Solo nosotros

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Se pegó mas al cuerpo que le brindaba calor, la luz del sol le dio por completo en el rostro haciendo que se removiera. Abrió los ojos muy despacio, encontrándose con el rostro durmiente del avaro a pocos centímetros del suyo. Parpadeó, tratando de recordar lo sucedido la noche anterior, ocultando el rostro en aquel pequeño hueco  entre su cuello y hombro, echando humo por los recuerdos que invadieron su mente como una ráfaga. 

Lo habían hecho, tuvieron relaciones y para colmo en un lugar sumamente abierto al aire libre. Se avergonzaba de si mismo, se sentía como todo un pervertido por haber deseado más luego de ver esa linda expresión en Greed. Aun así, una sonrisa de felicidad adornó su rostro al darse cuenta que era el primero en ver esas expresiones en el de verde, que solo el era testigo de los hermosos gemidos que salían de su boca, se sentía especial, y eso lo hizo sentirse a su vez algo idiota.

Greed-ler se quejó, abriendo los ojos, sonriendo en cuanto pudo observar la expresión avergonzada de Once-ler.

-¿Como dormiste?

-B-Bastante bien, me preocupa mas como dormiste tu. Aun estas atado.-Se apartó un poco, quitándole la corbata de las muñecas con extrema paciencia, sintiéndose culpable por las marcas rojas en estas.  Greed se sentó, estirándose.

-Dormí de maravilla, me duele un poco la cabeza, pero se ira pronto. No había llorado desde... que era un niño.-Oncie se cubrió el rostro, la chamarra del mayor era lo que les había servido para acobijarlos en el frio de la noche, y ahora podía ver que no llevaba su pantalón y el suyo si que lo llevaba puesto, pero con varias manchas en la entrepierna.

-L-Lo siento, te pasare tus pantalones.

-¿Es enserio?-Arqueó la ceja al ver sus acciones.-Me follaste duro anoche, prácticamente ya me viste en todas las posiciones y ángulos posibles y ¿te estas cubriendo los ojos?

-Dijiste que me dejara llevar y eso hice, ahora estoy en mis cinco sentidos, me da algo de vergüenza.-Le pasó sus pantalones, volviendo a cubrirse sus ojos mientras el otro se los ponía.

-Ya puedes ver-Bajó sus manos, tomando sus cosas, mirando alarmado su teléfono.-¿Ocurre algo?

-Tedd y Audrey me llamaron, varias veces. Unas 67, durante toda la noche.-Marcó el numero de su amigo Tedd, encogiéndose al escuchar el regaño que tanto el como su novia le daban por no haber contestado el teléfono. Once-ler se regañó internamente, ¿Por que lo había puesto en silencio? Y entonces recordó como el sonido del tono de llamada lo molestaba mientras se cogía a su novio, por lo que con un movimiento rápido lo puso en silencio y lo aventó a otro lado. Volteó a ver a Greed, relajándose con esa mirada de amor que era solo para él.

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Tedd y Audrey miraban al par de jóvenes sentados del otro lado de la mesa con los brazos cruzados. Se encontraban en una cafetería cerca de aquel kiosco que Greed reconocía muy bien por haberlo visto mucho en su infancia. Ambos se sentían como niños regañados, aunque tenían que admitir que les gustaba que sus amigos fueran los que adoptaran la postura de padres responsables, porque vamos, ser regañado por ellos era mil veces mejor que ser regañados por sus verdaderos padres, los cuales podían ser crueles con sus castigos e hirientes con sus palabras.

-¿Y bien? ¿Por que no contestabas? ¿Sabes lo preocupados que estábamos?-Once se sintió mal, tanto Tedd como Audrey tenían algunas líneas negras debajo de sus ojos, mostrando que en efecto no habían conciliado el sueño.

-Es mi culpa, puse el celular en silencio y...

-¿Por que hiciste eso? ¿No pudiste siquiera mandar un mensaje de que estabas bien?-Audrey por fin dejo su postura de madre molesta, solo para cambiar a una mas preocupada.

Polos OpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora