5.- Otra coincidencia

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5.

Devuelveme mi diario
Y

Otra coincidencia

Un gusto conocerte al fin en persona, rojita

Esas palabras no dejaron de repetirse en mi cabeza ni un solo segundo, reproduciéndose en él una vez tras otra; no podía creer que no solo se hiciera con mi diario e intentara amenazarme con él sino que también invadiera mi privacidad leyéndolo.

La ira recorrió todo mi cuerpo y podía sentir hervir mi sangre, estaba segura que si fuera posible ya me estarían saliendo humos por las orejas pero aun así me contuve e hice lo que cualquier dama con modales, sentido común y paciencia haría....

Acabar con él

Yo no tenía ninguna de esas características

Sin pensarlo apenas salté encima del cuerpo del chico sin darle tiempo de reaccionar cayendo ambos al piso de cemento, yo encima de él, mientras él me miraba con sus ojos azules oscuros abiertos como si estuviera loca.

— Devuelve me mi diario — forcejee tratando de conseguir su mochila pero él me lo ponía muy difícil moviéndose mucho con la mochila en sus manos — ¿Acaso no me oíste, estúpido maleducado?

Ya estaba sosteniendo su camisa negra acercando sin querer su rostro al mío. Podía detallar cada uno de los rasgos de su rostro; esos ojos azules tan oscuros como la noche, su piel tan pálida como el papel, los mechones de su cabello negro carbón desordenado en su frente, sus labios rosados ligeramente abiertos por la sorpresa. 

Toda la gente que pasaba nos miraba raro.

— ¿Mamá, por qué se pelean esos chicos? — preguntó un niño tirando de la falda de su madre para señalarnos desde la otra acera

— Son unos salvajes ni los mires.

— Ya suelta me, rojita no traigo tu diario conmigo — dijo en un tono neutral

Pasé un rato debatiendo entre hacerle caso a alguien sin respeto a los demás o sostener su camisa toda la eternidad, rendida solté su camisa y me dispuse a levantarme sacudiendo el polvo en mis jeans rojos con mis manos y suspiré agotada.

— Y aunque lo tuviera conmigo dártelo es lo último que haría — agregó parado justo detrás a mí, en mi oreja, invadiendo mi espacio personal, ponía sentir su cuerpo pegarse a mi espalda y su respiración en mi oreja

Así que me alejé. El chico podía llegar a intimidar a cualquiera si se lo proponía y yo no era la excepción.

— Eres un... ¡arg!

— ¡LO SÉ, SOY IRRESISTIBLE!  — gritó detrás de mí siguiendo mis pasos acelerados

— ¡DEJA DE SEGUIRME!

— !NO TENGO LA CULPA QUE VAYAMOS POR EL MISMO CAMINO!

Genial, ahora tenía que practicar autostop

A través de mi diario [En Proceso 💕]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora