Capítulo V - Secuestro

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Héctor Black

¿Por qué me siento de esta manera?

Es la pregunta que me atormenta desde que conocí a esa chica.

¿Qué es lo que me has hecho Sofía?

Reflejos de ese beso llegaron a mi mente. No me la he podido sacar de mi mente, sea había impregnado en mi mente así como sus besos en mis labios. 

-"Aun puedo sentirte. ¿Qué me has hecho?"

No podía dejar de pensar en ella. Le dije que no podía volver a suceder nada entre nosotros. Mi determinación de tan solo tener una relación profesional con ella era inminente. Sin embargo, mi cuerpo se oponía rotundamente. Respire profundamente intentando sacármela de mi mente. Entonces, imágenes de aquel accidente llegaron a mi. Sangre, muerte, cadáveres por doquier, solo un sobreviviente.

Ya no sé en que pensar.

El cómodo asiento de mi auto me confortaba. Todas las luces del estacionamiento estaban apagadas y es cuando escucho un sonido metálico rozar las paredes detrás de mi auto haciendo eco por todo el lugar. Mis agudos sentidos me indicaron inmediatamente de donde venía y volvió a repetirse, aunque esta vez provenía de otra dirección. Lo mismo vuelve a ocurrir en otra dirección. Nadie más sabía de este estacionamiento además de mi hermano y yo.

-"Jajajaja..."

Se escucha unas risas mal intencionadas. No podía escuchar sus latidos.

-"Vampiros".

Murmuro mientras salgo del auto.

Hace tiempo que no estiro mis piernas.

De la nada, sale un hombre con una espada para atacarme.

¿De verdad? ¿Me ataca solo?

Esquivo con mucha facilidad y este se tambalea un poco, recupera el balance atacándome al instante pero esquivo sin mucho esfuerzo.

Esto es aburrido.

Detengo su espada con mis propias manos, le doy un cabezazo aturdiéndolo mientras lo despojo de su espada y le atravieso la garganta con la misma.  Cae de rodillas ante mi, sus ojos expresaban miedo y dolor. 

Apenas era un neófito.

-"No deberías atacar a un vampiro experimentado tu solo, menos si eres un simple neófito".

La sangre salpicó por todos los lados mientras se ahogaba en ella.

-"No te preocupes, no morirás amenos que te arranque la cabeza, te clave una estaca o te lleve a solearte un poco".

Su ojos miraron hacia otro lado delatando la posición los demás.

¿Por qué me la ponen tan fácil?

Uno de ellos me intenta atacar por detrás con un hacha vikinga. 

Interesante.

La esquivo con mucha facilidad con la espada en la mano y le abre la cabeza en 2 a su compañero quien estaba de rodillas frente a mi. Aprovecho ese momento y en un movimiento rápido le corto la cabeza con la espada que tenía.

Tiene buen filo.

Comienzo a escuchar como iban pasos apresurados, huyendo despavoridos.

Son tan lentos.

En un parpadeo, sostengo a uno de ellos por el cuello y lo estrello contra unas de las enormes columnas que había en este estacionamiento. Le quité la capucha para verlo de frente pero no tenía rostro.

Entre ColmillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora