Armiño

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Era un día hermoso, el cielo estaba lleno de esponjosas nubes blancas, el sol brillante, pero sin llegar a ser molesto, los pajarillos cantando, simplemente hermoso. En especial para cierto niño albino de 2 años que le gustaba jugar en el bosque, siempre procuraba mantenerse en el camino que sus padres le habían marcado, era pequeño, pero no tonto y no quería perderse.

Mientras daba apenas saltitos cayendo de vez en cuando por no tener buen equilibrio aún escuchó un muy ligero chillido entre unos arbustos, la curiosidad fue demasiado grande por lo que fue a investigar encontrando a un pequeño animalito solo, no parecía tener más que unos meses de nacido.

Con toda la delicadeza que puede tener un niño de 2 años tomó al animal poniendolo dentro de su pequeña boina y corrió directo a casa para mostrarle a sus padres lo que había encontrado.

Sus padres le ayudaron a hacerle una casita y lo revisaron para asegurarse de que no estaba herido, lo alimentaron y lo dejaron dormir dentro de un gorrito para que pudiera tener calor a su alrededor.

Al mes siguiente se dieron cuenta de que era un armiño, no tenía sentido ¿Cómo había llegado ese pequeño hasta allí? Quisieron devolverlo al bosque, pero el pequeño albino se negaba rotundamente a separarse de su nuevo amigo, así que le consiguieron un mejor refugio para que pudiera dormir y se lo quedaron.

Willy se pasaba los días enteros jugando con el armiño, incluso mientras fue creciendo, ambos eran los mejores amigos y hacían todo juntos, incluso algunas veces iban juntos a la escuela. Era inevitable notar que el armiño se sentía muy atraído por las actividades humanas, siempre las veía como si quisiera descubrir cómo realizarlas, era de cierta forma extraño y curioso.

Una noche los amigos estaban fuera viendo las estrellas, el adolescente de ahora 15 años acariciaba el pelaje de "Rub" que se encontraba sobre su pecho descansando.

- ¿Sabes que sería genial? Que pudieras convertirte en humano, no me mal intérpretes, me encantas asi, pero imagina, ambos platicando y llendo de aventura... Desearía que pudieras transformarte en humano...

El chico tenía tantos años deseando lo mismo, nunca había sido demásiado sociable y no tenía amigos ya que en la escuela pensaban que era raro, nunca entendió porque, incluso había hecho cosas que no le gustaban solo para encajar y aún así no lo había logrado.

Lo que no sabía es que en ocasiones cuando alguien desea algo con tantas fuerzas y por tanto tiempo el destino simplemente te lo da.

A la mañana siguiente el albino sintió un peso extra sobre él, como si tuviera a alguien acostado en su pecho, despertó desorientado por el frío que hacía, al parecer se había quedado dormido en el jardín, al buscar a Rub encontró una gran sorpresa, pues si que tenía a alguien sobre su pecho, a un muchacho castaño con pequeñas orejas como de armiño y una cola que se movía algo inquieta.

Su primera reacción fue alejarse del extraño lo que provocó que este despertará igual de asustado y lo viera curioso, ladeando la cabeza justo como lo hacía...

-¿Rub? ¿E-eres tú?- pregunto el albino confundido, más que eso ¿Acaso su deseo por fin se había vuelto realidad? ¿Su mejor amigo por fin hablaría con él?

Por otro lado el castaño examinaba su nuevo cuerpo, está fascinado con él hasta que se dio cuenta de lo desnudo que estaba gracias al aire que hacía, saltó hacia el albino para protegerse del frío escondiéndose en su pecho, Willy al principio no supo cómo reaccionar, pero enseguida lo rodeó con ambos brazos mientras pensaba en que hacer. Suerte que no estaban sus padres.

Lo llevo a la casa y le prestó algo de su ropa para que se tapará, le quedaba algo grande, pero igual cumplía su función, comieron juntos hablando de lo que había sucedido y platicando por fin de todo de lo que alguna vez quisieron hablar, ahora estaban más juntos que nunca y de ninguna forma se separarían.

Ruwigetta- One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora