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¿Se sentía bien? Sí ¿Odiaba descansar y no trabajar? Sí ¿La ponía nerviosa hablar con Jean? ¡Sí! ¿Entonces por qué faltaba al trabajo? Fácil, sería realmente vergonzoso ver a Albedo a la cara después de aquello... Ellos se habían besado y tocado de manera tan... Tan... Oh vaya que no quería pensar en eso debería solo ir y decir ¨Hola Albedo-Sensei ¿Cómo está? ¨ ¿Podría hacer algo como eso? ¡Claro que no! Hablar con Jean realmente no parecía ser un problema en comparación a hablar con Albedo.

Y así fue, Sacarosa presento una solicitud para tomar vacaciones y conseguirlas no fue difícil la verdad con todo lo que trabajaba, es más, seguiría en su investigación, pero desde casa donde no tendría que ver a Albedo.

— ¿Tomó vacaciones? — Preguntó desconcertado Albedo.

— Sí ¿No lo sabías? Supuse que tu la habías convencido — Respondió con serenidad Jean.

— No me mencionó nada... Bueno, gracias Jean yo ya me retiro — Agradeció y acto seguido salió de la oficina.

Realmente estaba desconcertado ¿Por qué había decidido tomar vacaciones tan repentinamente? ¿Se sentía aún enferma? Ella realmente es adicta a trabajar sin mencionar que siempre evita hablar con Jean ¿Habrá pasado algo? Para asegurarse de que todo estuviera bien se dirigió a la casa de su compañera, si ella necesitaba ayuda en algo estaba más que dispuesto a ayudarla, en cuanto llegó toco la puerta no tardando en ser abierta no por Sacarosa, más bien por Kaeya.

— Hola Albedo ¿Qué tal? — Saludo Kaeya.

— ¿Hola? Bien... Supongo — Saludó desconcertado ¿Kaeya? ¿Qué hacía el aquí? — ¿Sacarosase encuentra? ¿Puedo hablar con ella? —.

— ¿Quién es...? — Preguntó Sacarosa encontrándose con Albedo causando un intenso sonrojo en ella — A-Albedo... Sensei — Balbuceo con vergüenza.

— Creo que sobro aquí, con permiso — Habló Kaeya retirándose de ahí.

Albedo miro a Kaeya alejarse, se sentía... Raro, muy raro ¿Qué hacía el aquí? ¿Tenía algo que ver con sus vacaciones? Sacarosa se veía bastante roja, tal vez solo seguía enferma y el la había ido a visitar como cualquier amigo el también había venido a visitarla como su amigo ¿No?

— Sacarosa ¿Te encuentras bien? No estaba enterado de que tomarías vacaciones... Quiero decir, me alegra que descanses, no lo sueles hacer solo... Es un poco raro que desaparezcas de la nada — ¿Por qué se le hacía tan difícil hablar? Le costaba mucho formar las oraciones correctas.

— Yo... Bueno, quiero decir — Su corazón se estaba acelerando ni siquiera podía verlo a la cara ¿Cómo podía preguntarle algo así? ¿O hablarle con tanta naturalidad? Ella realmente estaba avergonzada — N-n... ¿No crees que es raro...? — Balbuceo con dificultad por la vergüenza.

— ¿Raro de que hablas? Raro es que desaparezcas así de la nada, ni siquiera hablaste conmigo al respecto, somos compañeros de trabajo ¿No? — Respondió confundido por las palabras de Sacarosa, realmente no lo entendía.

Que Albedo actuará como si nada y luego solo la llamará su compañera de trabajo la hirió, ella estaba tan avergonzada y él solo se preocupaba por no tener a su asistente, realmente le dolió y con ello no tardó en cerrarle la puerta dejando al rubio aún más confundido ¿Qué había pasado?

— ¿Le cerraste la puerta? — Preguntó confundido Kaeya a lo cual Sacarosa lo ignoro y se metió directo a su oficina — Supongo que esa conversación no salió bien... — Dijo para sí mismo.

Un día, dos, tres, cuatro... Y así los días pasaron no tardando en ser una semana y Albedo seguía preguntándose ¿Qué pasó? ¿Ella estaba bien? ¿Qué hacía ahí Kaeya? Le costaba concentrarse, Quería que Sacarosa volviera...

— ¿También tomaras vacaciones? —Preguntó algo sorprendida Jean.

— Si es posible —.

Jean soltó una pequeña risita con todos los rumores que corrían por ahí del lío amoroso del dúo de alquimistas se podía dar una idea.

— Está bien — Respondió con una sonrisa.

Y así Albedo también tomo unas vacaciones.

— Mona, tu eres una chica — Afirmó Albedo.

— Vaya que observador...—.

— Si de la nada dejarás de venir de visita y cuando voy a ver si te encuentras bien me cierras la puerta y luego no das rastro de vida por días ¿Cuál sería a razón? — Vaya que era una pregunta especifica.

Mona tenía una pequeña sonrisa en su rostro, esperaba este momento tarde o temprano después de todo su informante Kaeya ya se le había adelantado a Albedo en contarle aquella situación.

— Bueno... Supongo que podías haber hecho algo que me haga sentir mal o tal vez algo que me avergüence decirte y prefiera evitarte — Sugirió Mona.

Albedo se quedó pensativo buscando en sus recuerdos algo que podría haber hecho.

— ¿Tomar tu lápiz sin permiso es suficiente? ¿Incluso si luego compré otro para remplazar el anterior? Tal vez tenía un valor sentimental... — Sí, para Albedo tenía sentido, tal vez Sacarosa estaba avergonzada de reclamar aquel lápiz, pero podía ser especial para ella...

— ¿Qué? ¡No! Sabes Albedo... El corazón de una dama es más complejo que eso...— Regañó Mona ante la tontería que estaba diciendo.

— Entonces dame una respuesta Mona... Sacarosa me odia y no recuerdo haber hecho algo — Aunque Albedo fuera muy calmado y sereno además de no muy demostrativo con las emociones se le podía ver triste — Ni siquiera lo entiendo bien, supongo que me acostumbré a su compañía...—.

— Albedo —Llamó Mona esperando tener la atención del recién nombrado — Si tuvieras que elegir la compañía de alguna chica ¿Cuál sería? Piensa en todas las chicas que has conocido, todas las que se te han de- —.

— Sacarosa — Interrumpió Albedo — Erigiría a Sacarosa, con ninguna podría hablar como lo hago con ella, ni siquiera tú y a veces pareciera que vives en mi casa... Sacarosa es... La chica más inteligente, divertida e interesante, con ella jamás podría aburrirme, aunque lo único que hacemos es trabajar, aunque... Nunca se me ha hecho en absoluto aburrido — Respondió con una pequeña sonrisa en sus labios, pensar en ella por alguna razón lo alegraba.

La verdad las palabras de Albedo habían dejado las cosas bastante claras, pero aun así no se limitó a preguntar.

— Y... ¿Si tuvieras que elegir una para algo más íntimo? — Preguntó con una pequeña sonrisa pícara.

— ¿Intimar? — La pregunta lo desconcertó, se refería a...

— Sí Albedo, ya sabes... ese tipo de cosas —.

Si bien solo fue un ligero sonrojo el de su rostro fue bastante visible, no era el tipo de conversación que le fascinara y responder una pregunta así ciertamente lo desconcertaba.

— Supongo que... Seguiría siendo Sacarosa, sobre cualquier otra chica — Se podía ver la vergüenza en su rostro y tono aunque trataba de mantenerse en calma.

Amor Entre AlquimistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora