Capítulo II.

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Después de la tormenta viene la calma... ¿No?

Mandy dejó detrás destrucción y caos; autos volcados, casas destruidas, árboles gigantes en las calles, personas sin hogar, todo un desastre, es, hasta ahora, el huracán más fuerte que ha tocado Foscor.

Nuestra casa no fué una de las afectadas, por eso estoy afuera ayudando con lo que pueda y a los que pueda.

Lo que son mis tíos, primos y hermana están viendo que pueden donar, hay que ayudar con lo que podamos.

Ahora mismo me dirijo con Harry-un amigo de la familia- al basurero del pueblo que está en lo más profundo del bosque, por suerte tiene un camino de asfalto.

Veo por la ventana los gigantes árboles y sonrío, amo mi pueblo, amo su naturaleza y lo fantasioso que puede llegar a ser.

Harry aparca y ayudo a bajar los escombros de las casas destruidas, los tiramos al gigante hoyo que más tarde será quemado y volvemos al pueblo.

***

El día entero se basó en pequeñas lluvias por minutos y en que todas las personas del pueblo ayudaran a los necesitados.

Cayendo la noche, ya después de cenar con mi familia, mi cama me espera reluciente; me tiro de cara a ella agotada, y con toda la fuerza de voluntad me levanto para ducharme (con agua que guardamos) y poder dormir limpia.

Pijama simple -short y blusa negros- y a la cama.

***

Me levanto desorientada y veo la hora reflejada en el reloj que está en mi mesa de noche: 3:01 a.m.

Ya sin sueño- si, sin sueño- me levanto y me pongo una licra cambiando el short, unos tenis y en silencio salgo por mi ventana.

Tengo ésta nueva manía de despertarme -inconcientemente- a las tantas de la madrugada y salir al bosque, sola.

Bajo por las escaleras que están medio ocultas por unas enredaderas y me dirijo al bosque.

Muchas personas no entrarían ni locos y menos de noche y más cuando está lloviendo a cada minuto, pero lo hago y realmente no sé porque.

Llego al lago del pueblo, que está en lo más profundo de este, a ese que van los adolescentes y niños cuando hace mucho calor y me recuesto en el tronco de un gran árbol sintiendo automáticamente la humedad en mi trasero.

La oscuridad es una de mis cosas preferidas, mirar al infinito, es como ver todo y a la vez nada.

Cierro los ojos disfrutando de la soledad y del silencio. Respiro hondo y siento que me voy a volver a dormir cuando escucho algo. Adiós paz.

Un bramido, pequeño y hasta se podría decir bajito que nadie lo escucharía.

Me levanto con sigilo, haciendo ruido al quebrar los múltiples palitos que hay en el suelo.

Lo vuelvo a escuchar y doy una vuelta de 360° grados buscando algo, buscando de dónde viene y entonces... Lo veo.

Entre los árboles gigantes diviso dos gemas rojas brillantes y en el medio puntos negros, me quedo como estúpida e hipnotizada viendo las dos gemas cuando, desde mi punto de vista, lentamente hay un parpadeo y entonces corro.

Ay no puede ser, Dios.

¡Corre estúpida!

Algo En El Bosque Te ObservaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora