11: recuerdos fugaces

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A las cinco en punto llegué al pozo de Jen, estaba impaciente por ver a esa chica que Mala'ikan decía era mi hija.

―Hola. ―La voz más dulce sonó en mis oídos, me di la vuelta y me encontré con ella. Me quedé de piedra. Mi corazón la amó de inmediato―. ¿Todo está bien?

―Sí, sí, hola, perdón, es que... ¿Viniste sola?

―Mala'ikan me dejó cerca.

―Ya. ¿Te dijo para qué nos encontraríamos?

―No necesitó decírmelo.

―¿Lo sabes?

―Lo supe en el instante en el que te vi esta mañana.

―¿Lo supiste?

―Sí. Mala'ikan me explicó que, como es mi segunda reencarnación, aún puedo recordar muchas cosas y recuerdo tu cara, yo era una bebé.

―Eso fue hace mucho tiempo ―medité, yo no recordaba nada.

―Sí, Mala'ikan me explicó lo de tu maldición.

―Y me recuerdas.

―Sí, estás igual ―indicó con una sonrisa.

Le tomé la mano y recuerdos fugaces pasaron por mi mente, la tenía en mis brazos, la hacía dormir, le hablaba y cantaba, no me gustaba apartarme de ella, la amaba tanto.

―Eras tan bella ―mencioné con emoción, si hubiese podido llorar, estoy seguro de que las lágrimas hubieran brotado sin control.

―¿Y ya no? ―preguntó con algo de diversión, quizá para no llorar.

―Sí, sí, eres muy bella.

―¿Aunque me parezca a Catalina?

―¿También lo sabes? Pues, aunque se parezcan físicamente, no tienen punto de comparación. Tú eres hermosa.

Ella se sonrojó y bajó la cara.

―¿Cómo es tu vida? ¿Eres feliz? ―Quise saber.

―No ha sido fácil. Mi mamá murió cuando yo nací y mi papá se fue de la casa, me crie con mis abuelos, que me dejaron cuando yo tenía doce. Desde ahí he tenido que trabajar. Como soy pobre, ningún hombre se ha querido casar conmigo. Estoy sola, trabajo todo el día...

―Eso ya no ocurrirá más, te vendrás conmigo, yo cuidaré de ti, soy tu padre, tu primer padre y no te abandonaré.

―Pa...

No terminó la frase, cayó desplomada entre mis brazos.

Las Lunas de Abril IV : Luna eternaWhere stories live. Discover now