Después de derribar tres árboles a golpes, volví a la camioneta. Mi teléfono sonó, era Joseph.
―¿Qué pasa ahora?
―Sabes por lo que te llamamos ―me habló Ray.
―No, no sé a qué te refieres, ¿qué quieres de mí ahora? ―Lamentablemente, por teléfono, no podía leer las mentes.
―De ti nada, es a Abril a la que queremos.
―Ya, ¿y qué tengo que ver yo en eso?
―No te hagas el tonto, Manuel, ella está contigo, ¿verdad?
―¡¿Qué?! ―¿Mi hija había escapado?―. Ella no está conmigo, Ray, tú la enviaste a su cuarto, ¿la buscaron bien?
―Nick revisó en toda la casa y no la oye.
―Maldito el día en que todo esto empezó ―maldije en voz baja―, si algo le pasa, lo pagarás muy caro.
Ray guardó silencio.
―Iré a ayudar a buscarla ―dije al fin.
―No lo hagas, no te necesitamos aquí.
―Entiendo, que les vaya bien con la búsqueda. Ojalá no la encuentren demasiado tarde.
Colgué y corrí hacia el bosque, mi hija debió haber ido allí y ese lugar era un peligro en toda la extensión de la palabra y más.
Percibí su presencia, sus pensamientos le recordaban lo infeliz que había sido su vida, cada sufrimiento y cada dolor lo sentía en su corazón como estocadas. Pensó en su amor por Ray, el que consideraba enfermizo por la forma en la que él la trataba, no entendía cómo podía amarlo. Mi hija quería morir y no podía permitirlo, pero no llegaría a tiempo para salvarla. La dormí, necesitaba ganar tiempo para que los demás la encontraran, estaba demasiado lejos de mí.
Max estaba en el sector donde yo me encontraba, por lo que corrí a su encuentro, no podíamos perder más tiempo.
―¿Qué haces? ―me preguntó nada más verme.
―Vayan al acantilado norte, allí se encuentra en estos momentos, está dormida.
―¿Tan lejos está?
―Salió hace mucho rato, creo que ni siquiera fue a su habitación. Tiene pensamientos suicidas que llevará a cabo en cuanto despierte. Apresúrense, no creo que pueda mantenerla así mucho más, está demasiado lejos. ¡Ah! Y dile a Ray que se cuide, la guerra está empezando y Marina, como te dije antes, está muy cerca, cada vez se acerca más y utilizará cualquier medio para acabar con ustedes.
Di la media vuelta y me fui, esperaba que llegaran a tiempo. Escuché a Max dirigirse a Leo y a Joseph para que corrieran al acantilado norte. Leo se transformó en un animal, no supe en cuál, pero seguro sería uno mucho más rápido que nosotros. Creo que por primera vez rogué al Cielo. Mi hija no podía morir, si lo hacía, ya no volvería a la vida. Jamás.
YOU ARE READING
Las Lunas de Abril IV : Luna eterna
VampireEsta es la historia de Manuel, cómo conoció a Luna, cómo formó su primer clan y cómo a través de los siglos y milenios vagó en busca de su hija y de su amada, cómo dio su vida por ellas y su reencuentro con su hermano. Una historia donde la Luna si...