Capítulo XX: El ritmo del corazón.

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Joseph

Los días pasan, el verano avanza y, con él, se acercan los resultados de la universidad. Estoy a una semana de terminar junio, un mes que ha sido un torbellino de emociones. Meredith y yo presentamos nuestras solicitudes y ahora estamos a la espera de las respuestas. Mientras tanto, tratamos de disfrutar el tiempo juntos antes de que la universidad y otros compromisos nos separen.

Para celebrar nuestro noveno mes como pareja, decidimos salir a divertimos. Después del cine y una cena tranquila, terminamos en el parque de diversiones, subidos en la rueda de la fortuna. Desde aquí arriba, la vista es increíble: el bosque, las luces de la ciudad y el cielo estrellado.

Meredith suspira, claramente preocupada.

— Joseph, estoy muy nerviosa. ¿Y si no me aceptan en la universidad? — Su voz tiembla un poco, pero trata de disimularlo con una sonrisa nerviosa.

— Meredith, tú eres la chica más inteligente que conozco. Estoy seguro de que serás de las primeras aceptadas.

— Pero, ¿crees que podamos mantener nuestra relación? Digo, la escuela nos quitará mucho tiempo. ¿Y dejarás tu empleo? — El empleo. No puedo dejarlo, pero tampoco puedo decirle a Meredith la verdad sobre mi carrera.

— Cariño, el amor lo puede todo. Primero esperemos a ver si me aceptan. Aunque tú seguro que entrarás, señorita García.

Ella sonríe levemente, pero su preocupación no desaparece.

— Ojalá. Oye, ¿tú aplicaste para medicina, verdad? — Mi sonrisa se desvanece. Meredith nota el cambio en mi expresión. — Joseph, ¿para qué aplicaste?

— Para mercadotecnia. — Su expresión se vuelve seria de inmediato.

— ¿Por qué una carrera que no quieres estudiar? ¿Qué pasó con medicina? — Su tono es casi de reproche.

— Meredith, soy un chico y, si quiero ayudar a mi familia en el futuro, tengo que estudiar algo práctico. Además, hablé con tu abuela y me dijo que tu papá es muy tradicional. Quizás el esposo de tu hermana o yo tengamos que ayudar a tu padre algún día.

— Pero eso no es justo, Joseph. ¿Y Yamileth? — Meredith está visiblemente molesta.

— Ella está estudiando Letras Hispánicas, pero no parece muy interesada en algo empresarial. No creo que quiera estudiar algo para trabajar en una empresa.

— Jos, amor... — Meredith intenta acercarse a mí, pero yo me alejo ligeramente.

— Sé que te molesta mi decisión, pero es un sacrificio que tengo que hacer. Todos los sacrificios tienen su recompensa, ¿verdad?

— Pero Joseph...

— Meredith, tengo a ti, tengo una familia a la que amo. No importa si estudio algo que no me gusta, porque tengo todo lo que me hace feliz.

— Pero a mí me haría feliz que tú hicieras lo que realmente quieres. — La rueda de la fortuna comienza a moverse hacia abajo, y siento el peso de sus palabras.

— Soy feliz y te amo. No te preocupes por mí. Y, por favor, no digas nada a mi familia.

— Está bien... — responde Meredith, pero puedo ver que no está convencida.

La rueda se detiene y bajamos, caminando por el parque. El aire es fresco, pero el ambiente entre nosotros está un poco tenso.

— Te amo — le susurro mientras la abrazo por detrás.

— ¿Quieres dar un paseo? — pregunta, tratando de cambiar el tono de la conversación.

— Claro, ¿a dónde vamos?

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⏰ Última actualización: May 10 ⏰

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