Capítulo 23

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- ¿Si... Dean?

- Pues. Yo. - Se paro bruscamente de la silla y miro al ángel. - ¡no lo sé!, ¿si? No crei que fuera importante.

- ¿Entonces por qué creo que más bien tratabas de ocultarlo? ¿Por qué no quieres decirle a Sam? -pregunto el ángel entrecerrando los ojos.

Dean sólo se quedaba callado, mirando a otro lado.

- Dean... ¿Qué es lo que quiere Crowley? -pregunto ya irritado.- ¿o más bien qué hiciste con él?

Dean reaccionó inmediatamente a tal pregunta, indignado porque entendía el sentido de ella.

- ¿Perdón qué? -miro con enojo al ángel.

- Que, ¿qué hiciste con Crowley? -soltó de nuevo el ángel con tono de reproche y irritación.

- ¿¡Qué cosas crees que pude haber hecho con un maldito demonio!? ¿¡En serio pensaste algo así!? ¡por amor de Dios! -gruño el mayor mirándolo.

- Sólo ha venido cuando pueden estar solos, ¡lo dijo Sam! -subió más el tono Castiel. Cosa que casi nunca hacia.- ahora entiendo por qué ni siquiera te molestabas en llamar.

- ¿Qué demonios...? -miro con confusión y enojo al ángel. Dolido por tal insinuación.
Sí, tenía no muy buen historial, pero sin importar que jamás se metería con un demonio.

El ángel camino hacia la puerta, tomó la manija para abrirla e irse y en ese momento el cazador se acercó a él con la intención de pararlo tomandolo por el hombro, pero se detuvo. Estaba cometiendo un error pues la marca se aprovecharía de eso para tomar el control de Dean y someterlo.
Se detuvo apenas centímetros antes y Castiel sintió la cercanía de aquel hombre, así como su cuerpo tenso ante aquel acercamiento. Podía escuchar su respiración más agitada, podía sentir como trataba de no hacerlo tan fuerte para evitar ser escuchado, pero lo sentía tan cerca y lo conocía tan bien que era casi imposible de no notarlo.
Ambos se quedaron así, Castiel sin decir nada, sin voltear y sin salir por aquella puerta y Dean no movió ni un dedo para acercarse o alejarse.

- Sí crees por un maldito segundo que pasó lo que creo que crees con Crowley. Basta porque no es así. -dijo por fin Dean, indignado por pensar que el ángel pensó tal cosa.

- ¿Entonces qué es, Dean? -dijo aun fríamente.

Hubo un breve silencio.

- Ya sospecha que algo me está sucediendo. -dijo por fin Dean casi tan bajo como un susurro, mirando al piso.

- ¿Sam? -pregunto el ángel sin voltear.

- Gracias al cielo no. Crowley.
Castiel volteo y miro al cazador con los ojos abiertos.

- Sí, el mismo rey del infierno.

- Pero... ¿cómo... Dean? ¿Te ha visto?

- No, por Dios, no. -casi grito. Se alejó del ángel y se sentó de nuevo en la silla. Habia una botella casi vacía de whisky y tomo un gran trago directo de la botella.- Hace un par de días Sam y yo fuimos a una cacería. La marca, sus sensaciones unos días se hacen mas fuertes que otros, pero he podido controlarla. Al terminar la cacería estaba sucediendo eso y fui a un bar por un trago. Realmente lo necesitaba. Ya ahí en el bar apareció de la nada y comenzo a decir que había algo diferente en mí y yo solo trataba de tenerla controlada, pero aun asi nunca dije nada y ese maldito demonio no se convenció y siguió viniendo.

- ¿Entonces han sido más veces de la que Sam vio? -dijo con un tono de reproche.

- Si... -suspiro el mayor.- han sido varias veces y por suerte ninguna de ellas ha sido cuando estoy en el peor momento y por suerte aun no sabe lo que sucede contigo y tampoco quiero que lo haga.

The mark of Caín. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora