Capítulo 17

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Salgo de entre las cobijas sin hacer ruido y con la luz de la luna a través de las cortinas translucidas como única iluminación. ¿Qué demonios hago? Apenas si puedo ver por donde piso y al acercarme a la pared a un lado de la ventana siento algo que se me clava en la planta del pie. Ay. Maldición. Miro hacia abajo y me encuentro con una mochila de Rachel. Está y sus cosas que no entiendo como se le olvidan en mi apartamento. La intento mover y la noto sumamente pesada. ¿Qué demonios carga esta mujer? Nuevamente se escucha movimiento en las escaleras y siento que el pulso se me acelera. Busco con la mirada algo dentro de la habitación que pueda utilizar para defenderme, pero no lo encuentro. Bajo la mirada a la mochila de mi amiga y decido abrirla. Encuentro partes de su equipo de fotografía. Tomo lo primero que encuentro y que al parecer es un pequeño reflector pesado. De pronto se escucha bufar a un gato completamente histérico seguido por unos pasos apresurados bajando la escalera de emergencia. Muevo las cortinas rápido para alcanzar a ver y al asomarme mi frente choca con fuerza en el vidrio de la ventana. Pero que estúpida. Me digo sobándome en el sitio del golpe.   Intento de nuevo ver hacia abajo pero la escalera luce vacía. Al levantar la vista me encuentro con el gato de la chica del apartamento de arriba.

– Hola Coco. – le digo al gato aún molesto.

Abro la ventana y le hablo al animal quien se escabulle al interior de mi apartamento.

– Tu dueña debe de estar buscándote. – le digo tomándolo entre mis brazos y acariciando el suave pelaje del animalito.

– Ven. Te llevaré con tu ama. –

A la mañana siguiente salgo de mi complejo sin ningún contratiempo. Me detengo ante un semáforo en rojo. Subo un poco el volumen del estéreo y mirándome en el retrovisor me acomodo un mechón de cabello fuera de la coleta. Un coche llama mi atención. Frunzo el ceño al recordar que es parecido al que había visto a las afueras del FBI. La luz cambia de color y avanzo. El coche se mantiene dos autos atrás de mí por varias calles. Al llegar a una intersección decido hacer un pequeño desvío y mi corazón se acelera al observar como el coche lo hace también. Ejerzo un poco más de fuerza sobre el acelerador al ponerme un poco nerviosa. De pronto el coche gira y entra a un estacionamiento. Mi pulso solo se relaja un poco. Demonios. Creo que ya me estoy volviendo paranoica después de tanto operativo en la división. Regreso a mi ruta original y conduzco directo al FBI.

Vierto café en la taza de Neal y en la mía. Definitivamente esto se está haciendo costumbre y me gusta.

– Buen día Hardy. – saluda Neal a mis espaldas.

– Hola Neal. – respondo girándome con las tazas en las manos – Buen día. –

– Gracias. – me agradece al entregarle su taza de color verde.

– De nada. – digo dando un sorbo a mi bebida – Sabes. Creo que ya me estoy acostumbrando a trabajar aquí. El ambiente es muy bueno y nunca falta algo que hacer. –

– La verdad es que es muy agradable tenerte por aquí. – dice dando un sorbo de café.

Diana pasa enseguida de nosotros con unas carpetas en las manos, apresurada y con rostro pensativo. Al no saludarnos me giro hacia Neal con rostro confundido y el solo me indica que espere.

– ¿Qué sucede Diana? Luces como si alguien se te hubiera escapado. – dice Neal con una pequeña sonrisa.

– Precisamente eso es lo que quiero evitar. – responde la agente en tono frustrado – Tratándose de personas como Hunter se necesita poner mucha atención ya que llegan a hacer hasta lo impensable para salirse con la suya. Ya vez lo que llegaste a hacer para escapar de la cárcel Neal. De personas como tú se puede esperar todo. –

Master PlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora