38. Por fin

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En la cita de Willow y Boscha.

―Boscha... Boscha... Boscha... —Willow llevaba por lo menos quince minutos tratando de que Boscha se bajara del auto, pero no conseguía moverla de donde se había quedado. Apenas llegaron al estacionamiento del restaurante la bailarina se bajó entusiasmada pero cuando vio que Boscha no la seguía, fue hasta la puerta del conductor y la abrió con suavidad. Boscha estaba quieta, mirando fijamente hacia adelante y sus nudillos estaban blancos de la fuerza con que agarraba el manubrio del coche ― Boo... me encanta el lugar que elegiste, es mi preferido, vamos —la animó.

Boscha agitó la cabeza en negativa ― No puedo Will, no puedo hacerlo. Lo voy a arruinar y no vas a querer ser ni siquiera mi amiga —le dijo.

―Si puedes Boscha... Vamos —intentó agarrarle la mano pero Boscha la rechazó.

―No puedo —volvió a agitar su cabeza ― Lo siento, no puedo hacerlo. Prefiero que volvamos a casa y que estés enojada conmigo un par de días pero que después me puedas hablar. Si hacemos esto seguro lo arruino todo y después no me vas a querer ver más y yo no voy a poder soportar eso Willow. Por favor no me obligues a hacerlo, no puedo perderte —dijo todo sin mirarla.

Willow se quedó por unos minutos mirando fijamente a Boscha. Luego suspiró y cerró la puerta del conductor para darle vuelta al auto y así poder volver a su asiento.

Boscha miraba a la Bailarina caminar resignada. Supuso que Willow se había cansado de tratar con ella y llevó una de sus manos al contacto para arrancar el motor del auto justo cuando su acompañante ocupaba el lugar de su derecha.

―¿Puedes apagar el motor por favor? ―pidió suavemente la azabache.

―Pero Willow... yo... pensé que... pensé que nos íbamos a ir y...

―Apaga el motor Boscha ―ordenó esta vez de tal forma que a la pelirrosa no le quedó otra que hacerle caso ― Y dame las llaves ―agregó.

Boscha giró lo ojos e hizo caso. Resignada apoyó su cabeza en el volante luego de soltar un suspiro― Willow yo...

―Se que tienes miedo ―afirmó Willow interrumpiendo lo que seguramente iba a ser una excusa más del miedo de Boscha.

―No tengo mied...

―Si lo tienes ―no dejó lugar a duda ― Y tienes que dejar de mentirme, siempre se cuándo lo haces, te conozco demasiado y no me gusta que lo hagas, me hace sentir tonta ―era cierto, nadie la conocía mejor que Willow, ni siquiera Amity llegaba a tal punto.

―Perdona, nunca quise que te sintieras así —se disculpó sinceramente.

Willow acarició el cabello de Boscha― Lo se. Pero no tienes que avergonzarte de tener miedo, yo... yo también lo tengo ―confesó agachado su cabeza y escondiendo la mano de vuelta.

Boscha levantó su rostro de inmediato y la miró sorprendida― ¿Tu Tienes miedo? Pero Willow tu nunca tienes miedo ―era sabido ya, entre el grupo de amigos, que Willow era la más valiente de todos. Nunca le temía a enfrentarse a nada ni nadie.

―Bocha... ―Willow suspiró y la volvió a enfrentar ― Voy a contarte algo y quiero que no te atemorices más por lo que voy a decirte. Al contrario, quiero que lo veas como si yo te estuviera contando algo que solo lo sabe una persona ―Boscha iba a preguntar de quien se trataba pero era obvio que Willow hablaba de Amity. De todas formas asintió dándole paso a lo que venía. Willow tomó aire ― Yo siempre he estado enamorada de ti ―una declaración de amor no era usual para empezar una primera cita, pero nada en la bailarina lo era, así que para ella estaba bien. Willow levantó la mano cuando vio que la boca de la pelirrosa se iba a abrir para decir algo ― Déjame hablar por favor ―le pidió ― Yo siempre he estado esperándote, desde que teníamos quince años y tu me diste nuestro primer beso aquella vez en tu habitación ¿Recuerdas? ―Boscha asintió con una sonrisa triste ― Desde que hicimos por primera vez el amor, desde que nos mudamos aquí, desde que enfrentaste a Gus en el estudio de tatuajes. Siempre he estado esperando ―reafirmó ― Siempre esperaba este momento. El momento donde me dijeras "Willow ¿Quieres salir conmigo?" pero nunca pasaba ―Boscha agachó la cabeza avergonzada ― Siempre que te veía salir noche tras noche con distintas chicas o inclusive chicos era como si el espíritu de mi saliera de mi cuerpo y se fuera conmigo, porque yo me quedaba echa un fantasma prácticamente ―contó.

No soy para ti (Lumity G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora