Capítulo V.

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Bèstia.

Corro, pero esta vez si siento que algo me persigue y sé que si hubiese querido ya me agarraría, entonces, ¿por qué no lo ha hecho?

No pienso, solo corro.

Al llegar a las escaleras siento un déjà vu por la otra noche. Subo lo más rápido que puedo y por impulso miro para abajo... ahí está, esa sombra con ojos rojos.

Me trago el grito que quiere salir de mi garganta y entro rápidamente a la habitación, cierro la ventana justo cuando lo veo, una gran sombra deforme, dos esferas rojas con puntos negros desfigurados, nada más, no hay nada más, no hay cejas, no hay pestañas, boca, nariz, orejas, cabello, nada.

Me alejo de la ventana y la sombra retrocede, la miro directo a los ojos.

Vamos Adelainë, no le tengas miedo.

Va poco a poco hacia atrás y sube, entonces corro a mi cama.

No vuelvo a salir, no vuelvo al bosque.

Eso ni tú te lo crees, tu curiosidad es muy grande.

***

Estoy paranoica, juro ver sombras en todos lados. Ojos rojos con negro en la televisión. Cuando voy al baño mejor entro en la ducha y evito la bañera.

Miro en la calle para todos lados, siento que algo me persigue, que me ve desde lo lejos.

Bajo a la cocina por helado, voy al refrigerador y saco el bote, busco una vacija pero luego la dejo de nuevo en su lugar. Con bote, cuchara en mano y una botella de agua vuelvo a mi cuarto.

Cuando entro y voy a mi escritorio para seguir estudiando me quedo tiesa viendo lo que hay en mi mesa.

Correctamente acomodado está el libro.

P-pero...

Dejo el helado en la mesa y cojo el libro, está húmedo; hojeo las páginas y lo dejo caer cuando veo el motivo de su humedad. Sangre. Tiene sangre. Las dos páginas que están, supongo en catalán, mojadas con salpicadura de sangre.

Reculo viendo el suelo con terror.

Tengo que decirle a alguien, pero ¿quién me va a creer?

¿Quién va a creer que ví una sombra en la noche con ojos rojos?

Además de que nadie más sabe que voy al lago sola.

Me agacho lentamente y cojo el libro con las manos temblorosas, busco una toallita y con suma delicadeza seco sus hojas.

Cuando está seco vuelvo al escritorio y cojo una cucharada de helado.

Con ayuda de Google traduzco las únicas dos páginas que están en otro idioma, creo:

Cada 555 millones de años, un huracán azota el pueblo de la oscuridad, removiendo el hogar de la bestia más temida de la eternidad.

Aquél que lo mire a los ojos estará condenado a sufrimiento.

Skaurs es su nombre, nunca lo digas, nunca lo pienses, nunca lo retes y jamás lo mires a los ojos.

El día en el que la bestia se eleva el mundo se oscurece, el miedo teme y el diablo se esconde...

Dejo de leer.

Ay mierda.

Mierda.

Mierda.

Yo...

Yo lo miré a los ojos.

Dos veces.

Estás muerta.

Cállate.

Doy vueltas por la habitación con las manos en la cabeza.

Toda la tarde entera me la paso pensando en eso, en eso, en eso.

La noche.

Llega la noche.

Lo que más temo.

Me pongo mi pijama y me acuesto mirando para todos lados.

2:25 a.m. eso es lo que marca el reloj.

Me siento y miro mi habitación oscura, la luz de la luna a penas y alumbra algo.

Dirijo mi vista a la puerta principal sin saber porqué, mantengo mi mirada ahí por lo que siento horas.

Ésta se abre lentamente y una mano negra con grietas se asoma, luego otra mano aparece.

Retrocedo en mi cama con miedo.

La puerta se abre completamente y una sombra en forma humana se visualiza.

Retrocedo más.

Se empieza a retorcer, los sonidos de huesos rompiéndose me aterran y poco a poco baja hasta ponerse de forma canina, se eleva como si fuera a competir para una carrera y su cabeza (que no tiene nada, solo oscuridad) da un vuelta completa, lentamente vuelve a su posición inicial. Da vueltas como si estuviera poseído por algo y se para, me mira y sin poder dejarme pensar está sobre mi. La sombra se denigra, volviendo a ser esa cosa con ojos rojos, se eleva para después bajar y empiezo a sentir como me falta el aire.

—¡AHHHHHHH!—Me despierto removiéndome en la cama— ¡Mamá!,¡Mamá!

En un parpadeo mi madre entra precipitadamente a mi cuarto con el rostro preocupado. No dejo de removerme con miedo.

—¿Qué pasa, cariño?—. Se sienta en la cama y sostiene mi rostro—Mírame mi amor, no pasa nada, solo fué una pesadilla.

No lo fué.

La sombre en mi espejo me demuestra que no fué una pesadilla.

Algo En El Bosque Te ObservaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora