Capítulo XII: Trabajando por primera vez

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Joseph.

Que día el de ayer, para nada divertido, finalmente la platica con mi mamá me ayudo mucho para pensar sobre Meredith y Karol. Hablando de Meredith veo que recién llega a la escuela.

—Hola Medth, —Ella me da un beso  pequeño en los labios. 

— Joseph ¿Podemos ir a las gradas a hablar? — Pregunta seriamente a lo que yo asiento. Caminamos hasta llegar a dicho lugar. — Yo... quería pedirte perdón, no fue nada correcto lo que te hice en tu casa es solo que ... — Hace una pausa — Andrea me metió malas ideas y...—Interrumpo.

— Tranquila, al contrario, yo quería pedirte perdón porque has estado al pendiente de mí a pesar de que yo marque cierta distancia y también por no decirte que fui a casa de Nick.—Ella para entender, se ve muy arrepentida.

— Bueno creo que mejor vamos a clase, ¿Mañana estudiamos para el examen?—Cambia de tema y aquí es donde todo se vuelve a complicar.

— No puedo, —Meredith me mira asombrada.— Nick quiere que le ayude a hacer una sorpresa para la chica que ama.

—¿La chica que ama?¿La conozco?

—Mmmm, no, es solo algo pasajero, creo.

—Esta bien Joseph, no quiero interponerme entre tus amigos finalmente debo aprender a confiar en ti— Le doy un abrazo pero me siento mal por mentirle.

—Vamos rápido a clase, Medth, bueno espera, sé que he sido un tonto pero ten este es para ti. — Digo sacando el pequeño collar con el ying — Tu serás el ying y yo el yang ¿Aceptas?

— Acepto— dice con una gran sonrisa, le pongo el collar lo cual hace que la vea feliz.

 — Bueno ahora si te llevo a tu clase.

[...]

Después de las clases y explicarle a Nick que me cubra con Meredith, obviamente Nick no estuvo del todo de acuerdo pero acepto. Llega la hora de ir al trabajo...

Así que maneje a dicha empresa, estoy muy sorprendido por el tamaño de la empresa aunque es obvio; la empresa del padre de Nicolás es la más famosa de toda la ciudad, ojalá algún día la empresa de mi padre pueda llegar a ser así de grande, aunque estoy consiente que todo lleva su tiempo.

Cuando entro a la recepción la chica que atiende esta hablando por teléfono, aclaro mi garganta y se da cuenta de mi presencia, en seguida me regala una sonrisa coqueta.

— ¿En que puedo ayudarte chico? — Termina la oración con un guiño.

— Estoy aquí para trabajar como mensajero, he hablado con el señor Omar y... 

—¿Haz hablado con el jefe? —Me mira sorprendida la chica, — En los cinco años que llevo trabajando nunca, de verdad nunca he hablado con él, es más ni siquiera cruzado mirada.

— Bueno, creo que podemos dejar la conversación para otro día, me interesa saber  si me mando a un lugar o que debo de hacer.

— ¡Oh! cierto,—Se da un pequeño golpe en la frente— que distraída soy, ¿Cuál es tu nombre?

— Joseph Lavigne.

—Lavigne...Lavigne...Lavige... —Comienza  a buscar en su computadora.— Vaya  que sorpresa— Sigue leyendo el monitor —Joseph Lavigne Hernández, tienes que ir a la oficina del jefe, ultimo piso. 

— Gracias — Respondo amable.

— Será un gusto trabajar contigo — Me regala una sonrisa la chica estoy un poco sorprendido porque pienso que me llevo entre cinco y siete años con ella y a pesar de eso me coquetea muy descaradamente.

Todo Por Un Maldito ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora