aquel gusto en decoración y durmieron junto a él, claramente ellos estaban llenos de energía mientras que él quería dormir.

— Bien... Les prepararé el desayuno —

— ¡Yey! — Exclamaron los tres ¿Niños?

Y así la mañana pasó relativamente tranquila todos disfrutando del delicioso desayuno que preparó Albedo después de todo no era solo talentoso en la alquimia o en el dibujo, en general era de esperar que cualquier cosa que intentará le salga bien, bueno, casi todo.

— Bueno ya saben que si van salir a pasear por la ciudad deben tener cuidado y no causar disturbios, en especial tú Klee — Advirtió Albedo.

— ¡Oh si! ¡Oh si! Igual siéntanse como en casa, aunque ya saben... Cuidado por donde van — Hablaba en general con alegría, pero su advertencia si que le puso un tono tenebroso con su sonrisa burlona.

— Razor cuidar de Klee, Klee mi lupical —.

Con eso dicho Albedo y Hu Tao y aunque el alquimista ansiaba llegar cuanto antes el camino se vio interrumpido cuando la atención de Hu Tao se la llevo una vendedora de joyería.

— ¡Mira! ¿No son lindos? — Pregunto emocionada señalando los anillos.

— Admito que lo son, aunque no creo que tengas más espacio en tu mano —.

— Uh si... Tengo muchos anillos ¡Igual hay que comprar más! Solo era un segundo y seguimos — Sin esperar respuesta jalo a Albedo hacía la vendedora.

Con la impaciencia de Hu Tao por jalar a Albedo ni siquiera pudo percatarse de que había empujado a alguien por accidente.

— ¡Ouch! — Se quejó Sacarosa — ¿Por qué siempre me empujan...? —Dijo para si misma antes de levantar la vista y ver a Albedo.

— Sa...carosa — Pronunció débilmente el rubio.

Sacarosa estaba sentada en el suelo por la caída con la mirada petrificada en los ojos de Albedo que no estaba mucho mejor, tardo unos segundos en procesar la situación hasta que por fin pudo acercarle su mano esperando que ella la tomase para levantarse sin embargo ella seguía en el suelo viéndolo, sentía vergüenza y también molestia, sus ideas no se organizaban como le gustaría. Hu Tao mientras observaba la escena algo confundida ¿Se conocían? ¿Por qué se veían tan incomodos? También se sentía mal de haberla empujado, pero ¿Era buen momento para pedir perdón?

Tras aquellos largos segundos Sacarosa por fin reaccionó poniéndose de pie por si sola y rechazando por completo la mano de Albedo algo que en definitiva lo hirió peor tampoco la culpaba.

— Yo... Bueno, lo siento — Se disculpó con intensión de ya irse.

Quería detenerla, pedirle perdón, decirle que realmente no recordaba nada de aquella noche, que le llevaba gustando por tanto pero simplemente fue un idiota que no podía darse cuenta, pero no le salían las palabras ¿Era esto aquello de lo que alguna vez escuchó? No quería sentirse así, se supone que Sacarosa era la persona con quién más cómodo se sentía, pero aun así...

— Ups... — Dijo Hu Tao empujando con la cadera a Albedo hacía a Sacarosa.

— ¡Sacarosa espera! — Llamó Albedo tomándola de la mano.

— A-Albedo — Pronunció nerviosa — Y-Yo, mejor no te interrumpo, yo, bueno —Le costaba hablar, sentía como se le iba el aire, quería salir de esa situación.

— Lo siento — Pronunció avergonzado — Probablemente no quieras hablas ahora y mucho menos de... eso — Realmente no sabía que decir sentía como su corazón se aceleraba, soltó un suspiro tratando de calmarse — Tal vez podamos hablar después... Por favor —.

Ambos tenían el rostro más que enrojecido y sus corazones estaban acelerados, querían salir corriendo de esa situación, pero a la vez había cosas que decirse, eran tantos sentimientos a la vez para personas tan tranquilas como ellos era realmente caótico.

Sacarosa miro sutilmente a Hu Tao quien estaba detrás de Albedo con sus pulgares arriba y una sonrisa ¿Quién era ella y por qué los estaba animando? Estaba segura que era la misma de chica de aquel día, pero por sus gestos no parecía en absoluto incomoda, tal vez no estaban saliendo realmente...

— ¿Podemos vernos en la posada Wangshu por la noche? — Aunque pudo formular la pregunta sin trabarse no podía mantener el contacto visual.

— Por mí está bien —.

Ambos se quedaron viendo unos segundos sin percatarse que la mano de Albedo seguía tomando a de Sacarosa, tal vez querían quedarse unos minutos más, tan solo un poco.

— ¡Hu Tao! ¡Se lo que hiciste! — Se escuchó el grito de Xingqiu a lo lejos.

— Creo que ya me voy — Dijo Sacarosa y se retiro siendo observada como se alejaba por Albedo.

— ¡¿Eh?! ¿De qué hablas? — Preguntó confundida.

— ¡Secuestraste a Albedo! Jamás espere una traición así de tu parte — Reclamó con cierta indignación.

— ¿Secuestrarlo? Yo solo le dije que le enseñaría cosas geniales — Respondió con una sonrisa burlona.

— ¿Enseñarle cosas geniales? Dime que no es otro cliente tuyo— Estaba preocupado por la ambigüedad de las palabras de su amiga.

— ¿Eh? En absoluto, si dejarás de quejarte te darías cuenta que está justo ahí — Dijo con tranquilidad y luego señaló a Albedo.

— Oh... ¿Qué esta viendo? —.

— Mmm... No lo sé, aunque seguro será interesante saberlo — Comentó con gracia.

Amor Entre AlquimistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora