Capítulo 20

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– Sí. Dime. – respondo.

Habla pero me es casi imposible escucharlo gracias al volumen alto del estéreo y a las voces de mis amigos.

– ¿Qué? Es que no te escucho... Espera. – digo y alejo unos centímetros el móvil de mi oreja – Bájenle que estoy hablando por teléfono. –

Exclamo y como en la mayoría de los casos Rachel y Chlöe son las únicas que escuchan. Mi amiga de cabellera castaña reduce el volumen del estéreo y escucho quejarse a Aaron en la parte trasera, y a Chlöe diciéndole que guarde silencio.

– Gracias. – susurro antes de pegarme de nuevo al auricular – Ahora sí. Dime. –

– ¿En dónde estás? – pregunta con preocupación.

– Estoy con unos amigos. – respondo –¿Que sucede? –

– ¿Por qué no atendías el celular? – pregunta con seriedad.

– Oh. Lo siento. Es que la música en el bar no me dejó escucharlo. –

– Oh. Espera, ¿un bar? – dice confundido.

– Eh... Si. Sabes. El hecho de que sea una nerd no quiere decir que no una tenga vida. Eh. – respondo mordaz al recordar la conversación entre él y Hunter – No siempre estoy buscando que me asesinen. –

Ahí está. Lo dije. Sin filtro. Sin freno. Sin pensarlo dos veces he abierto la boca, y no escucho respuesta de su parte. En silencio llevo una mano sobre mi frente pensando en que tal vez no ha sido el mejor momento, ni la forma.

– Hardy... – comienza a hablar pero se detiene – ¿Vendrás a mi apartamento? –

¿Qué? ¿De dónde demonios salió eso?

Suspiro.

– No creo, Neal. Voy a casa de una amiga. – respondo.

La verdad es que no tengo planeado ir a algún sitio en específico. Sí, llámenlo evasión o huir, pero es que no me siento de humor. Aún a pesar de mi charla con Rachel.

– Entiendo. – dice resignado – Aquí está tu medicamento. –

– Me siento bien. No creo que me haga falta, pero mañana paso por él. –

Suspira. – Esta bien. Después nos vemos. –

– Sí. Adiós Neal. –

Presiono en la pantalla la tecla para terminar la llamada y me quedo un par de segundos mirándola.

¿Y si quería hablar? Pienso. Oh. ¿Porque a mí?

No me gusta la idea de que Neal pueda ser una de las tantas personas que piensan no puedo ser capaz de hacer algo. Sí, me siento ofendida. Mi ego se vio herido gracias a su silencio, pero todo comenzó por Hunter. Tal vez él no podía hablar. Tal vez no quería contestarle. Tal vez le dio la razón a ella. Tal vez no. Maldita sea. No sé.

A lo largo de mi vida he aprendido que la mayoría de los problemas suelen darse por malos entendidos y por falta de comunicación.

– Hardy. ¿Estás bien? – pregunta Rachel con curiosidad.

Maldición. ¿Qué hago?

– ¿Hardy? – repite.

Oh. A la mierda todo.

– Rachel, necesito ir a un sitio, ¿me puedes llevar? Por favor. – pregunto y frunzo mis labios.

Tengo que saber por qué se quedó callado.

– Si claro. Dime. –

Le indico el camino para llegar al apartamento de Neal y el interrogatorio por parte de Aaron no se hace esperar. Me decido a contarles a mis acompañantes sobre algunas de mis aventuras como colaboradora del FBI y sus rostros llenos de asombro y me hacen reír.

Master PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora