Capítulo 25

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- Au. - me quejo al sentir un pellizco en mi hombro.

- No te muevas. - me reprende Chlöe mientras acomoda un diminuto cable casi del grosor de un hilo en el borde abierto del vestido - Tengo que acomodar esto muy bien para que no haya problemas con la señal. -

Observo a Neal hablar con su manejador en la puerta de la tan conocida furgoneta. Él luce tan increíble como de costumbre. Siempre es un placer verlo de smoking. Sus hombros anchos, su postura dominante, su perfectamente perfilado rostro, sus brazos, sus piernas, su trasero, en fin, todo él es un verdadero deleite a la pupila. Es un hombre que se puede decir que se acerca a la perfección. Suspiro. Pero lamentable esa perfección... no sé por qué la veo tan fuera de mi alcance.

- Vaya que si te gusta el hombre. - dice Chlöe sacándome de mi ensueño.

- Oh. Por dios, Chlöe. - respondo y ruedo los ojos.

- Hardy. Te conozco - me dice en voz baja - y esa mirada jamás la había visto en ti. -

- Por favor. - me burlo y eleva una ceja.

- Esa mirada no es de simple deseo. Sé que eres curiosa a más no poder y que precisamente esa mirada con la que lo vez, está repleta de curiosidad. - dice y en automático me siento a la defensiva - Acéptalo. Neal te atrae mucho. Creo que más de lo que crees. -

No. Eso no puede ser. Pienso con temor. Bueno. Si me tiene intrigada, pero eso es todo, o ¿no?

- Oh. Chlöe deja de estar diciendo tonterías. - digo incrédula y burlándome de las palabras de la pelirroja.

- Sólo te voy a decir una cosa. - se acerca a mí para hablar en voz muy baja - Ten cuidado, Hardy. -

Su advertencia me deja en silencio por uno momento. No sé si se refiere a los antecedentes de Neal o lo que tanto me aterra, que mi juicio se vea nublado.

- ¿A qué te refieres con eso? - pregunto.

- Hardy. - da un vistazo rápido hacia la puerta y se sienta justo frente a mí - Estuve investigando en los archivos del FBI y me encontré con que Neal no es un simple consultor. -

Oh. Era eso.

- Es un ex convicto. De hecho. Está bajo libertad condicional. Tiene una tobillera. - murmura.

- Chlöe. - una leve sonrisa se dibuja en mi rostro y niego con la cabeza - Ya lo sabía. Lo supe desde cuando inicié mi trabajo en la unidad. -

Me mira sorprendida.

- ¿Y aun así no te da un poco de desconfianza? - pregunta confundida.

Tal vez tenga razón y deba sentir desconfianza, pero no sé por qué no lo hago.

- No. - respondo - Él nunca me ha hecho algo para que lo haga, y no soy nadie para juzgarlo por su pasado. -

Chlöe hace una mueca no muy convencida por mi respuesta.

- Bueno. Aun así. Ten cuidado. - me sonríe de forma amistosa y a la vez preocupada.

- Lo haré. - suspiro.

Chlöe me da unos golpecitos al terminar de colocar los dispositivos en mí y va directo a su portátil para hacer una prueba rápida. Observo en pantalla que los micrófonos de Diana, Jones, Neal y los míos están en línea y transmitiendo perfectamente.

- Eres genial. - elogio a la informática con espíritu de James Bond.

- Por supuesto. - dice con orgullo de su trabajo.

- ¿Listas? - pregunta Peter y ambas nos giramos en su dirección.

- Sí. - responde Chlöe - Todo está en línea. El audio y la recepción son excepcionales. Además va a ser imposible que logren interceptar nuestra señal. -

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