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— Pescado salteado con mantequilla —.

— ¿Eh? ¿Qué clase de saludo es ese? — Preguntó confundida Mona al ser lo primero en escuchar cuando Albedo le abrió la puerta.

— Solo te digo el menú que hay hoy, después de que la ultima vez te quejaste de la comida, aunque no recuerdo haberte invitado — Respondió Albedo como si aquella situación fuera bastante habitual.

— Me parece ofensivo que asumas que solo vengo a comer, vengo a visitar a Klee y que casualmente sea la hora del almuerzo no es mi culpa — Respondió con notoria indignación.

— Oh bueno ya que ese es el caso puedes venir más tarde ya que Klee aun no regresa, te espero para la cena — Dijo con un poco de burla hacia Mona.

— SI ya vine hasta aquí no hay necesidad de que me vaya, puedo esperar a Klee, así que con permiso — Dijo y sin previo aviso ya había entrado a la casa.

Albedo suspiró y volvió a la cocina viendo como Mona se ponía cómoda en el sofá de la casa.

— Pensé que tenías un buen trabajo ¿Cómo no te alcanza para comer? — Preguntó intrigado Albedo.

— Ahh... Si me pagan bien solo no se como el dinero simplemente desaparece un día tengo el dinero más que suficiente para un mes y al otro simplemente no está ¡No lo entiendo! Siempre priorizo gastos importantes y aún así no llego a fin de mes — Relato Mona realmente confundida y deprimida de que su dinero no durase.

— Y exactamente ¿Qué son tus gastos prioritarios? —.

— Pues ya sabes, libros, cosas de astrología, cosas normales—.

— Pensé que tu no cobrabas por tus servicios de astrologa ¿No pierdes dinero invirtiendo en ese tipo de cosas? — Realmente encontraba incoherente que invirtiera en algo a lo que no le saca provecho.

— ¿Inversión? ¿Ah? Son para mejorar mis habilidades y materiales, no sé de qué hablas — Respondió algo indignada.

Okey, viéndolo así no le sorprendía la situación económica de la joven astrologa, pero ya era una adulta ¿Enserio no puede administrar su dinero? ¿Pretendía venir a comer el resto de su vida? ¿Qué sería lo siguiente?

— Oh cierto Albedo, en lo que terminas el almuerzo me daré una ducha cortaron el agua en mi casa — Y al instante de decir eso sin esperar respuesta se fue al baño.

Albedo solo le quedó suspirar y terminar de preparar la comida para cuando llegue Klee servirla, la verdad se estaba tardando tal vez se había vuelto a meter en problemas ¿Tendría que ir hasta la oficina de Jean? Oh vaya que esa niña le daba trabajo.

— ¡AAAHH! — Se escuchó un grito desde el baño.

Albedo al instante de escuchar el grito fue a lugar de proveniencia encontrándose con Mona apenas cubriéndose con una toalla y con un rostro aterrado.

— A-Albedo Que ¡¿Qué SE SUPONE QUE ES ESO?! — Gritó alterada señalando una extraña criatura.

— Oh... Eso... Bueno, un experimento fallido, ya sabes... Cosas — Trató de explicar Albedo sin decir cosas de científico loco — Oh vamos tampoco es para tanto — Se arrodilló tomando a la extraña criatura que parecía algún tipo de ardilla con cuernos o algo así.

— ¡No puedo creer que tengas cosas así en tu casa! — Reclamó molesta hasta que se percató de su situación — ¡¿Y como se te ocurre entrar al baño cuando una dama está en él?! ¡Maldito pervertido! — Exclamó ahora avergonzada.

— ¡¿Ah?1 ¿Me estas llamando pervertido? ¡Tú no pusiste el seguro! ¡Además gritaste aterrada! Además — Albedo parecía estar a punto de decir algo, pero viendo a Mona se lo pensó antes de hacerlo.

— ¿Además qué? —.

— Además, ninguna dama comería de forma tan bruta — Respondió indignado ante la amenaza de Mona.

— ¡Ahora si maldito homúnculo! — Grito Mona y se le tiro encima para jalarle el pelo.

— ¡Mona quítate! — Exclamó Albedo.

— ¡Repite eso! ¡Hazlo! —.

— ¡Klee vendrá en cualquier momento y—.

— ¿Albedo-Sensei? — Era la voz de Sacarosa.

En ese momento Mona y Albedo se percataron de la presencia de no solo Sacarosa si no también Klee quien tenía las manos de Sacarosa cubriendo sus ojos.

— ¿Albedo va a bañar a Mona? Yo ya se bañarme sola y soy menor que ella — Dijo inocentemente Klee.

Mientras que Klee realmente pensaba que Albedo bañaría a Mona los tres adultos estaban tratando de procesar lo que estaba pasando.

— Yo... Bueno, lamento interrumpir — Se disculpó Sacarosa — Ven Klee, vamos a comer, Albedo tiene que lavarle el pelo a Mona — Dijo Sacarosa tomando de la mano a Klee y saliendo de ahí.

— Mona tiene un pelo muuuuuy largo, a mi se me dificulta lavar mi peli y esta corto— Respondió Klee retirándose junto a Sacarosa.

Sacarosa sentía sus mejillas arder ¿Acaso ellos...? Oh realmente no quería pensar en eso, realmente quisiera borrar de su mente lo que acababa de ver ¿Por qué tuvo que acompañar a Klee a casa? Oh claro que lo sabe, quería ver a Albedo, sabía que él y Mona pasaban tiempo juntos, pero no esperaba que lo pasaran de esa manera...

— ¿Cómo se supone que le explique esto a Sacarosa? — Reclamó algo fastidiado quitándose a Mona de encima.

— ¡Eh! Ten cuidado — Le reclamó cubriéndose con la toalla.

— Oh vamos Mona, te me tiraste encima ya te vi todo — Respondió fastidiado.

— Tampoco tienes que tratar a la gente así — Esperaba respuesta del rubio, pero solo vio su expresión de enfado — ¿Enserio estás molesto? Klee no pensó nada malo, oh espera ¿Es por Sacarosa? — Al notar como el rostro de Albedo tenía un ligero sonrojo su respuesta quedó clara — Bueno supongo que es normal que te guste Sacarosa—.

Ubo un silenció algo incomodo en el que Mona esperaba una respuesta de Albedo y no solo leer su expresión.

— Sacarosa... Ella no me gusta — Respondió algo avergonzado — Por mucho que le diga a Sacarosa que nos tratemos de igual ella me admira... ¿A qué clase de maestro lo encuentras en lo que parece pleno coito? —.

— Bueno... En cualquier caso, entonces ¿Estás seguro no te gusta Sacarosa? — Preguntó intrigada por la respuesta.

— ¿Con tus habilidades de astrologa no deberías ya saberlo? — Preguntó como si la respuesta era muy obvia — Tengo que servirle la comida a Klee, has lo que quieras — Y por fin se retiró.

— Efectivamente Albedo con mis habilidades de astrología puedo saber la respuesta... Y sé que no solo te gusta Sacarosa, te gusta muchísimo — Dijo para si misma una vez Albedo se retiró y soltando una pequeña risa.

Amor Entre AlquimistasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora