2.- Un diario

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2.
Haciendo el ridículo:
Mi especialidad
Y un diario

Sin apenas darme cuenta había llegado. Tuve que suspirar de cansancio por última vez antes de adentrarme al enorme patio. El suelo estaba cubierto por cemento y los jardines a ambos lados estaban pulidas en formas mientras el césped adornaba su alrededor. La fuente en forma de un ángel en una postura extraña se encontraba en el centro del inmenso terreno mientras el parking lleno de coches descansaba en las puertas del instituto. La imponente infraestructura compuesta de ladrillo tejar, gris, se hacía cada vez más intimidante cuanto más cerca estaba, tenía estructurado tres intimidantes alas; dos delgadas y en medio la más extensa.

El patio estaba totalmente vacío, dándome la bienvenida un patio abandonado y en total silencio. No se me hizo complicado moverme hasta adentrarme en las enormes instalaciones del instituto París High School. Con pasos acelerados me moví por los inmensos pasillos también desiertos, el mayor centro de concentración estudiantil en esos momentos solo podía ser uno: El comedor.

La idea de un conjunto de bestias peleando por alcanzar su comida primero pasó por mi cabeza. Así era aquí. Sacudí mi cabeza y me concentré en lo principal.

Tenía que llegar a mi sala antes de que me descubriera el director, quien por una extraña razón me tenía  manía. El universo jugó a mi favor,
justo en el comedor se había armado una guerra de comida entre mi salón y el B. Siempre habíamos sido rivales.

Seguro había partido.

Siempre que habían partidos de fútbol durante el fin de semana el instituto tendía a dividirse en dos, no literalmente. No era de extrañar que al final del día ver a alguno ahorcar a otro, solo tendrías que hacerte el oidos sordos. Era la escusa perfecta para juntarnos los estudiantes  añadiendole la ausencia de la mayoria de los profesores.

— ¡No se juega con la comida! —  exclamó desde el comedor alguien a quien reconocí sin apenas verla.

Allie...

Ella siempre había sido la delegada de mi clase, era como una pequeña tradición así que sin necesidad de elecciones ya era considerada como delegada. Era la mejor de la clase aunque muy mandona a pesar de ser rubia, se dice que las mates la enloquecieron.

— No seas aguafiestas, Allie... Osea, como siempre. —  Se quejó Zack intentando molestar, como siempre. Él es... Él, siempre andaba molestando, sobretodo a Allie, o divirtiendo la clase aun cuando no debía. Osea, siempre.

Él es un castaño de cabello exageradamente ondulado que le queda perfectamente bien. Tiene unos ojos color miel hermosos, una piel cremosa y algo morena por el verano y un cuerpo perfectamente proporcionado que resaltaba su cuerpo a pesar de la camisa roja que llevaba puesta, y en el labio inferior llevaba un pequeño pircing casi indetectable.

—  Y tú no seas idiota, idiota.

Pasé de largo el comedor. Los gritos se oyeron cada vez lejanos y a pesar del hambre, que me estaba matando, mi objetivo era llegar primero al salón. Mis pasos eran sigilosos y cautelosos como toda una espía secreta, contra la pared a pasos lentos y calculados. Y aunque la gente me mirara extraño, mi plan seguía en pie... Bueno, seguía hasta que choqué con un cuerpo superior al mío que me obligó a retroceder y mirarlo a la cara. Lo detallé desde los pies subiendo lentamente.

A través de mi diario [En Proceso 💕]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora