5. Luzu

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Una hora más tarde.

Las tres chicas iban en un taxi de camino a encontrarse con Edric en la puerta del estudio de tatuajes.

—No entiendo por qué tuvimos que tomar un taxi. ¿No te bastó con hacerme mudar a ese nido de ratas; dónde no puedo pegar un ojo porque sé que si me duermo la rarita es capaz de secuestrarme para sacarme la piel y hacerse un tapete? .- protestó la pelirosa nuevamente.

Desde que Amity le había arrebatado de un manotazo las llaves de su auto, la cara de Boscha no había cambiado. Se subió al taxi, se cruzó de brazos y se encargó de actualizar sus protestas a cada rato.

— ¿Qué tienes contra mí, Amity? ¿Por qué no me dejas usar mí hermoso coche? .- presionó.

Amity no quería volver a contestar la misma pregunta, no quería que Boscha la sacara por tercera vez de sus pensamientos. Su mente estaba en el lugar que quería y no quería interrumpirla, así que decidió ignorar a su amiga una vez más.

La empresaria no entendía su cuerpo, no entendía su mente, y no entendía cómo se comportaba cuando Luz estaba frente a ella.

Cuando la chica dormía, ¿qué más hubiera querido Amity que acostarse a su lado y mirarla sin cansancio? Cuando despertó asustada por el exabrupto de Willow, Amity no pudo evitar querer tomarla entre sus brazos y tenerla segura entre ellos hasta que la morena se tranquilizara.

Pero, ¿cómo podía hacer eso si la otra chica apenas permitía que estuvieran a unos cuantos pasos de distancia? Amity seguía haciéndose la misma pregunta; pregunta que la hizo mirar a la otra chica que tenía a su lado: Willow. Willow había visto lo mismo que ella, la bailarina también había presenciado la forma en que Luz llegó a temblar por el simple hecho de que Amity tuviera las manos en cada uno de sus brazos. A la morena, evidentemente, la ponía incomoda la presencia de otras personas a su alrededor, y ni hablar de que otra persona se acercara a ella o intentara tocarla. La misma Amity alcanzó a ver que en cuanto ellas salieron por la puerta del departamento, todo el cuerpo de la otra chica se relajó, y si no hubiese sido porque en ese momento Boscha había empezado con sus chillidos, la pelimenta hubiera jurado que escuchó a Luz suspirar.

—Si yo hubiera manejado ya hubiéramos llegado, ¿sabes? .- al parecer Boscha no se callaba—. Si yo hubiera manejado mí coche no tendríamos que ir todas apretujadas en esta mugrienta carcacha y-

—Hazme el favor de callarte, Boscha Banshees.- la pelirosa lo había logrado, había logrado que Amity saliera de sus pensamientos —. ¿Cuántas veces tengo que explicarte que por unos meses hay que tratar de pasar desapercibidas? ¡Contéstame, Boscha! ¿Cuántas veces tengo que explicarte? .- insistió irritada.

La magenta cruzó aún más sus brazos; si es que eso era posible.

—Si no me dejaste usar mi Porsche, al menos hubiéramos salido en tu Mercedes.- alcanzó a murmurar. Gracias a Dios que el taxista frenó antes de que Amity pudiera contestar.

La pelimenta pudo divisar a un impaciente Edric de pie.

—Dijeron en una hora.- les reclamó el chico en cuanto las tuvo de frente.

—Calma tus bragas, princesita, y no me mires así.- lo frenó Boscha —. Si hubiéramos usado mí-

— ¡YA SABEMOS QUE SI HUBIÉRAMOS USADO TU COCHE HABRÍAMOS LLEGADO ANTES, PERO NO LO HICIMOS, BOSCHA! YA NOS TIENES CANSADA CON TUS QUEJAS.- para sorpresa de los otros tres, Willow había perdido la paciencia que la caracterizaba.

No soy para ti (Lumity G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora