Recuerdos Perdidos

Capítulo 10. CELOS

Observó el cielo a través de su ventana, la mañana quedó atrás, dejando ver en lo alto del cielo el sol de tarde. Desconocía cuanto tiempo tenía viendo el contenido del cofre, parecía toda una vida y en ciertos puntos eso era lo que había sucedido. Una vida perdida en el olvido.

A pesar de sentirse perdida en un mar de recuerdos y anhelos, el saber que había amado, y había sido amada, a tal grado de entregar su cuerpo y su alma trajeron un poco de tranquilidad a su corazón, faltaban más respuestas a preguntas que aún no podía realizar. Su mente estaba enfocada a una sola cosa, a descubrir donde quedó todo el amor que había tenido por Juliana Valdés, la mujer que amó.

Se dirigió al siguiente frasco, un poco más pequeño que el anterior, respiró profundamente tratando de controlar sus nervios, mientras destapaba el pequeño frasco. Se sintió absorbida por la humedad característica del recuerdo, mientras la niebla púrpura la envolvía, llevándola al gran comedor de Hogwarts

Buscó a su alrededor la razón de su estancia en ese lugar. Varios grupos de estudiantes se encontraban distribuidos a lo largo de las cuatro mesas, el techo mostraba un cielo obscuro y lluvioso, con grandes nubes que tapaban la luna y las estrellas, cientos de velas levitaban alrededor para iluminar el lugar. Caminó por el pasillo principal buscando entre la mesa de Slytherin por Juliana o ella misma. Hasta que encontró a la dueña del recuerdo. Estaba sentada en el pequeño grupo que conformaban su hermano y Renata, al final de la mesa. Guillermo estaba concentrado escribiendo en uno de sus pergaminos, probablemente una de sus tareas. A pesar de que la pareja era de otra casa, pasaban gran parte del tiempo en la mesa de Slytherin. Renata observaba a Juliana tratando de entender algo que era desconocido para ella. Valentina contuvo el aliento por la visión de la otra chica.

Juliana Valdés había dejado atrás toda su infancia, mostrando una mujer hermosa. Su rostro era más delgado, la linea de su mandíbula más pronunciada definiendo ese punto en su barbilla que le encantaba, se veía madura, hermosa y sumamente molesta por algo que Valentina desconocía, tenia los brazos cruzados y sus ojos fijos en un punto, que si esos bonitos ojos marrones pudieran tirar fuego por ellos, los de ella estarían en llamas.

Juliana tomó la pluma que se encontraba sobre un pergamino olvidado en la mesa, tan fuerte que sus nudillos se veían blancos por la fuerza empleada, sin apartar su mirada en un punto en el otro extremo del lugar. Parecía estar invocando a todos los dioses del Olimpo para no explotar contra algo o alguien.

Siguió su mirada a través de toda el comedor llegando a la mesa de Gryffindor, su atención se centró en una pareja que se encontraba riéndose a carcajadas por algo que el joven que estaba junto a ella misma había dicho. Se veía como si... como si estuvieran coqueteando con el otro muchacho o al menos el capitán el equipo de quidditch trataba de llamar su atención. Charles.

Observó de nuevo a Juliana y si las miradas mataran Charles estaría ya tres metros bajo tierra.

-Juliana, ¿me estás escuchando? - preguntó Renata, haciendo que una distraída Juliana la mirada.

-¿Qué?-

-¿Te encuentras bien? - preguntó de nuevo, observando el punto donde se encontraba la pareja en la otra mesa. Renata era astuta, Valentina juró que sabia la razón de la actitud de la morena. - Pareces molesta.-

-¿Por qué lo estaría? Estoy bien - alegó Juliana mientras respiraba profundamente tratando de no delatarse y sobretodo tratando de tranquilizarse, intentó volver a escribir, pero se veía tan molesta que hacer tal actividad parecía imposible. Juliana aventó la pluma sobre la mesa levantándose tan de bruscamente que casi tira el tintero en los pergaminos de Guille. -Necesito ir a... - se detuvo buscando alguna excusa que no encontró - ahora regreso-