Capítulo XIX: Hay que dejar vivir

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Joseph

—¿Nervioso? — me pregunta mamá, con esa sonrisa valiente que siempre pone aunque esté claramente preocupada.

—No más que tú, tranquila. Todo va a salir bien, no olvides que pase lo que pase yo estoy contigo — le respondo mientras le doy un suave apretón en el brazo para reconfortarla. Ésta es la primera vez que viene al tratamiento de la quimioterapia.

Entramos al centro hospitalario. La espera en la sala de quimioterapia se hace larga, el silencio está cargado de ansiedad. Mamá está haciendo su mejor esfuerzo por no mostrar cuánto la afecta estar aquí, pero puedo ver cómo sus dedos tamborilean sobre el reposabrazos.

Finalmente, nos llaman. La doctora es amable y profesional; nos saluda con una sonrisa cálida y nos explica en qué consiste el tratamiento, advirtiéndonos sobre los posibles efectos secundarios. Mamá asiente con seriedad, pero sus ojos reflejan el miedo.

—Es hora de comenzar el tratamiento — dice la doctora mientras me indica que espere afuera mientras acompaña a mamá a la sala de quimioterapia. No quiero dejarla, pero obedezco.

Espero afuera, tratando de mantener la calma, pero la ansiedad se acumula. No puedo dejar de preguntarme cómo será este proceso para mamá, y cuántas veces tendré que verla pasar por esto. Después de un rato, la doctora vuelve.

—¿Todo está bien?—No puedo evitar preguntar.

—Sí, todo bien. La señora Jocelin está dormida mientras recibe su quimioterapia. Le dije que sería más fácil si se duerme — responde con calma.

— Esta bien, supongo que quiere decirme algo.

— Si, como bien sabe el cáncer de su mamá ya esta algo avanzado aunque aun no es demasiado tarde. Es bueno que ya haya empezado a tratarse, se nota que es una mujer muy generosa — Sonrió— Pero esta enfermedad es una de las más difíciles y de gran sufrimiento. Normalmente las personas con cáncer, en especial las mujeres suelen entrar en depresión por lo que tanto usted como su familia deben de darle esa cercanía y darle a entender que no esta sola. Pero también no vayan a tratarla como alguien que esta enferma ¿Entiende?

— Si, claro — Respondo seco — Somos una familia muy unida y no estamos dispuestos a dejar a mi mamá sola.

— Bien. Entonces continuo.

La doctora me explica la dieta que debe seguir y me da consejos para hacer más llevadero el tratamiento. También me recuerda que no es necesario que siempre esté con mamá durante el tratamiento, pero para mí no es negociable: siempre estaré ahí para ella. Salgo a ver a mi mamá que esta plenamente dormida, dijo la doctora que se puede sentirse cansada después del tratamiento.

Mamá espero que te recuperes, tu puedes ganar la batalla.

Paso el tiempo de la consulta y al fin llegamos a casa, mi mamá se ve un poco cansada pero sigue igual de parlanchina.

—Anda, mamá, ve a recostarte. Hoy fue un día largo — le sugiero.

—Para nada, Madison llegará en cualquier momento para su clase — insiste, justo cuando suena el timbre. — Oh, escucha, esa debe ser ella.

—Mamá, cancela la clase, necesitas descansar — trato de convencerla, pero ella no quiere decepcionar a su estudiante.

—Hijo, lo siento. — Dice y se va abrir la puerta, Jocelin Sullivan esta me la pagas— Pasa Madison.

— Eh no, Madison es una gran honor que hayas escogido a la mejor profesora de piano que conozco pero hoy no puede darte clase, venimos del hospital y mi mamá lo único que necesita es descansar. —Trato de cerrar la puerta en su cara pero Madison antes entró.

Todo Por Un Maldito ErrorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora