40. La verdadera razón

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Mientras Luna le seguía demostrando su más reciente aprendizaje a cada persona que se le cruzaba, incluida las bailarinas que esperaban por el diseño de Luz, un monstruo viscoso se despertaba de a poco en el interior de Amity.

―Pensé que iba a ser divertido verle la cara a mi hija ―Odalia le comentó tanto a Camila como a Boscha que estaban a su lado en la puerta de casa― Pero ahora que lo pienso mejor, no me parece tan divertido ―sacó mejores conclusiones luego de percibir la rabia que salía de los poros de su hija― Esa mujer no me cae para nada bien ―agregó de mala manera.

―Había olvidado cuanto detesto a la perra esa ―comentó Boscha señalando a la recién llegada― Algo se trae entre manos ―dijo― ¡Willow! ―no hizo falta que Hermosa le dijera, la perceptiva bailarina ya estaba sacando a las tres pequeñas del jardín con ayuda de la hermana Lilith y Eda.

―Y por la cara de Amity, ella la detesta mucho más que ustedes y yo juntas ―esta vez fue Camila la que señaló lo obvio― ¿Cree que ya sabía que éramos los padres de Luz?―Boscha y Odalia la miraron, estaban tan ocupadas queriendo molestar a Amity, que no se habían dado cuenta de ese detalle. Brittany acababa de descubrir que los señores Noceda tenían relación con Blightshees Investments.

―Por la cara de tu marido, él debe estar pensado lo mismo ―Opinó Odalia. Tanto Alador como Martin habían dejado de acosar a las bailarinas para acercarse a Amity como soporte de la empresaria.

―¡Dios! Se van a sacar chispas ―Odalia señaló a Brittany Lee y después a su hija― Parece que estuviéramos viviendo un duelo de miradas mortales ―apuntó mirando como una ya erguida Amity enfrentaba desde la distancia a la dueña de la joyería que no se quedaba atrás con su postura desafiante.

―Bueno si la muy idiota se atrevió a venir hasta la casa de sus enemigos va a tener que soportar mucho más que un par de miradas ―Boscha estaba que hervía y caminó con fuerza para juntarse con los dos hombres detrás de Amity. Odalia y Camila se miraron y después de varios segundos siguieron a la magenta.

―¡Brittany! ―Luz se acercó a la elegante mujer con entusiasmo y hacía que el monstruo morado y viscoso estirara sus brazos recién levantado y listo para iniciar batalla. Amity respiraba profundo y contaba hasta diez una y otra vez, su mirada nunca dejó a la mujer más elegante.

―Tranquila Amz ―sintió que el padre de su novia le murmuraba.

La empresaria volvió a respirar hondo y se concentró en el dolor que aun emanaba su cuerpo por las cosas que su morena había hecho con ella. Luz le había demostrado con cada embestida, con cada segundo que pasó besando su piel y con cada letra que formaba hermosas palabras que la amaba como a nadie y Amity no podía dejarse llevar por la simple presencia de esa idiota que para la ojiambar no era más que una vil estrategia en contra de sus inversiones. Pero para nada ayudaba a calmar los celos de la empresaria que la joyera luciera espléndidamente bien en un vestido blanco de tela ligera que destacaba las largas piernas. Mucho menos hizo para calmar al monstruo el hecho de que la sonrisa de Brittany se extendiera apenas vio a Luz llegar a abrazarla.

―¿Qué haces... qué haces aquí? ―preguntó Luz aun entusiasmada. El tono jovial de su novia hizo que el monstruo sacara sus uñas una por una.

―Vine a verte ―contestó Brittany― Te extrañaba demasiado. ―palabras mágicas.

Y Amity trató, y recontra trató de apaciguar la ira que provenía de su interior, los celos, el enojo y todo lo que la llegada de esa mujer le ocasionaba, pero escuchar esas palabras seguido de ver como esa estúpida mujer acomodaba un mechón de pelo caído de Luz y le acariciaba la mejilla como si nada, todo su cuerpo se movió con rabia hacia el dúo. Sus padres, los señores Noceda y Boscha la seguían desde atrás.

No soy para ti (Lumity G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora