Recuerdos Perdidos

Capítulo 3. DESESPERACIÓN

Diciembre

Valentina disfrutaba los inviernos en Europa, las noches eran frías y los días cortos. En esta ocasión ver la nieve caer por la ventana del expreso escarlata durante todo el trayecto de regreso a KingCross desde Hogwarts, solo llenó de melancolía a su corazón.

Era la primera navidad desde la batalla. La mayoría de sus recuerdos habían regresado a excepción los de ese día, esas 24 horas de su vida quedaron perdidas en un confín dentro de su mente. Un día que muchos querían olvidar por el sufrimiento y las perdidas vividas, ella era un día que quería recordar, al ser una pieza faltante en sus recuerdos.

Alirio, el chofer de la familia fue por ella a la estación hasta llevarla a su casa a las afueras de Londres. Algunos de sus compañeros habían decido quedarse en el castillo a pasar las fiestas y otros, como Charles, habían regresado a sus países de origen mediante los trasladores disponibles. Sonrió ante el recuerdo de Charles quien era un chico alto sosteniendo un patito de hule amarillo entre su gran mano, despidiéndose de ella a la distancia con un adiós y con la promesa de una lechuza, antes de desaparecer.

Bajó del vehículo, mientras Alirio bajaba el baúl, antes de que el hombre pudiera protestar Valentina levitó el baúl frente a ella con un movimiento de su varita hasta el interior de la casa.

La recibió Lucía y su padre, quien la abrazó fuertemente. Había extrañado a su familia, a pesar de la compañía, de sus amigos en Hogwarts, había ocasiones que la soledad era insoportable, aún estando rodeada por personas que la querían. Era un vacío constante en el centro de su pecho.

Después de los saludos iniciales, decidió subir a su habitación, quería cambiarse para después bajar a cenar, tenía entendido que la cena sería con todos los integrantes de la familia sus hermanos, Mateo y Renata.

Subió las escaleras, se detuvo al escuchar las voces de varias personas en la habitación de huéspedes junto a la suya. Lentamente se acercó a la otra habitación. Las voces se escuchaban más claras. La puerta no estaba totalmente cerrada y podía escuchar perfectamente lo que decían, algo dentro de ella, la obligó a quedarse de pie junto a la puerta, escuchando lo que parecía toda una acalorada discusión, sin que la notaran.

- Ella debe de saber. –Escuchó decir Valentina. La voz de su hermano Guillermo sonaba con un tono de preocupación. Las palabras que siguieron la impactaron, por la persona de quien salían.

- Eso no cambia nada. No entiendes Guille, no cambia nada - Esa era la indiscutible voz de Juliana Valdés, ¿Qué hacía Juliana en la habitación junto a la suya? ¿Discutiendo con su hermano con familiaridad? Valentina quería saber de que hablaban, ¿de ella? ¿de otra persona?, ¿por qué sonaba desesperada?.

- Juliana debes de decirle la verdad. Debes de hablar con ella... debes... -

-¿Para qué Guille? – Gritó la chica. Valentina se acercó más intentando ver claramente dentro de la habitación, su corazón latía en su pecho, sabía que no debería de estar escuchando detrás de las puertas pero no lo podía evitar, la voz de Juliana la llenó de un sentimiento que no podía describir - El que sepa o no... no va a hacer me ame de nuevo – esas palabras por unos segundos detuvieron su corazón para desembocarlo de nuevo.

Tenía que verla, tenía que acercarse, saber si de la persona que hablaban era ella.

- Tiene derecho a saber. A recordar. -

- Escuchaste a los doctores y a los sanadores Guille, si le decimos puede ser peor. Escuchar de mí o de la batalla puede ser peor. No la voy a arriesgar aunque sea algo mínimo. -

- ¡Eva dile algo! -

¿Eva? Eva también sabía de lo que hablan Guillermo y Juliana.

Eva tenía los brazos cruzados sobre su pecho apoyada en la pared en el otro extremo de la habitación observando a su hermano y a la chica más joven.