5: maldecidos

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La invasión de los dorios a mi tierra no fue del todo justa, su ayuda provenía de otros seres, sí, de Mala'ikan y Catalina. Ellos nos confinaron en uno de los salones de palacio, a toda la familia real.

Catalina se acercó a Licurgo, quien sostenía a su hija en sus brazos.

―¿Sabes lo especial que es esta niña? ―le preguntó con desdén.

―No te atrevas a lastimarla ―le advirtió mi hermano.

―¿Lo impedirás? No puedes ―se burló.

―Ella no tiene nada que ver en esto.

―Ella tiene todo que ver, es a causa de ella y de la otra por lo que estamos aquí, de otro modo, te aseguro que jamás habría pisado este mugroso lugar.

―¿Qué quieren? ―interrogué yo.

―Sin saberlo, ustedes resultaron ser los guardianes de dos estrellas, la hija de la Luna y la hija de Júpiter.

―¿Qué dices? ―preguntó mi madre.

―No te hagas la tonta, Eurínome, tú sabes muy bien de lo que habla Catalina ―intervino Mala'ikan.

―¿Madre? ―inquirí, si ella sabía algo, era el momento de decirlo, aunque por mi parte, claro está, sabía que mi hija era descendiente de mi Luna, pero eso no tenía que ver conmigo, ¿o sí?

―Ustedes son semidioses, es algo que no se les ha ocultado, hijo, somos descendientes de los dioses que nos cuidan y nos protegen.

―Esas son superche... ―me quedé con la frase a medio terminar, ¿en realidad podía asegurar que eran supercherías como lo pensaba hasta hacía muy poco tiempo?

―¿Qué decías, Medonte? ―se mofó Mala'ikan―. ¿No crees en cosas sobrenaturales?

Guardé silencio ante su evidente burla.

―De todas formas, esto que dices respecto a Luna o a Júpiter, no lo sabía ―prosiguió mi madre.

―Song Yha, tu nieta mayor es nieta de Júpiter, ¿no es así, Palas? Viniste a la Tierra para huir de tu padre y de tus ancestros, querías experimentar cosas nuevas y tuviste una hija con un medio humano, cosa que tu padre no te perdonará.

La esposa de mi hermano se puso a la defensiva, ¿de verdad había estado viviendo entre dioses, semidioses y cosas extraordinarias, y no me había dado cuenta?

―Así es ―contestó Mala'ikan a mis pensamientos―. Has sido muy iluso al creer que tenías la razón siendo tan escéptico, ¿sabes cuál es el problema? Que hoy ya es tarde para asumir y aceptar que todo aquello en lo que no creías es realidad y está a tu lado, incluso, está dentro de ti.

Las Lunas de Abril IV : Luna eternaWhere stories live. Discover now