Capítulo 13: Una sombra

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El alfa Klaus había demostrado lo importante que era trabajar la disciplina técnica y estratégica. Por lo que cuando dijo que la clase la haríamos en al aula nadie protestó.

Seguimos practicando nuevas doctrinas, parecidas en ciertos aspectos a las de las clases anteriores. El alfa Klaus tenía métodos distintos de enseñanza con respecto a otros alfas, aún así eran válidos, funcionales y eficaces. Yo misma había notado el cambio en mi forma animal. Nuestros cuerpos iban siendo educados y al ritmo de una semana se notaba la diferencia.

Las miradas que el alfa Klaus me dedicaba eran indescifrables. No sabía como interpretarlas. En parte las percibí juguetonas y divertidas. ¿Es que acaso estaba probando alguna hipótesis de las que había dicho tener esta mañana?

Al finalizar la clase, Keina se acercó a el alfa Klaus, como en la clase anterior. ¿Es que acaso lo iba a convertir en costumbre? En realidad no debería molestarme, pero Keina siempre que podía se acercaba a él. Por algunas conversaciones que mantenían sospechaba que se conocían de antes, o por lo menos sus familiares. Era igual, no es incumbencia mía.

Me fui de allí tan rápido como pude.

Cuando fui al comedor para la cena, seguía sin haber rastro de Conan junto a Owen. Emily me miró buscando una aprobación para sentarnos junto a él, aunque eso ya lo había elegido ella.

Nos sentamos junto a Owen.

—¿Conan no ha aparecido todavía? —quiso saber Emily cuando nos setamos.

Owen se encogió de hombros.

—¿Ha desaparecido? —pregunté inmediatamente. Yo lo había escuchado ese mismo día hablar con Lynn.

—Si, bueno... le comenté a Emily en el entrenamiento, que Conan lleva sin pasar por la habitación desde esta mañana —se arrascó el cuello con su mano derecha— seguro que no es nada —quiso intentar darle poca importancia.

—Lo mismo se encuentra mal y ha estado en la enfermería —añadió Emily.

Asentí con la cabeza y me ensimismé mientras comía. Mis pensamientos giraban en torno a la conversación que habían tenido Conan y Lynn esta mañana ¿por qué aparecía yo en ella? E incluso el alfa Klaus notaba que algo andaba mal y me lo había dicho. 

... 

La noche estaba tranquila, la luna se asomaba en lo alto del cielo, y aún le quedaba esta misma noche para estar en su máximo esplendor. Emily ya estaba dormida y entre la arboleda que daba a mi habitación me pareció ver un lobo. Un lobo cuyos ojos me eran familiares. Un lobo que sabía que había visto antes, aunque mi memoria no era capaz de situar en qué momento y dónde. No era ninguno de mis compañeros de eso estaba segura. 

Baje hasta el patio. Sabía que no debía de hacerlo, que no debía salir del recinto. Dejé que mi piel rompiese las telas y que mi forma animal fuese todo lo que quedase. Entonces empecé a correr. Me sentía tan bien bajo los rayos de luz que emitía la luna que cuando me quise dar cuenta me había alejado bastante de las instalaciones.

La sombra ya no estaba. Ni siquiera había rastro de ella.

Decidí volver, era absurdo. Había salido a correr en mitad de la noche porque me había parecido ver algo, que no entendía el por qué me resultaba tan familiar.

De regreso, el alfa Klaus estaba en el patio. Me vio llegar y su rostro no sabía si interpretarlo para bien o para mal. 

Acto seguido de verme se quitó la camiseta y me la lanzó.

—Póntela —dijo con su melodiosa voz, aunque esta tenía un tono serio.

La cogí y tras un par de árboles me la coloqué. Por suerte la camiseta tapaba todas mis zonas íntimas. 

—¿Me vas a regañar por salir del campamento? —dije intentando sonar firme, aunque la voz bailó durante un segundo.

No respondió.

—¿No vas a decir nada? —dije ante su silencio indescifrable.

Tenía que admitir que la presencia de Klaus se me antojaba cada vez más, y ya no solo porque su olor y su voz me resultasen adictivos, sino porque su forma de ser me llamaba la atención. Parte de mi sabía que no debía de tentar a la suerte, pero estar con él me proporcionaba sensaciones que no había experimentado antes. Me transmitía seguridad. Ahora mismo se mostraba ¿autoritario? ni siquiera soltaba palabra.

—¿Alfa Klaus?—dije sin sonar muy brusca.

—Ese lobo lleva unos días dando vueltas por aquí —fijó su mirada en el bosque— creo que te busca a ti —su voz era cautelosa— será mejor que volvamos dentro.

Esta semana os traeré tres capítulos puesto que la semana pasada solo subí uno.


Compañera de un alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora