Pequeña aventura

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Rubén era hijo único de una familia bastante rica, toda su vida había estado rodeado de esas cosas, gente con "clase", cosas caras, horario estricto, tener que hacer cosas que no quería hacer, pero debía hacerlas, era su responsabilidad.

Había estado bien durante 18 años, estaba acostumbrado a esa vida, hasta que le dijeron que debía casarse con la hija de unos socios y fue eso la gota que logró derramar el vaso.

Esa noche se escapó para ir a una fiesta, su amigo Samuel lo había intentado convencer de ir desde hace días, pero se negaba pues no era el tipo de fiestas a las que solía ir y no le permitirían asistir, sin embargo le importo poco en ese momento y simplemente salió por su ventana para encontrarse a su amigo esperándolo.

Vegetta condujo durante al menos una hora, podia ver el cambio que había desde su hogar hasta el lugar de la fiesta, era un barrio bajo ¿Cómo es que Vegetta conocía ese lugar?

Bajaron del auto y entraron a la casa, desde afuera se podía escuchar el sonido de la música, había gente fuera tomando e incluso vomitando, se planteó regresar a su casa, pero su amigo no se lo permitió, lo llevo hasta la cocina y le dejo una cerveza entre las manos antes de desaparecer entre el mar de gente.

La idea de irse volvió a cruzar por su mente, pero se fue tan pronto como lo vió...

Guillermo no era ni de cerca alguien que tuviera dinero, al menos no lo fue por un largo periodo de tiempo, sus padres  apenas tenían para mantener en pie la pequeña habitación en la que vivían, no tuvo lujos, apenas tenía lo necesario. Fue una época dura e incluso se puso peor al fallecer su madre, ella era la que lograba darle un poco de luz y calor a sus sombrías vidas, pero al morir todo se apagó.

Su padre se gastaba la mayoría del dinero en alcohol, no lograba superar la partida de su esposa y ver a su hijo era peor, se parecía tanto a ella... Que no lo soportaba, lo golpeó durante años, todo parecía ser una buena escusa para castigarlo, gritarle y pegarle.

Así fue hasta que cumplió 13 años y huyó de casa, por suerte fue acogido después de un par de semanas, unos chicos sin hogar, igual que él, esa fue la primera vez que supo lo que era una familia desde la muerte de su madre.

Eran 5 en total, los tres mayores por suerte tenían trabajo, no era la gran cosa, pero lograban sacar dinero para comprar comida e incluso para mandar a la escuela a él y otro chico un año mayor.

Se esforzaba mucho en la escuela, sabía bien que no podía darse lujo de fallar, por desgracia no era tan fácil poner atención y entrar a sus clases cuando lo molestaban. Al parecer tener poco dinero y cabello blanco era suficiente razón para molestarlo, al principio no dijo nada, hasta que fueron muy lejos y le dejaron claras marcas en la piel por los golpes recibidos.

Sus hermanos comenzaron a enseñarle cómo debía defenderse, todo un verano aprendiendo para que nadie volviera a molestarlo, incluso se tiñó el cabello de negro, ya no era el mismo niñito, ya no más.

Fue así que comenzó a pintarse el cabello siempre que le crecía, todo el que lo conocía pensaba que ese era su color natural. También había hecho amigos con el paso del tiempo y es así como ahora con 20 años se encontraba en una fiesta a la que le había invitado su "hermano", Frank.

Estaba tranquilo hablando con Frank hasta que sintió una mirada muy insistente sobre él, volteó para encontrar al dueño de esta y topandose con un chico lindo, parecía ser alto y con cabello castaño, lo examinó por un momento, un niño rico.

No iba a tomarle importante hasta que regreso nuevamente a su rostro, se había sonrojado seguramente por cómo lo había estado viendo. Se alejó de Frank diciéndole que iba a la cocina, el chico castaño se dio la vuelta fingiendo que hacía algo.

Ruwigetta- One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora