Capítulo 7: Sanación tardía

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Sentía una fuerte presión en la cabeza. Abrí los ojos cuando fui consciente de mi misma y examiné el entorno que me rodeaba. No había estado antes aquí, tenía que ser la enfermería dado los utensilios y aspecto de la sala.

—Evans, ¿Cómo se siente? —preguntó la enfermera con un tono amable que se situaba sentada sobre una silla al otro lado de la habitación.

La miré algo desorientada.

—Bien —dije mientras me sentaba sobre la camilla en la que estaba tumbada.

—Conan te ha traído del comedor, me ha dicho que estabas inconsciente en el suelo y se ha preocupado bastante al ver que al rededor de tu cabeza había un pequeño charco de sangre —hizo una pausa— por alguna razón tu cuerpo no sanaba al ritmo que debía hacerlo, así que he tenido que intervenir. ¿Es algo que te ocurre normalmente? 

—No —mentí.

No me podía creer que me estuviera pasando esto.

Se acercó a mi con un recipiente lleno de pastillas, extendió su mano y me ofreció una.

—Sigues tenido una pequeña brecha, esta pastillas te suavizará el dolor, —hizo una pausa— si mañana no ha sanado por completo deberías volver. 

Se lo agradecí y ella me indicó la salida.

Aún estaba algo desorientada y dolorida por el golpe ¿Quién habría sido y por qué?

Caminé de regreso a mi habitación y me dispuse a prepararme para ir al entrenamiento. Llegaba tarde, así que me di toda la prisa que pude y en menos de diez minutos estaba lista. Me dirigí hacia mi sala y cuando llegué, antes siquiera de abrir la puerta, podía escuchar la voz de Klaus explicando un ejercicio. Respiré hondo y recé por no llamar la atención de toda la clase al entrar. Fue en vano. Al abrir la puerta varias miradas se clavaron en mi. Fueron solo unos segundos pero se me hicieron eternos. Luego me incorporé en el grupo como una más. Volví a ver más gente nueva en la clase.

Seguí la lección como pude. Sentía un gran dolor de cabeza y no conseguí concentrarme mucho en la lección.

—¿Hope? —me llamó Klaus al acabar la clase.

—¿Sí alfa? —respondí de inmediato.

—¿Te encuentras bien? —preguntó con un pequeño atisbo de preocupación.

—Si, perfectamente —mentí y avancé decidida a abandonar la sala.

Lo cierto es que sentía que me ardía la cabeza por el golpe y los bruscos movimientos que había ejercido.

Temía que en ese momento volviese a estar escuchando los latidos de mi corazón, porque hasta yo misma había notado que se habían acelerado un poco. No podía dejar de pensar con que cada paso que daba en este campamento acercaba más al resto para descubrir mi verdadera naturaleza. Ni siquiera llevaba una semana, es más, en mi primera clase ya había sorprendido a mi alfa, y no estaba segura de si era para bien o para mal, pero ideaba hipótesis para averiguar de dónde había venido mis habilidades para la lucha sin disciplina técnica. Así que no debía darle ninguna razón para que trazara más teorías.

—Hope —volvió a llamarme.

Me detuve.

—Un alfa no solo guía, enseña y protege a su manada —suspiró— lo que quiero decir es que, podemos ser tanto un punto de apoyo, como de seguridad y confianza. Así que, si durante tu instancia bajo mi mando necesitas...

—Lo entiendo —le corté.

Quizás había sonado un poco borde, pero sólo quería salir de aquella sala en la que ahora nos encontrábamos sólo nosotros dos. Su olor, su voz, su elegancia y gracia al moverse me resultaba encantador, no quise que su presencia me nublara el juicio y me negué a pensar que ciertamente me gustaba estar cerca de él. 

—Simplemente necesito descansar —dije mientras le dedicaba una pequeña sonrisa a modo de despedida.

Y tras aquello salí de la sala sin darle la oportunidad de hablar. 

No acudí a la hora de la cena, no me apetecía. ¿Cómo podía dolerme tanto un golpe en la cabeza?

¡Hola queridos lectores! Aquí tenéis este capítulo <3 Sé que es bastante cortito, por ello a final de semana tendréis otro. ¡Hasta el próximo capítulo!

Compañera de un alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora