Capítulo VI.

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Rosas negras.

Ya nada es igual. Ya no veo el pueblo hermoso y fantasioso. Lo veo oscuro y con secretos que causarán destrucción.

Mi vida ha cambiado desde que decidí abrir y leer ese libro.

Siento que floto en este espejismo llamado tierra, siento que si estoy pero a la vez no.

¿Qué hago?

¿A quién le cuento?

Hace días que ni con mi conciencia hablo. Estoy callada, no me muevo de mi cama releyendo y releyendo lo que ya sé, porque de tantas veces leerlo me sé de memoria mi destino, uno que yo misma me impuse.

Me miro al espejo y suspiro.

Tengo manchas debajo de mis ojos, eso que tú llamas ojeras, el pelo sucio y grasoso, las uñas también están horribles y ni hablar de mi ropa que se ha basado en pijamas después de llegar de la escuela.

Me desnudo y me quito todo la mugre en la ducha y entonces, después de casi cuatro semanas y media puedo sumergirme en la atina con espuma.

Recuesto mi cabeza en la encimera que rodea la atina y me relajo, algo que hace mucho no hacía.

Mi mente recoje todo lo que ha pasado, volviéndolo una bomba de tiempo que tarde o temprano va a explotar.

***

Voy a la biblioteca- he ido mucho en los últimos días- y me siento en el lugar de siempre, una esquina alejada de todos.

Estoy leyendo la segunda parte de una saga cuando escucho un grito desesperado, veo al rededor pero nadie se ha inmutado, ¿no lo escucharon?

—¿Alguien escuchó ese grito?—. Pregunto en voz alta y se me quedan mirando como si estuviera loca. —¿Nadie?— susurro extrañada.

Lo vuelvo a escuchar, esta vez es bajo, como un gemido doloroso, entonces me paro y corro a la parte de atrás de la biblioteca seguida por Camryn.

—¡NOOO!—Camryn grita—No, no, no, Jake, ¡JAKE!— lo mueve, lo toca pero el no reacciona y yo solo puedo ver el hoyo del tamaño de una bola de Baseball en su estómago, es negro y puedo jurar que le atraviesa el cuerpo. Camryn llama a emergencias y vuelve y se arrodilla al lado de el.

—A-Adelainë— gime dolorosamente— Adelainë— esta vez con más fuerza ya que Camryn lo escucha.

—¿Jake?, Jake ¿qué dices?

—A-Adelainë—. Repite— A-Adelainë.

—Estoy aquí, ¿qué pasa Jake?, ¿qué pasó?

—Adelainë—Me ve, la vida yéndose poco a poco de sus ojos— E-el... El...

La mano que sostenía la de Camryn cae lentamente y veo como su pecho baja pero no vuelve a subir.

—¿Jake? ¡¡JAKE!!

La gente empieza a llegar al escuchar los gritos, más personas viendo cómo Jake está en los brazos de Camryn sin vida.

Me alejo del lugar escuchando los gritos desolados de Cam y la alarma de la ambulancia.

¿Por qué no paraba de decir mi nombre?

¿Qué quería decirme con su último aliento?

¿Por qué solo yo escuché sus gemidos de agonía?

¿Qué está pasando en el maldito pueblo?

***

Mis padres, tíos y abuelos nos prohibieron a todos los niños de la casa salir, según ellos es peligroso.

De la escuela a la casa, uno de ellos nos buscan y no salimos más.

Para mí no es para tanto, no he escuchado otros gritos o gemidos de dolor. Aunque aún me pregunto porqué los escuché y los demás no.

El día del entierro de Jake es hoy y quiero estar ahí para Camryn.

Me pongo un jean negro y camisa del mismo color, unas botas a los tobillos con tacón cuadrado del mismo color y mi pelo suelto.

Bajo a esperar a mi papá que será el que me acompañará, más tarde se nos une el resto de la familia.

En el cementerio veo a la mayoría del pueblo y es que todos se conocen entre si. Cam está sentada en una de las tantas sillas del lugar, sola, su madre murió hace unos años y su padre está de viajes por un motivo desconocido, eso me contó cuando días atrás nos conocíamos.

—Papá, voy con Cam.

—No más lejos de ahí—. Lo dejo hablando con Harry.

—Hola—. Me acerco y la abrazo. Sería estúpido preguntar cómo está.— Lo siento mucho Camryn, no sé por el dolor que pasas pero estoy aquí para ti.

—E-Era lo único que te-tenía— se derrumba en mis brazos y la siento dónde estaba aún abrazándola.

—Llora, está bien que llores.

Los minutos pasan y el resto de mi familia llega, desde lejos les doy una sonrisa a boca cerrada y sigo abrazando a Cam.

El entierro acaba y todos tiran rosas blancas a la tumba, cuando voy a lanzar la mía, antes de llegar al fondo se convierte en negra y, cuando toca el fondo es blanca, con uno de sus pétalos manchada de negro.

Pero...

¿Qué fué eso?

Pestañeo para alejar mis alucinaciones y acompaño a Cam a su casa con mi padre detrás.

La abrazo—. Cualquier cosa me llamas, ¿si?

—Si, gracias por todo.

—Siempre.

La abrazo por una última vez y vuelvo a mi casa.

***

—Oye, mocosa, ¿te pasa algo?—. Mi tío entra a mi cuarto al ver la puerta abierta.

—No, ¿por qué?—. Odio mentirle a el.

—Estás extraña, ¿hay algo que me tengas que decir?, Sabes que no le voy a decir a mi copia barata.— Cierra la puerta y sonriendo coje la silla de mi escritorio para sentarse al lado de mi cama.

Cuando entiendo de lo que habla me sonrojo de la vergüenza.

—¡No!, por Dios—El se ríe con burla—. No es eso y no me pasa nada, te lo aseguro.

—Ajá, y a ti te gusta bañarte.

—¡Si me baño!

—Cuando te sale querer bañarte.

—Si sigues así le diré a Papá que fuiste tú el que cogió sus tenis y los llenó de lodo.— Borra su sonrisa y la mía sale.

—¿Qué quieres a cambio?

—Nada, por ahora.

—Ade...

—Shu, shu, largo de aquí señor petulante.

—Adiós, mocosa manipuladora.

Se va modelando y cuando está en la puerta da un giro dramático y me tira un beso, río como loca y sigo haciendo tareas cuando cierra la puerta.

***

Me levanto corriendo al baño con unas gigantes ganas de hacer pis, en el camino choco el dedo pequeño del pie con la esquina del tocador y solo cierro los ojos que se me aguan.

—¡Ayyy!, malditas esquinas, mierda, mierda.

Cojeando llego al baño.

Me lavo las manos, me las seco y salgo, pero no doy más pasos, me quedo en shock viendo mi cuarto... Mi cuarto lleno de rosas negras.

Algo En El Bosque Te ObservaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora