Capítulo 11

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– Buenas tardes. ¿Está Hardy en casa? –

Me es casi imposible creer en el tono de voz que acabo de escuchar. Me pongo de pie lo más rápido que me es posible.

– Sí. Está descansando. – responde Neal – Adelante. –

– ¿Rachel? – pregunto incrédula.

Neal se hace a un lado revelando a mi mejor amiga de pie en la entrada.

– Hardy. – dice con una enorme sonrisa formándose en su rostro.

Pasa a toda velocidad frente a Neal y me abraza con fuerza. Oh. Mi efusiva amiga está de vuelta.

– ¡AH! – me quejo al momento en que su bolso golpea mi rodilla herida.

– ¿Que sucede? – pregunta confundida y dejando el equipaje de mano en el suelo.

– ¿Estas bien? – Neal pregunta preocupado.

– Sí, estoy bien. Solo me lastime con el bolso de Rachel. – respondo sentándome sobre la orilla del sofá.

La mirada de Rachel va directo a mi pierna y ve el raspón.

– Oh. Por dios. Hardy, ¿qué te sucedió? – dice mi amiga con el rostro horrorizado.

– Es una larga historia Rachel. – suspiro.

En un silencio incomodo los ojos color verde jade de Rachel observan con curiosidad a Neal y después a mí.

– Neal, te presento a mi amiga Rachel. – digo señalando a la chica de cabello castaño de pie frente a mí – Rachel, él es Neal. Trabajo con él en el FBI. –

– Mucho gusto. – dice él extendiéndole su mano a mi amiga – Neal Caffrey. –

– Rachel Woods. – responde con una sonrisa amable como es de costumbre en ella.

– Hardy. Me tengo que ir, Peter debe estar abajo preguntándose por qué aún no he salido. – dice señalando la puerta.

– Está bien. –  asiento con una sonrisa.

– Fue un placer conocerte. – dice dirigiéndose a mi amiga – Nos vemos mañana Hardy. Cuídate esa rodilla. –

– Claro, no te preocupes. Por cierto gracias. – respondo divertida.

– No nada que agradecer, Hardy. – responde.

Neal sale de mi apartamento cerrando la puerta tras él. Me giro para ver a Rachel quien me observa con rostro sorprendido y divertido a la vez.

– Vaya. Veo que has hecho varias cosas en mi ausencia que no me has dicho. – bromea enarcando ambas cejas y con una amplia y muy divertida sonrisa.

– Oh. No empieces Rachel. – ruedo los ojos y retomo mi posición en el sofá con ambas piernas sobre éste – Vamos. Cuéntame. ¿Cuando llegaste y por que no me dijiste que venías? –

Mi amiga me levanta las piernas con cuidado para sentarse junto mí con ellas sobre su regazo. Oh. La extrañaba tanto. Es bueno tenerla de vuelta aunque no sé por cuanto tiempo.

– Llegue hace una y media horas. No quería decirte por que era una sorpresa. –

– Y lo fue. – afirmo feliz.

– Oh. Créeme la que se llevó una sorpresa fui yo cuando ese hombre me abrió la puerta. – eleva ambas cejas y mirándome con complicidad – ¿Así que trabajas con él? –

– Sí. – suspiro – Él es el consultor de la división de White Collar. –

– Que bien. Y, ¿Cómo te va en tu nueva área de trabajo? – pregunta.

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