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Primero que todo un aviso de que el siguiente capítulo tendrá +18 explicito

Y segundo, muchas gracias por acompañar esta historia hasta el final espero la hayan disfrutado.

Aquel beso se volvieron dos, tres, cuatro y contando realmente en aquellos días que llevaban saliendo no habían hecho mucho más que besarse estaban más pendientes de sus investigaciones además del poco tiempo que pasaban realmente solos fuera del trabajo pero ahora estaban totalmente solos.

— Sacarosa...— Susurró pegando más sus cuerpos — Creo que no quiero seguir con la investigación, al menos no ahora—.

— Entonces seguimos con ella después — Respondió y al instante lo besó.

Y efectivamente su investigación paso a un total segundo plano siendo opacada por los apasionados besos de los alquimistas, Albedo no tardó en subir a Sacarosa a la mesa para seguir besándola, pasando sus manos de su cintura a su trasero y apretándolo con fuerza, realmente lo ansiaba, quería tocarla y desprenderla de su ropa.

Sacarosa no tardó en desprenderse de su chaqueta y a Albedo de su abrigo pegándose más a él, ella también lo deseaba y mucho aunque le avergonzara pensar en ello esa idea había estado en su mente en múltiples ocasiones y ahora era una realidad, el rubio se encargo en bajar por completo el escote de Sacarosa y haciendo que sus besos bajen de sus labios sus pechos dejando pequeñas marcas en el proceso algo que no le disgustó en absoluto a Sacarosa tomando con fuerza el cabello de Albedo y pegándolo más ella.

El calor de sus cuerpos era cada vez mayor, Albedo terminó de quitarle la ropa a Sacarosa dejándola únicamente con su ropa interior y esas largas medias apretaban sus muslos.

— Albedo... Ser la única así es algo vergonzoso... — Se quejó algo apenada.

— Perdón, tal vez fui muy rápido — Se disculpó con cierta vergüenza.

— Esta bien solo... — Su voz era muy suave y apenas audible, acercó a Albedo y comenzó a desabotonar lentamente su camisa.

Las manos de Sacarosa eran delicadas y muy lindas, solían estar cubiertas por unos guantes, aquellas dulces manos una vez terminaron de desabotonar y quitar la camisa pasaron al pantalón, le daba algo de vergüenza, pero también lo deseaba, termino por desabotonarlo, bajar el cierre y Albedo terminando de quitárselo quedando ambos de igual forma.

— Tengo que decir que las medias te quedan muy bien — Comento con una pequeña sonrisa.

— Creo que a ti te quedan mejor y me encantaría que te las dejaras — Dijo Albedo apretando los muslos de Sacarosa y besando su cuello.

Ambos siguieron dándose caricias y besos con ganas de pasar a aquello que ansiaban, pero a la vez cierta timidez de quitar la aquella prenda que se interponía.

— ¿Esta bien si...? — Preguntó tímidamente tomando suavemente la tela.

Sacarosa asintió y Albedo prosiguió revelando su intimidad, no estaba seguro si debería ir directo con su miembro, no quería lastimarla así que con suavidad introdujo dos dedos explorando su interior y guiándose por las expresiones de la peliverde, viéndola gozar de aquellos movimientos que hacía dentro de ella con sus dedos.

— A-Albedo — Gimió, lo disfrutaba, pero quería otra cosa.

El rubio lo entendió y se libró de ultima prenda que tenía dejando por fin su miembro libre, estaba realmente muy duro y no podía esperar más a introducirse en ella y hacerla gemir de placer. Albedo tomo a Sacarosa bajándola y dándole la vuelta haciendo que esta se apoye en la mesa, tomo sus caderas y acercó su miembro entrando lentamente para no lastimarla.

Comenzó lento para no lastimarla y se acostumbrase, pero conforme pasaban los minutos las embestidas iban más rápido, Se podían oír suaves gemidos por el placer que sentían, el agarre de Albedo era firme le encantaba el cuerpo de Sacarosa y por sobre todo sus muslos y cubiertos por aquellas medias, los gemidos de placer de ella solo lo ponían más duro si es que eso era posible.

Las embestidas siguieron hasta que Sacarosa llegó a su clímax algo que dejó más que satisfecho a Albedo. Una vez ella recobró el aliento, se posicionó de rodillas frente al rubio.

— No estoy segura si vaya a hacerlo bien, si te incomoda puedes decirme que pare — Pronunció y al instante introdujo el miembro de Albedo en su boca.

Era la primera vez que hacía algo así cosa que la ponía nerviosa lo que menos quería era morderlo sin querer, se concentraba sobre todo en el glande pues si tenía algo de nervios de atorarse además de que era la zona mas sensible, por parte de Albedo no tuvo queja ninguna y no tardo en venirse en la boca de la peliverde la cual tragó aquel liquido sin queja alguna.

Albedo tomó la mano de Sacarosa para que esta se levantase dándole un tierno beso y abrazándola.

— Vamos a dormir — Le susurró en el oído — Quiero abrazarte y no soltarte —Ahora apoyaba su cabeza en el hombro de la peliverde.

— Yo también quiero eso, todos los días pase lo que pase — Finalizo con un beso.

Amor Entre AlquimistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora