Aquel día lo pasamos comprando ropa, calzado y algunos artículos de uso femenino. Podría haberlos hecho aparecer sin más, pero fue entretenido hacerlo así, recorrer las calles con ella, como hubiese querido hacerlo con mi hija.
―¿Puedo ser como tú? ―me preguntó mientras tomaba un café tras las compras.
―¿Quieres ser como yo?
―Sí ―respondió resuelta, pero con timidez.
―¿Por qué?
―Porque no tengo razón para seguir viviendo así, a mi madre no le importo, solo quería el dinero que llevaba a casa; mi exnovio me dejó por la única amiga que tenía, lo entiendo, ¿sabes?, era mucho mejor que yo...
―¿Mejor que tú? ―La interrumpí.
―Mírame, no soy nada. La gente que se acerca a mí solo lo hace para burlarse en mi cara. Cualquiera es mejor que yo.
―¿Por eso has pensado en el suicidio?
Me miró como si hubiese sido pillada en falta y se encogió de hombros.
―A nadie le importo. En realidad, no sé si quiero morirme, matarme o solo ser invisible. Quiero estar tranquila ―terminó con lágrimas en sus ojos.
―A mí me importas ―le dije tomando su mano―, lo digo en serio.
―Pero tú no me conoces.
―Me importas y te quiero, desde antes de que llegaras a esta vida.
―¿Puedo ser como tú? ―insistió.
―¿De verdad quieres? ¿Para qué?
―Para desaparecer de este mundo, para poder escabullirme y que nadie, nunca más me moleste.
―No es tan sencillo, niña, hay cosas que aprender, hay cosas que saber, al convertirte en vampira, se te abrirá todo un mundo de posibilidades, pero también de mucha responsabilidad.
De reojo vi a Mala'ikan en una esquina del café, pero no nos miraba, sus ojos pasaban de nosotros, por instinto, miré hacia el lado opuesto y allí estaba Catalina con un hombre, ella no nos había visto. Busqué con la vista a Mala'ikan y me hizo un gesto de que debíamos salir de allí. Él nos había ocultado de la vista de esa hechicera.
Salí con mi joven protegida a toda prisa, la pegué a mi costado para elevarla un poco del suelo y corrí con ella hasta mi auto que estaba estacionado cerca de allí.
―¿Qué pasó? ―me preguntó al entrar al departamento; cosa rara en una mujer, no habló en todo el camino ni protestó.
―Reaccionaste un poco tarde ―bromeé.
YOU ARE READING
Las Lunas de Abril IV : Luna eterna
VampirosEsta es la historia de Manuel, cómo conoció a Luna, cómo formó su primer clan y cómo a través de los siglos y milenios vagó en busca de su hija y de su amada, cómo dio su vida por ellas y su reencuentro con su hermano. Una historia donde la Luna si...