Dix-huit

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Confederación Argentina abrió las puertas de una patada, atrayendo la atención de todos los países que estaban en la sala, se encontraba de muy malhumor y pobre del que se cruzará en su camino.

Su malhumor tenía nombre: Francia. Ese hombre había aprovechado un momento de debilidad y la había utilizado, se sentía humillada por haber admitido que aún albergaba sentimientos por el francés a pesar de todo, a pesar del tiempo.

-Che ma ¿me pasas la lapicera?- Confederación gruño, mientras que pasaba de forma brusca la lapicera a las manos de Argentina- ¿qué pasa?

No contesto, no se sentía con ánimos de agarrarse a las piñas con su propio hijo, puesto que sabía que sería capaz, ella quería violencia, quería pelear con alguien pero sabía que no podía, y eso la frustraba aún más.

-Parce ¿Esta bien?- pregunto un país, justo detrás de ellos, hablándole a su hijo.

-Sí, rajemos así no ripiemos, que nos hace cagar a todos- aconsejó de forma sabia Argentina mientras que se alejaba del mal humor de su madre.

-Ma rose, me alegra que te sientas mejor- una alegre voz se dirigió a ella, mientras que Confederación trataba de controlar su rabia y no saltarle a la yugular para arrancarle la traquea.

-Explain me why I must accompany you whenever you want to talk to her {Explícame por qué debo acompañarte cuando quieras hablar con ella}- susurró el Inglés, tratando de que Confederación no lo oiga, tarea que no logro.

-Porque es un cobarde, es lo que es- bramó con molestia Confederación Argentina, mientras que enfrentaba a ambos con una mirada molesta, era claro lo que sus ojos expresaban: aléjese, peligro.

-I ask him, dear {Se lo pregunte a él, querida}.

-Bien, ahora yo les pregunto a ambos ¿por qué no se van de mi jodida vista?

-But look how nice! I did not remember that you were so rude {¡Pero mira que lindo! No recordaba que fueras tan grosera}- Inglaterra jugaba con fuego, no, no con fuego, Confederación era hielo, era el hielo en el desierto, te acercas a ella, con la idea de refrescarte, te apegas como una lapa, sin notar que su misma frialdad quema tu piel y se expande, siendo mucho peor que el mismo fuego.

-No recuerdo que fueras tan estúpido, engreído y patán, pero aquí estamos, el tiempo nos hace olvidar cosas ¿no, querido?- contra ataco de nuevo, muy molesta.

Inglaterra ahora estaba molesto, ambos estaban molestos y eso era una combinación peligrosa, eran muy seguros de si mismos, ambos también eran tercos y orgullosos, no retrocederian un paso.

-If you had a bad day, do not throw us shit to us {Si tuviste un mal día, no tires mierda sobre nosotros}- dijo con molestia, pero manteniendo ese toque calmado y paciente con el cual engañaba a todos, a todos menos a Confederación Argentina y a Francia.

-Si ves que estoy teniendo un mal día, date la vuelta y vete, tal vez así mejore un poco.

Inglaterra sonrió con melancolía, mientras que los recuerdos lo invadían.

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"Un inglés acariciaba la mejillas de la argentina con gentileza, mientras que está disfrutaba de las caricias y cerraba los ojos, ambos estaban en una pequeña colina, alejada de todo y de todos, y mientras el Inglés se mantenía apoyado en el tronco de un árbol cercano, Confederación se encontraba con la cabeza sobre su regazo.

-Ayer estabas de muy malhumor ¿qué te pasó?- pregunto la argentina mientras que abría los ojos y admiraba al Inglés desde abajo.

-Nada importante, pero cuando eso pase, no te conviene estar cerca, linda, cuando este de malhumor, solo vete"

Memory de amour |FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora