Entre Colmillos

Capítulo XVII - La noche más oscura II

Sofía Hernández

No podía creer lo que estaba pasando, me sentía genial y apenas podía controlarme. Sin embargo, está sed que sentía era insaciable. Fuimos a la entrada de la mansión a la llegada de un deportivo rojo. Una mujer muy elegante se bajó el auto.

—No puede ser.— Comenta Black de forma desagradable. No le agradaba aquella mujer. —Hola mi querido Héctor.— Se acercó para besarlo pero él la rechazó.

¡Atrevida!

—¿Qué es lo que haces aquí?— Le pregunta Jack con una mirada fría. Sentía una tensión muy fuerte aquí, no sabía lo que estaba pasando. — Tengo un recado para ustedes.— Nos dice mostrando una carta. No me agradaba para nada en la forma que nos miraba. Ademas, por alguna razon que desconozco, me daba mala espina. Cindy toma la carta y luego mira a Black con horror ofreciendole tomar la carta. —¿Qué pasa? ¿Qué dice la carta? — Pregunté insterica, necesitaba saber si se trataba de mi padre ya que no entendía nada de lo que sucedía. Black respira profundo y nos aparta a todos alejandonos de aquella mujer. Black me deja ver la carta y no era más que un trozo de papel con algo escrito, no era una carta.

Quiero la otra mitad de la fórmula.

Era lo que decía cuando me doy cuenta que estaba escrita con sangre. —¿A qué se refiere con la otra mitad de la formula? — Black respira hondo y me mira a los ojos. —Tu padre no tiene cáncer Sofía, nunca lo tuvo.

Mis manos comenzaron a temblar, no podía creer lo que estaba escuchando. Mi padre ha estado en hospital, y luego en coma por culpa del cáncer y ahora me entero de que no tiene cáncer.

¿Pero que carajos está pasando?

—Black, lo siento pero si vas a ser honesto conmigo este es el momento. Quiero que me digas todo.

Black, no aparta su mirada de mi y sus palabras dejan sus labios haciéndome estremecer.

—Tu padre estaba trabajando en un suero para mi. Necesitábamos hacer pruebas, todo fue exitoso pero Jones pensó que iba a traicionarlo y quiso destruir el suero, así que antes del incendio, tu padre cambio el suero por otra sustancia. A lo que se refiere con la mitad de la fórmula es por que el suero está dividido en dos dosis. Tu padre te inyectó una y el día del incendio se inyectó la otra el mismo. Esa inyección fue la que lo salvó. Sin embargo, hemos tenido que mantenerlo durmiendo y bajo observación para evitar ciertos riesgos ya que los resultados no fueron iguales a los tuyos.

Mi cabeza daba vueltas, no sabía cómo procesar esta información.

—¿Qué me inyectaron exactamente? ¿Para qué era el suero? ¿Y qué rayos tiene mi padre exactamente?— No sabía que pensar, estaba enojada, frustrada.

—Tu padre mostró comportamiento de agresividad y descontrol, atacó a varios en el centro donde lo teníamos, por eso decidimos mantenerlo sedado.— Fue lo que Black me respondió. Cómo si eso era mejor que el cáncer. —!Espera! 'Dice quiero la otra mitad de la fórmula'. Eso quiere decir que, ¿quien envío eso tiene a mi padre?— Yo estaba impaciente, quería destrozar algo cuanto antes. —Lamento que así es.— Me respondió Jack.

Sin pensarlo dos veces, vi a aquella mujer y solo pensé en estrangularla, me lancé contra ella en un parpadeo y ahora estaba yo estrangulando a esa perra, mis ojos rojos brillando y mis colmillos al aire, se sintió tan bien hasta que esa maldita me dio un puñetazo que me mandó a volar hasta estrellarme contra la pared. Black la detuvo poniéndose de pie en frente de mi yo, quería ir tras ella, pero él me detuvo. Cindy estaba a mi lado y Jack la sujetó.

—Lárgate o te arrepentirás.— Le susurró Jack al oído pero fue sorprendente poder escucharlo. Aún estaba sorprendida por las capacidades que había adquirido. Sin embargo, la innegable angustia por mi padre evitaba sentirme bien esta nueva yo. —See you later my love. Later bitches!— Se despidió arrojándose un beso a Black y una mirada cortante a los demás. Se subió a su deportivo rojo y de un acelerón se marchó.