Capitulo 6.|Dieciocho años.

162 23 4
                                    

"¡Que ruido más insoportable!" pensé, esta era la cuarta vez que escuchaba el teléfono, pero estaba segura de que había sonado muchas más veces. ¿Quién llamaría a estas horas? Todo el mundo sabía que yo dormía hasta la dos de la tarde, nunca me levantaba antes, me daba igual que fuera mi cumpleaños, no era motivo para despertarme.

Con mal humor me levante y agarré mi iPhone. Cincuenta llamadas, cada una de personas diferentes y doscientos mensajes también de otras personas. La gente no tenía mejor cosa que hacer que felicitarme ¿o qué? Pasé de todo y bajé al salón.

Allí descubrí a Esther, a mis padres - ambos hablando por teléfono sin prestar atención- a todos los criados y a mis amigos, me sorprendió ver que estaban mis amigos del internado pero me alegre mucho, hacía tiempo que no los veía.

Nada más verme todos gritaron "¡felicidades!" excepto mis padres que con todo el jaleo salieron de la habitación, no me sorprendió en absoluto ni tampoco me importo, estaba acostumbrada. Todos los demás me abrazaron y me dieron besos. Enseguida me di cuenta de las horribles pintas que llevaba y subí corriendo a cambiarme.

Entre en mi vestidor y cogí un bikini negro con lunares blancos, encima me puse unos shorts vaqueros rasgados y en los pies me puse unas sandalias abiertas por atrás, no me puse nada en la parte de arriba ya que sabía que no lo iba a necesitar. Volví a bajar y ya estaban todos en el jardín, algunos en la piscina otros charlando en las hamacas y otros de pie en el césped. Me acerque a mis amigas, ya se habían conocido, por lo que parecía Angelina y Arianna les habían caído muy bien a mis amigas del colegio interno. Estuvimos hablando de todo lo que nos había pasado después de irnos del internado. También nos bañamos y estuvimos con los chicos.

Después de un rato me di cuenta de que Esther no estaba. La busqué por toda la casa pero no estaba, la llame una, dos tres y hasta cuatro veces, pero nada, no contesto. Me preocupe mucho, pero no podía dejar a todos mis amigos allí solos. Asique me fui con ellos deseando que apareciera Esther, pero no volvió.

Cuando terminamos de comer, sobre las cinco, todos se fueron y les dije que nos veríamos en la fiesta.

Tenía que prepararme para la noche, pero no antes de buscar a mi amiga. La volví a llamar y esta vez me lo cogió.

-¿Donde estas? Desapareciste sin decir nada, te estuve buscando y te llame.- Le dije preocupada.

-A...Anne- Me dijo entrecortada, deduje que estaba a punto de llorar.

-¿Que ha pasado?- Le pregunte un poco asustada, algo muy grave debía de estar pasando, se había ido sin decir nada y estaba llorando.

-Mi hermana pequeña- paro y lo único que escuche después fueron llantos.

-Ahora mismo voy- Le dije y colgué. Me puse una camiseta y salí corriendo

------------

El despertador sonó. No tuve más remedio que levantarme y vestirme. Abrí el armario y decidí arreglarme por mi cumpleaños, escogí una falda negra un top corto a rayas blancas y negras unos zapatos marrones de cordones y decidí ponerme un sombrero negro. Yo era adicta a todo tipo de gorros o sombreros. Baje a desayunar y mi madre no estaba, no me extraño, hacía como un mes que no la encontraba en casa por las mañanas. Desayune rápido. Agarre del perchero mi mochila de piel marrón y me dirigí al instituto.

Fui al lugar donde mis amigos y yo siempre nos reuníamos antes de clase. No me dio tiempo a reaccionar porque nada más verme mi mejor amiga me estrujo tan fuerte que ni me llegaba el aire y me lleno la cara de besos.

-¡Felicidades!¡Felicidades!¡Felicidades!¡Felicidades!- Dijo Sonia gritando. Que vergüenza, todo el mundo nos empezó a mirar. Mi amiga era así siempre llamando la atención pero yo la quería mucho.

-¡Felicidades pelirroja!- Dijeron las gemelas a la vez. Lo solían hacer, decir exactamente lo mismo al mismo tiempo. A veces daba miedo, pero ellas decían que era cosas de gemelas, telepatía lo llamaban.

-Felicidades fresita- Me dijo Richard más tranquilo. Él era el más calmado, el que nos paraba los pies cuando íbamos ha hacer alguna tontería, nos ponía los pies sobre la tierra y nos hacía ver la realidad. Jamás lo he escuchado gritar. Me llamaba fresita por mi pelo rojo y mis pecas.

-¿Donde lo vas a celebrar Vane?- Me pregunto Sonia. Vane era su apodo para mí.

Si, cada uno me llamaba de una manera diferente, a veces me preguntaba para que me puso mi madre un nombre, si ni siquiera ella me llama Vanesa.

-Ya sabes que no lo voy a celebrar, te lo he dicho millones de veces- Dije rodando los ojos.

Todos sabían de sobra que no me podía permitir una fiesta ni nada por el estilo.

-Bueno pues por lo menos vamos a salir esta tarde a tomar algo.- Dijo Carly.

-Siiii-Salto de repente Richard, alargando la i como un niño pequeño.

-Está bien.- Me rendí y acepte.

Sonó el timbre y cada uno nos fuimos a nuestras respectivas clases. A mí me tocaba con Richard en la misma clase. Cuando íbamos hacía ella me comenzó a hablar.

-Vanesa- comenzó.

-¿Si?- Le pregunte al ver que no proseguía.

-Emm...Me gusta un chico.- Me dijo el chico moreno con la mirada baja, como si le diera vergüenza. Le habían gustado muchos chicos en su vida, había tenido novios y nunca le había dado vergüenza y menos decírmelo a mí.

-¿Quien?- Pregunte, tenía curiosidad y mas por su comportamiento.

-Pues... Liam.- Abrí los ojos por completo.- Si, ya sé que es muy fuerte porque Liam es mi mejor amigo desde que éramos unos niños, que intentamos tener algo pero no funciono y que es mejor que me olvide de él porque lo único que puedo hacer es lastimarme, pero no puedo Valeria, no puedo, no paro de pensar en él.-Dijo con los ojos llorosos .- Pero te lo digo a ti porque eres la única persona en la que confió para estas cosas, porque necesito tu ayuda, eres la única que me da buenos consejos y no lo típico que todo el mundo dice.- termino y una lágrima callo por su mejilla derecha.

"Ohh Richard oh", pensé, mi querido Richard, siempre había sido un romántico y sentimental, era el mejor chico que conocía, atractivo listo, amable y cariñoso, tenía todo lo que una chica desearía, pero también lo deseaban todos los chicos gays. Yo le amaba y como le decía millones de veces si no fuera homosexual estaría colada por él.

-No, renacuajo- empecé a decirle con pena. Le llamaba renacuajo irónicamente por su alta estatura.- ¿porque te tendrías que olvidar de él?- proseguí y él levanto la mirada con una chispa de esperanza en ella.- Dile lo que sientes quizá el sienta lo mismo e intentarlo de nuevo y si no es así, pues podéis seguir siendo amigos, como hicisteis hace unos años.- Termine con una sonrisa al ver la suya.

-Gracias fresita, gracias.-Me dijo dándome un abrazo.- Siempre me sacas una sonrisa.-

Y sonó el timbre. La clase empezó.

La mañana pasó rápido, casi ni me di cuenta. Quedamos a las cinco en casa de las gemelas para ir a una cafetería librería que había casi a las afueras de la ciudad.

Llegué a casa y comí sola, mi madre aun no había llegado, me pareció extraño. Llego un poco más tarde le pregunte porque había tardado tanto y no dijo nada, solo saco dos pequeños pasteles con una vela en cada uno, las encendió y empezó a cantar cumpleaños feliz como todos los años hacía desde que tengo memoria, con su voz dulce y melodiosa. Soplé las velas y pedí un deseo, "que nada ni nadie impida este momento ningún año." me repetía todos los años para mí misma y sonreía, rezaba cada noche para que jamás desapareciera aquel bonito momento.

Después de hacer las tareas mi madre y yo nos sentamos en frente de la televisión como cada tarde hacíamos para ver nuestra telenovela favorita.

Llegaron las cuatro y media y me prepare para salir. La casa de las gemelas no estaba muy lejos de la mía pero necesitaba salir un cuarto de hora antes. Sonia llamo a mi puerta, habíamos quedado para ir juntas ya que vivíamos casi al lado, pero como siempre llegó impuntual. Asique tuvimos que salir corriendo para no llegar tarde.

➰➰

Hola❤

Solo gracias.

Besos, Bel:3

Mi otro yo.|Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora