No era de extrañar que el alfa Klaus me hubiera vuelto a vencer. Esta vez no tenía nada que reprocharme, me había empleado como lo mejor que podía. Y esta vez él lo sabía. La ronda había durado bastante más que la anterior, había estado un poco más igualado que antes el combate, aún así seguía sin ser rival para él.
—Ves, ahora sí —dijo victorioso de haberse salido con la suya.
—Tú no has estado nada mal—vacilé e intenté recobrando el aliento.
El atisbo de una sonrisa se hizo camino a través de la comisura de sus labios.
Se alejó de mi para llamar la atención de la clase y darla por finaliza.
Cuando salí de la sala vi a Conan apoyado en la pared de enfrente.
—¿Esperas a alguien? —le pregunté.
—Justo acaba de salir —sonrió y se colocó a mi lado.
Ambos pusimos rumbo a las habitaciones.
—¿Y bien? ¿Qué has pensado? —preguntó ansioso por conocer mi respuesta.
—Sigue sin convencerme la idea —respondí de inmediato.
Seguimos caminando, por su expresión estaba ideando algo, se mostraba pensativo y ansioso de convencerme. Una vez estuvimos cerca de mi habitación se detuvo y me cogió del brazo.
—Hope espera, —su rostro cambió por completo. Parece que se debatía internamente entre dos opciones.
Soltó mi brazo, y luego con los suyos me envolvió y posó su labios sobre los míos. Me aparté al instante.
—¿¡Conan que diablos te crees que estas haciendo!? —grité.
Forcejeé para quitarme sus extremidades de encima. Él me sostuvo más fuertemente y volvió a acercar su rostro para intentar besarme.
—¡Conan no quiero! —grité.
A pesar de estar a centímetros de mi parecía no escucharme.
Volví a forcejear y esta vez me liberé por completo y caí al suelo.
—¿¡Y a tí ahora que te pasa!? —seguí gritándole alterada— ¿¡es que no me oyes o qué!?
Dió un paso hacia mi.
—¡Para! —volvía gritarle mientras me levantaba.
Dado que Conan no decía ninguna palabra decidí partir. Estaba molesta, ni siquiera se había dignado a perdirme perdón o a decir algo.
Por suerte para mi ya habían arreglado la instalación del agua que daba a los baños de las habitaciones individuales, así que podría asearme tranquila e intentar evadirme de este mal rato. Me metí de inmediato en mi cuarto, donde recé internamente porque estuviera Emily.
Me desplomé en mi cama sin pensarlo.
—¿Hope? —dijo Emily con un atisbo de preocupación saliendo del baño.
Era evidente que mi rostro revelaba que algo no andaba bien. Dejé mi mirada puesta encima de la suya.
—¿Estás bien? —dijo mientras se sentaba frente a mi, en su cama.
—Bueno... Es Conan, me... —hice caso omiso a la parte de mi que quería olvidar el tema, porque sabría que no podría— me ha besado —divagué con la mirada por toda la sala y volví a ella— quería que parase, pero no me hacía caso y me ha asustado.
—Faltan dos noches para la luna llena, ¡que capullo! —dijo indignada Emily.
—¿Qué tiene que ver la luna llena en esto? —pregunté confusa por su respuesta.
—Hope, lo más seguro es que quisiera marcarte —dijo aún furiosa— no pienso dejarte sola ¿vale? —intentó endulzar un poco la voz.
Cada día entendía más que sabía menos de lo que yo pensaba sobre mi naturaleza lobuna, es decir, no tenía ni idea a que se refería con que quería marcarme. Aún así no se lo pregunté, me limité a asentir y agradecerle en silencio a Emily lo atenta que estaba siempre de mi. Estaba segura de que le caería genial Scarlett.
Miré hacia el baño y me levanté dispuesta a entrar.
—Voy a ducharme ya —le avisé mientras mis piernas ya habían puesto rumbo.
—Espera —dijo antes de que pisara la primera baldosa que daba al baño.
—¿Por qué quiere Conan marcarte? —preguntó curiosa, pero sin dejar de estar preocupada.—No lo sé —dije totalmente sincera. Ni siquiera sabía que conllevaba eso.
¿Qué os está pareciendo?👀👀 Por cierto hay un par de personas que me han preguntado si podría actualizar más, entonces os comento por aquí a todos que ando algo liadilla pero si queréis puedo subir dos capítulos a la semana, los lunes y viernes. Ya me vais diciendo ¡Hasta el próximo capítulo <3!
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Compañera de un alfa
FantasyHope, había obtenido otras habilidades además de la de transformase. Nació marcada por el fuego. Eso era algo permanente que llevaría consigo misma hasta el final de sus días. Eran seres poco comunes. La diosa Luna había obsequiado a algunas familia...