Prólogo

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Siento una extraña sensación. Estaba acostada en una pequeña pero muy cómoda cama.

Aunque... algo anda mal.

No sé por qué pero siento que respiro muy forzadamente. A pesar de estar cómoda, me siento confundida. 

Me falta el aire.

Al abrir mis ojos no podía ver nada, todo estaba oscuro y también se me dificultaba moverme, no estaba amarrada pero el espacio era muy estrecho y es entonces que me doy cuenta donde estoy.

What the fuck!

¡Estoy en un puto ataúd!

Mis nervios se pusieron de punta, comencé a golpear con desesperación, mi ritmo cardiaco estaba rompiendo récords.

¡AYUDA! ¡POR FAVOR!

Mi voz se quebró, comencé a llorar del pánico que sentía. No podía creer que ese maldito me enterró viva. Tenía que salir de aquí.

Mi pánico crecía más y más en esta abrumadora situación. Sentía que estaba hiperventilando. Tenía un nudo en la garganta que ya no me dejaba pedir ayuda. De tanto pataleo y de tanto llorar, ya me sentía hasta cansada. Mis lágrimas no dejaban de brotar, mis mejillas empapadas estaban ardiendo por mis lágrimas que se sentían como lava. Me estaba rindiendo. 

No puedo creer que vaya a morir aquí.

Dije entre sollozos. Ya me estaba quedando sin oxígeno, mis ojos se cerraba. Me sentía derrotada, no podía creer lo que estaba pasando, aun mi mente no terminaba de procesar. Tan solo quería ayudar a mi padre. 

Voy a morir aquí, sola...

Mi padre tiene cáncer, tan solo quería ayudarlo, tan solo quería... ayudar a que se salvara.

Papá, perdóname pero...

...te fallé...

Entre ColmillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora